Rafael Román (Espacios Montessori): «¿Prefieres ver a tu hijo apagado, abrumado por los deberes y con miedos… o alegre, lleno de vida, creativo y con una actitud respetuosa?»

Eusebio Gª del Castillo Jerez.– Rafael Román es presidente de la Asociación Montessori Andalucía y promotor de Espacios Montessori, un proyecto basado en esta pedagogía que ha iniciado su andadura a comienzos de este año en Granada. Román ofrecerá el viernes 8 mayo, a las 17:00 horas, una charla en la Biblioteca Pública de Ciudad Real organizada por la Asociación Caracolín en la que explicará en qué consiste el modelo Montessori y hablará de su experiencia educativa. Antes, responde a las preguntas de MiCiudadReal.es.

rafa-roman-01Pregunta.- ¿Qué tiene de particular la pedagogía Montessori?
Respuesta.- Que es parte de un modelo educativo completo en el que el niño es el protagonista de su propio aprendizaje. El maestro o maestra (llamados guías) están en un segundo plano. Los niños aprenden en base a experiencias protagonizadas por ellos mismos, con lo cual crecen en un ambiente preparado para cada etapa de desarrollo, rico en estímulos, en el que desarrollan todo su potencial humano, desde su propia autonomía hasta la gestión de sus emociones y el cuidado en la relación con los demás y con el entorno. La escuela Montessori agrupa a los niños de diferentes edades por etapas de desarrollo, no manda deberes a casa ni pone notas. Es una pedagogía que crea un ambiente cooperativo y no competitivo, y la única gran norma para los niños es el respeto a los demás, a la libertad de aprendizaje, a los materiales, a los seres vivos de otras especies (que en el aula siempre hay alguno) y a las personas adultas.

P.- ¿Cómo es un espacio Montessori?
R.- Es un espacio diáfano, luminoso, con acceso al exterior, con materiales de desarrollo agrupados según las distintas áreas curriculares. Se trata de un ambiente agradable, en el que los niños se sienten seguros y donde pueden escoger las actividades a realizar según sus períodos sensibles. Todo lo que está a la vista de los niños también está accesible para ellos. No hay pupitres, sino algunas mesas y sillas, porque hay trabajos que se pueden llevar a cabo en el suelo, pero no en las mesas. Además, hay otro elemento importante en el espacio que resulta invisible a la vista, y es el clima de aprendizaje creado por el guía. Este ambiente psíquico requiere de un trabajo personal continuo y profundo del guía, pues según se siente consigo mismo y según es su manera de tratar con los niños, conseguirá un clima u otro. Entre las claves figuran: la observación, el orden, el silencio, la humildad, el respeto, la precisión, etc. En un espacio Montessori consolidado se aprecia un clima silencioso y respetuoso

P.-¿Qué tiene de especial el material?
R.- El material de desarrollo fue elaborado por María Montessori durante años de trabajo e investigación y responde a las necesidades de desarrollo en todas las etapas y períodos sensibles. Hay materiales sensoriales orientados al afinamiento de los sentidos, materiales de vida práctica que sirven para desarrollar la autonomía cotidiana y el respeto y cuidado por la propia higiene y el entorno, materiales de matemáticas, de lectoescritura, de biología, zoología, geografía, etc. Ni son juguetes, ni es material didáctico. Estos materiales son autocorrectivos, por lo que los propios niños saben del grado de acierto cuando los utilizan. También suelen tener un objetivo directo y otro indirecto. La famosa torre rosa, por ejemplo, es un material sensorial que permite a los niños afinar en la percepción de volúmenes cúbicos con diferencias sutiles entre unos y otros. Sin embargo, indirectamente, están trabajando las matemáticas porque están creando una memoria muscular y la visión espacial del sistema decimal cúbico, así como la diferencia entre volúmenes, entre pesos, etc.

Tan importante como los materiales es la presentación exacta que se debe hacer de cada material a los niños. Dependiendo de cómo sean presentados, así serán usados y aprovechados por el niño.

