Francesc Torralba ofrece las claves para afrontar desde la mejor actitud la convivencia con el dolor

Luis Mario Sobrino Simal.- Ocultación, desesperación, resignación amargada y aceptación esperanzada. Cuatro estaciones de tránsito por las que discurren todos aquellos que se enfrentan al dolor. Actitudes frente a la adversidad que ha definido esta tarde Francesc Torralba, catedrático de Ética de la Universidad Ramón Llull, en Residencia Universitaria Santo Tomás de Villanueva durante la conferencia titulada ‘Convivir con el dolor’.como-vivir-el-dolor-01

En esta charla, organizada por Aedem-CR, la Asociación de Esclerosis Múltiple de Ciudad Real y enmarcada en el ciclo “Capacitados 2: Jornadas de esclerosis múltiple y otras enfermedades neurodegenerativas”, Francesc Torralba  ha explicado el concepto de dolor, los tipos y formas que puede tener el dolor y las formas de reaccionar ante él. «De lo que se trata es de explicar cuál es la actitud positiva ante el dolor, especialmente en personas y colectivos que sufren algún tipo de dolor, bien sea físico, emocional, social o incluso espiritual. Se trata de ver qué actitudes nos ayudan», comentaba.

Entre éstas destacaba la actitud (negativa) de ocultar el dolor, hacer ver que no existe. A veces, señalaba, se hace para no hacer sufrir a otras personas o para no sufrir una marginación en el trabajo. «Es una actitud explicable pero una mala actitud». Otra sería la desesperación, cuando uno se siente incapaz de asumirlo, de enfrentarse a él. «Entonces se hunde en una especie de pozo muy negro y queda ahogado en él. Esto sucede cuando el dolor es muy intenso y uno se siente impotente. Momentos así todos podemos tener, independientemente de que padezcamos enfermedades graves». Este catedrático de Ética apuntaba que de lo que se trata es de no instalarse en ese momento y de tener la confianza en que habrá posibilidades para poder, cuanto menos, vivir con más calidad de vida. Una tercera actitud, «que todavía no es la buena», es la resignación amargada. «El individuo que no acepta ese dolor, se resigna y amarga a quienes le rodean». La última actitud es la de aceptación esperanzada. «No me gusta, mi dolor es muy grave, pero tengo esperanza en muchas cosas: en el trabajo de los científicos, en las asociaciones de ayuda, en la familia, en los artilugios tecnológicos. Tengo la esperanza de que podré desarrollar una vida lo más  digna posible en un marco de dolor», explicaba.como-vivir-el-dolor-02

Por otro lado, aclaraba que, entre una actitud y otra, hay pasillos. «Personas que se desesperan, luego se resignan y finalmente adoptan la esperanza. Cada uno tiene su proceso y hay que respetarlo». En cualquier caso, subrayaba que el tiempo juega un papel determinante y que, sobre todo,  nunca hay que frivolizar o banalizar el dolor.

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