Sala de espera

Fermín Gassol Peco.- Una llamada al móvil me alertaba de que estaban operando a vida o muerte a un buen amigo. Salí zumbando para el hospital con esa sensación de desajuste que provocan todas las noticias inesperadas que te afectan emocionalmente. La vida parece que va a seguir igual que siempre; que el hoy va a acabar de la misma manera que lo hizo el ayer, que el mañana será lo que hemos planeado hoy y sin embargo en cualquier momento, un golpe en los acontecimientos hace virar el rumbo que toma el día, quién sabe si el futuro o para siempre.
fermingassol
El negocio de la lucha entre la vida y la muerte mantiene una nutrida clientela diaria, inesperadamente elegida. El hospital es como un casino al que te acaba llevando ese permanente juego de la ruleta que es en definitiva la vida…cuando fuera de sus paredes empiezas a perder la partida y quieres acabar ganándola.

La sala de espera de quirófanos estaba llena. Al entrar, el ambiente cambia, todo parece detenerse; los familiares en silencio esperan el desarrollo de los acontecimientos con una incontrolable sensación de vértigo y vacío a la vez. Las caras y sobre todo los ojos, las miradas, lo dicen todo, indican la gravedad de cada situación. Todos juntos esperando y todos solos en la inquietante espera. La fría soledad de los que aguardan con zozobra y angustia el desenlace de la desconocida amenaza que está sufriendo muy cerca de ellos un ser querido.

Las salas de espera de los quirófanos son como unas cápsulas en las que ni el tiempo ni la vida penetran. Un espacio incómodo del que estás deseando salir. Un tiempo al que estás deseando eliminar. Unos momentos que quizá te lleven también a recapacitar lo que es la vida y ha significado para ti quien en esos momentos lo está pasando mal.

Mi amigo ha sacado el cuello en una larga y complicada operación. De momento en ese casino va ganando en su particular y arriesgado juego, en el que los “faroles” no caben. Un casino al que acudimos con el único y obligado deseo de ganar una partida, la partida más importantede la vida: ella misma.

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1 COMENTARIO

  1. Mucha suerte para tu amigo. Si está en el HUGCR que sepa que hay mucho «ángel» trabajando por allí, van de blanco, verde o azul y no tienen alas, pero la inmensa mayoría son una delicia y unos profesionales de quitarse el sombrero. Te lo digo por experiencia en chicha propia.

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