Terceras partes a veces fueron buenas: «Tu rostro mañana», de Javier Marías

palabrasmarginales3. Veneno y sombra y adiós. Sin duda, de la trilogía compuesta por Javier Marías hace pocos años el tercer tomo es el más conseguido. En él se cierran los cuatro o cinco lazos narrativos lanzados en los dos volúmenes precedentes. Entre ellos, sin ser menos importante, el fastidioso enigma de la mancha de sangre en el suelo de madera de una mansión perteneciente a un reputado profesor británico. El detalle de la mancha de sangre habría de servir al hipotético estudiante de Literatura para trazar un esbozo del estilo narrativo que practica este autor sin par. imagesGNTG33X3Pero hay mucho más que una anécdota en el libro. A bote pronto, cuatro apuntes: primero, el asunto del Síndrome Kennedy-Mansfield, que nos ilustra una teoría (tal vez inventada por el propio Marías) acerca del horror que a ciertas personas les produce pasar a la posteridad con una mala imagen para los que les sobrevivan; segundo, la anécdota de un músico de rock aquejado de ese síndrome y que parece recibir una especie de justo castigo por su promiscuidad menorera (aunque, seguro, Marías elude todo afán de aleccionamiento ético, lo suyo es mera y brillante narrativa de varios quilates); tercero, se nos cuenta el espantoso visionado que el protagonista del libro, el narrador vamos, hace de una cinta de vídeo (o de un DVD, perdonen la inconcreción) en la que se ofrecen al espectador contenidos de un sadismo que no solo rompe las fronteras de la legalidad, sino que además hace al protagonista plantearse el calibre ético de sus jefes y de algunas de las personas con las que ha tratado recientemente; y cuarto y por último, se nos ofrece una reflexión sobre la violencia y su oportunidad cuando las cosas se ponen feas; esto es, que uno puede ser un individuo tranquilo y conforme con la sociedad hasta que alguien le impulsa a luchar por lo suyo: verbigracia, un traductor o un intérprete llevará una vida anodina y gris (aunque el protagonista de esta novela parece no aburrirse nunca) y, cuando ve peligrar la integridad de su progenie, se convertirá en un ángel vengador dispuesto a mutilar si hace falta e incluso a llevarse a alguien por delante. No lo piensen mucho. Marías es el hombre que estábamos aguardando en este valle de lágrimas léxico, morfológico y sintáctico que es el abatido solar hispánico.

Emilio Morote Esquivel
Palabras marginales

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1 COMENTARIO

  1. Desde luego es alguien de juicio muy independiente. Su parentela le ha dado una erudición desmesurada en cinematografía estadounidense y posee un bagaje cultural enorme en novela inglesa; puede falsear todos los géneros en una mixtura metaliteraria indefinible que solo en parte posee referentes reales. La única pega: aunque domina el párrafo y puede escribir frases inolvidables, en otras ocasiones quiere imitar la lengua oral y hace tales equilibros de volatinero con la sintaxis que se pierde y llega a aburrir.

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