P.-¿Por qué Montessori y no otra pedagogía alternativa?
R.- Cada proyecto se monta o crece según las sensibilidades y conocimientos de quienes lo ponen en marcha. Montessori, como decía antes, no es sólo una pedagogía, sino un modelo educativo. Parte de una teoría sólida basada en la observación rigurosa y se configura entorno a una filosofía de vida.    María Montessori viene a decirnos que si un niño crece feliz y sin tensiones, en su etapa adulta será más tolerante, optimista, y será más capaz de adaptarse a cualquier situación así como resolver conflictos porque no viene de la infancia con tensiones y necesidades no satisfechas. Esta idea le llevó a considerar que, a nivel macro, el sistema social en una cultura determinada es consecuencia directa de cómo han sido educados los niños en ese contexto cultural. Esto hace de Montessori una apuesta completa para el crecimiento personal. Además, la larga y exitosa trayectoria de escuelas Montessori en todo el mundo y los resultados que están arrojando los trabajos que se realizan en el campo de la neurociencia, avalan y validan esta pedagogía. Otras pedagogías pueden funcionar también muy bien, pero yo me quedo con la que mejor conozco y más garantía me ofrece porque estamos trabajando con niños, personas que se están formando a sí mismas.rafa-roman-04

P.- Háblanos de Espacios Montessori, el proyecto que habéis puesto en marcha este año en Granada
R.- Comenzamos en enero con un grupo pequeño de niños de entre 1,5 y 3 años, una guía Montessori y una asistente, compartiendo el local con una empresa que realiza actividades lúdicas y artísticas por las tardes. El local es un espacio diáfano con grandes cristaleras y sin exceso de decoración. Las mañanas las estructuramos con dos actividades: Montessori, de tres horas ininterrumpidas, y Expresión Creativa, de una hora. Cada mañana, la guía prepara el ambiente cuidadosamente antes de iniciar la actividad. A mitad de la sesión ofrece fruta ecológica. Cuando termina, comenzamos con una actividad de tipo artístico en la que los niños encuentran posibilidades de expresión libre. Inicialmente comenzamos con la música, y ahora vamos a continuar con expresión corporal los dos meses que quedan hasta las vacaciones. El proyecto se está gestionando a través de la asociación Montessori Andalucía. Las cuotas mensuales dependen de la actividad a la que vengan los niños y el número de días a la semana. Si vienen a todo, todos los días, son 240€/mes.

Dado que el número de familias interesadas ha aumentado enormemente, en septiembre nos trasladaremos a otro espacio más grande donde poder tener dos grupos: uno de 1 a 3 años y otro de 3 a 6.

P.-¿Cuáles son las principales reticencias de las familias a la hora de dejar a un lado la educación formal?
R.- El temor a la incorporación posterior al sistema educativo tradicional y a perder la plaza en un colegio por no estar asistiendo desde los 3 años. Ese temor es lógico, pero el choque real tiene un impacto mucho menor que el que creemos. Por las experiencias que conocemos de niños que han pasado de Montessori a la escuela tradicional, en un primer momento están desconcertados, pero después se adaptan con facilidad con herramientas que no tienen los demás. Aceptan los trabajos como retos personales, pues ya tienen interiorizada la actitud investigadora y el amor por su propio trabajo. Por otro lado, la capacidad de relación social está más desarrollada y esto les hace tener mucha más tranquilidad interior. Y, en cualquier caso, los primeros seis años de vida son los más importantes porque es en esta etapa cuando se forman las bases de la personalidad, el patrón de respuestas y de comportamiento, su forma de estar en el mundo, de respetar y hacerse respetar, etc. Así que, ante el temor del choque, tenemos la garantía de personas que han desarrollado cualidades con las que podrán gestionar ese choque y muchos otros que se van presentando a lo largo de la vida.

P.-¿Cómo se abordan los idiomas o las nuevas tecnologías en la pedagogía Montessori?
R.- La forma natural de aprendizaje de un idioma es la inmersión lingüística. Para aprender inglés, por ejemplo, lo conveniente es tener a alguien de habla inglesa en el aula, que es la persona de referencia cotidiana. La mayoría de escuelas Montessori suelen ser británicas o internacionales. Esto es así porque son figuras legales que facilitan más la implementación de este método pedagógico que la legislación española. El caso es que, simplemente por este motivo, suele resolverse la enseñanza del idioma. No es una asignatura, es algo que está presente de forma continua. En otras escuelas, o la guía o la asistente son inglesas o bilingües. No obstante, si se quiere hacer un taller de inglés, fuera de las tres horas de concentración, siempre se puede realizar respetando ciertos parámetros que están en la línea de las necesidades de desarrollo de los niños, por ejemplo, usando material manipulable, el libre movimiento, la lección en tres tiempos (1. se presenta el concepto, 2. se comprueba que se ha entendido, 3. se pide que lo verbalice), el uso de cuentos en inglés (que serán realistas si los niños tienen menos de 6 años), juegos, canciones… Cuando los niños empiezan a trabajar la gramática, se pueden usar los mismos recursos multisensoriales tanto para trabajar la lengua española como la inglesa.

En cuanto a las nuevas tecnologías, lógicamente, este punto no pudo ser trabajado por María Montessori hace 100 años. Sin embargo, ya que es un elemento consustancial a nuestra cultura, de lo que se trata es de usarlas atendiendo a las etapas de desarrollo y las necesidades correspondientes en esas etapas iniciales. Están presentes en el aula a partir de cierta edad como herramienta de trabajo y sin ocupar un lugar protagonista. Los niños pequeños ya suelen tener dosis excesiva de televisión, ordenador y móvil en sus casas, por lo que en el salón Montessori aprovechamos para trabajar otro tipo de actividades. María Montessori siembre trabajaba en base a un contexto real. Las nuevas tecnologías son una realidad social, pero muchas veces muestran un mundo irreal. Este es un punto muy delicado porque los niños menores de 6 años no saben distinguir la realidad de la ficción. Y el otro punto delicado es la importancia del entrenamiento en la concentración activa para evitar situaciones de déficit de atención e inconsistencia en la concentración. La televisión, por ejemplo, roba tiempo de concentración activa a los niños.rafa-roman-02

P.-¿Y la espiritualidad o la religión?
R.- María Montessori era una persona muy creyente. Ella defiende que la religión debe ser un tema presente en el aula, pero no como una asignatura. Este punto depende del proyecto mismo, de las personas que hay detrás. En cualquier caso, en el aula Montessori no hay tabúes. La espiritualidad es un elemento importante en todas las personas, pero en los más pequeños está más centrada en la presencia plena, en el silencio, el conocimiento de los límites de su cuerpo y de sus propias emociones, etc. A partir de los 6 años esta parte se desarrolla de forma más profunda porque se muestra a los niños el origen del universo y la importancia de todos los acontecimientos que ha hecho que ellos estén aquí. Se maravillan por las formas orgánicas y por investigarlas, se maravillan por la propia vida y encuentran en cada aprendizaje alguna relación con las demás experiencias y conceptos. No están divagando en un maremagnum de conceptos abstractos e inconexos, sino que parten de que cada cosa pertenece a un todo común y esto resulta ser una fuente continua de motivación y entusiasmo por descubrir y conocer. De ahí les surgen multitud de preguntas de tipo trascendental y se les invita a que expresen lo que sienten o crean, a que pregunten a distintas personas, a que formen su propia opinión.

P.-¿La pedagogía Montessori tiene una base científica?
R.- No exactamente. Digamos que nace con un espíritu científico, desde la observación rigurosa y el ensayo y error, y siempre en base a una teoría que se resume en que los niños tienen un “maestro interior”. Es decir, no hay que mostrarles cómo tienen que desarrollarse, sino acompañarles en su desarrollo. También la intuición de María Montessori es algo que ha tenido mucho que ver con la metodología pedagógica, y se pueden observar en el ambiente Montessori características que parecen grandes hallazgos de actualidad: la teoría de las inteligencias múltiples, la forma multisensorial con que aprende el cerebro en base a experiencias, las tres formas de aprendizaje (auditivo, kinestésico y visual), y las necesidades de relación social como base para la concentración y el aprendizaje. Todo esto está siendo revelado por investigadores en neuroaprendizaje. Por lo tanto, aunque la pedagogía no es ciencia y, concretamente, la pedagogía Montessori ha estado históricamente ausente en las universidades, ahora se está comprobando el grado de acierto del trabajo desarrollado por aquella médico de principios del siglo XX en lo referente al campo de la neurociencia.rafa-roman-03

P.- En cuanto a la atención a la diversidad, ¿la educación Montessori es por definición inclusiva?
R.- Efectivamente, y tanto es así que surge del trabajo con niños con dificultades de desarrollo. María Montessori empezó trabajando con niños que estaban marginados en un manicomio y tratados médicamente, y se dio cuenta de que estaban recibiendo un trato indigno. Así que empezó a dignificar la vida de estos niños y llegó a la conclusión de que su problema no era de tipo médico, sino educativo. Siguió los trabajos de Itard y Sèguin y, usando los materiales de éstos y trabajando desde la empatía, aquellos niños superaron la prueba de acceso a la escuela elemental italiana. Aquello causó estupor y cuando preguntaban a Montessori qué había hecho con aquellos niños, ésta respondió que qué estaban haciendo con los niños “normales” para que estén al nivel de los que presentan deficiencias en su aprendizaje. Cuando tuvo la oportunidad de continuar su trabajo con niños “normales” en el barrio deprimido de San Lorenzo de Roma, los resultados fueron tan extraordinarios que, a partir de entonces, se produjo un cambio en la historia de la pedagogía.

La educación Montessori es inclusiva porque parte de la observación individualizada de cada niño y de la satisfacción de sus necesidades. Los niños están en grupos con edades mezcladas de tres en tres años, y el ambiente es un ambiente cooperativo y de respeto y apoyo mutuo. Por este motivo, aquellos que tienen retraso madurativo (como niños adoptados), o problemas del tipo que sea, se ven incluidos en una atmósfera variopinta de respeto y concentración. Cada niño sigue su ritmo, y la guía está ahí para asistirles en sus necesidades.

P.- De momento abarcáis la educación infantil, que no es obligatoria. ¿Qué supone el salto a primaria y qué dificultades técnicas y legales debe superar un proyecto como el vuestro?
R.- Por nuestra parte, vamos a crear un centro Montessori de educación primaria. Nos parece importante que el proyecto tenga continuidad abarcando todas las etapas de desarrollo, incluida la secundaria. Pero esto lo iremos haciendo poco a poco. Estamos empezando a estudiar los requisitos legales y vemos que no es fácil. Pero no por ello imposible.

En primaria es necesaria la homologación. Los requisitos, según la ley española, obligan a empezar desde cero con un proyecto muy grande, con muchos niños y muchos profesores contratados. Una escuela Montessori con primaria, sin embargo, funciona con sólo dos grandes salones (6-9 años y 9-12) y unos 20 ó 25 niños en cada uno. Necesita también un espacio exterior, requiere un guía y un asistente por grupo, más una quinta persona encargada de la coordinación del centro. En una escuela homologada por la legislación española necesitas 6 aulas con 25 niños por aula, 6 maestros y una persona más. Además de todo esto, también requiere una sala de usos múltiples y un patio de 900 metros cuadrados. Esto supone una gran inversión además de mucha burocracia. En el salón Montessori se requiere al menos 3 metros cuadrados por niño, mientras que en la escuela tradicional homologada se requieren 2 metros cuadrados por niño. Por su parte, en el aula Montessori, en el mismo grupo de niños hay dos adultos encargados en lugar de uno. Esto es lo que permite la observación y atención personalizada.

En cuanto a las dificultades técnicas y legales: hay que contar con que las instalaciones que se alquilen o compren van a necesitar reformas, pues deben cumplir con los requisitos legales y permitir al mismo tiempo la práctica del método Montessori. En materia legal, resulta que la LOMCE admite libertad metodológica mientras se cubra el currículo. Si este aspecto se mantiene en  las futuras reformas de la ley de educación, será más sencillo crear escuelas Montessori españolas. De lo contrario, nos acogeríamos a las leyes reguladas por otros países.

P.-¿Montessori no tiene cabida en la escuela pública?
R.- Tiene cabida. Así fue en Cataluña durante algunos años antes de la guerra civil, y así fue también en Italia durante diez años antes de la segunda guerra mundial. Para ello es necesario que el personal esté formado, que la ley educativa ofrezca una mayor libertad metodológica, que haya un equipo directivo motivado, que se establezca un protocolo de relación con las familias para que entiendan bien cómo funciona el aula y apoyen la labor en casa, etc. Es decir, se trata de un cambio de tipo cultural. Tiene que ocurrir que una masa social exija una educación respetuosa con los niños, que las universidades incorporen en las carreras de Magisterio la formación Montessori, que exista la voluntad política para ello, y que los maestros y profesores sientan interés por aprender y modificar sustancialmente su forma de trabajar. Lo veo difícil pero no imposible, ya que las sensibilidades están cambiando mucho. Estamos ante un auge explosivo del interés en otro tipo de pedagogías. En el sistema tradicional la mayoría de los niños lo pasan mal, los maestros están quemados, las familias se ven en conflicto permanente por las notas. Los resultados académicos son lamentables y la felicidad de las personas no se tiene en cuenta como parámetro para medir la calidad educativa, y sin embargo es el único síntoma del buen funcionamiento del sistema social. Los centros que se adapten a los cambios continuarán funcionando y, los que no, simplemente desaparecerán por falta de niños, porque las familias no son tontas. ¿Prefieres ver a tu hijo apagado, abrumado por los deberes, desafiante, con miedos,… o prefieres verlo alegre, lleno de vida, de interés, creativo y con una actitud respetuosa?

Creo que alcanzar un cambio estructural en la educación está más cerca de lo que parece. Se trata de crear la alternativa, de una forma accesible, y el cambio se dará por sí solo. No podrá pasar inadvertido ni a los académicos, ni a los políticos.

P.- El próximo 8 de mayo impartirás en la Biblioteca de Ciudad Real una charla. ¿En torno a qué girará y a qué personas va dirigida?
R.- Va dirigida a cualquier persona que tenga interés o curiosidad por conocer este modelo educativo.  Tratará de los aspectos más básicos de la pedagogía y la filosofía Montessori. También hablaré un poco de la experiencia que estamos teniendo en Granada, y quedará un espacio para resolver dudas.

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