El PP es un GIL

Ángel RomeraEl PP ganará las elecciones por casi mayoría absoluta (eso es lo que dice una encuesta de sigma 2 para La Tribuna… Las elecciones sindicales de funcionarios, que no aparecen en La Tribuna, dicen exactamente lo contrario). Y puede ser; les diré por qué: el PP ha subvencionado tanto a las empresas agropecuarias que se ha creado un auténtico caladero de votos en el campo: ahora mismo, el campo vive de las subvenciones de Cospe y aun les sobra; lo he visto. Como en Andalucía. Y eso no se comenta por estas páginas. No habría nada que hacer.

Gil en árabe significa «idiota», de donde gilipollas, gilipuertas y demás denominaciones presuntamente insultantes que en España son solo descriptivas y taxonómicas, pero el PP no es tonto: sabe que hay mucho pancista agradecido. El GIL era un partido cesarista, por no decir monárquico, que corrompió absolutamente todas las estructuras de Marbella, por lo que la judicatura tuvo que hacer algo increíble y por primera vez: intervenir un ayuntamiento y gobernarlo en su lugar. Incluso la justicia estaba corrupta en ese lugar. El PP, monárquico, por no decir caciquil, está tan corrupto como el GIL o más… Pues, ¿por qué no lo interviene el poder judicial y pone orden en un partido desde hace cuarenta años anticonstitucional, que desde esa fecha no se administra ni elige democráticamente, como manda la carta magna, y que está lleno de negocietes trapaceros so color de gobernanza y una trayectoria de infamia bastante más larga y gruesa que la del GIL? Quizá porque a esta ineficaz Constitución se la pasan por el culo incluso los mismos jueces impotentes que «deberán» cumplirla, como «deberán ser democráticos», Constitución dixit, los procedimientos de elección y gobierno de los partidos políticos. En España no hay justicia para los que tienen hambre y sed de justicia (al menos si no se la hacen «pagar» a precio de oro y de moro), pero sí para los otros. ¿Cómo permitimos que gobierne la democracia un partido no democrático? Porque en España nunca ha habido justicia, sino clientelismo. El clientelismo que va ha hacer ganar al PP otra vez y para siempre, tanto como en Andalucía el PSOE. Si gana el PP en Castilla-La Mancha otra vez, ganará ya siempre y no habrá ya alternativa de poder, como no la hay en Andalucía: se habrá corrompido totalmente, como Marbella. Franco habrá ganado y tendrá razón lo de que dejó todo atado y bien atado. Al electorado no le importa ta el valor moral, sino el valor en euros.

Había en cierto alto tribunal un señor que se pagaba con los fondos de los españoles unas hermosas y costosas vacaciones y al final dejó su puesto; esa manera de dar ejemplo no se repite entre nuestros políticos, afectos todos al salvar su culo por el procedimiento del aforamiento o «amigueteo judicial», denominación más transparente y precisa léxicamente, como decíamos al principio. Cualquier juez que defiende los derechos humanos en España o que quiera abrir fosas comunes de la Guerra Civil (España es el país con más desaparecidos después de Camboya), algo que es bienaventuranza (ya se ve que los jueces no han leído a Esquilo ni saben quién es Antígona) termina perseguido o expulsado de la carrera judicial. Por la ley del iceberg, debería haber algo más que toda esa mierda del peperío, ya suficiente como para abonar Siberia entera. Y eso que el partido homólogo, el GIL de izquierdas, en Andalucía, es más o menos lo mismo: allí la honestidad ya no es una solución, sino un problema, por no hablar de Valencia o Castilla-La Mancha. La solución es tan oscura y difícil de encontrar como el nombre de la esposa de Emiliano García-Page (y su estirpe y parentela) por Internet. Hagan la prueba. En España, para saber de qué van las cosas, no hay que mirar los currículos de los candidatos a gileros políticos, sino los de su entorno familiar y genético: declaraciones de hacienda, paternidades y trayectoria de las esposas, esposos, primos, cuñados (¡ay los cuñados!) sobrinos, abuelos y demás relaciones parenterales de los gilipuertas que nos gobiernan, favores y demás: «quien no tiene padrinos, no se bautiza», dice el refrán. Como la Iglesia de antaño: según señalan las estadísticas demográficas, los curas de antaño tenían más sobrinos de la media porque hacían pasar por sobrinos a sus propios hijos naturales.

El problema de España ya no es cualitativo, sino meramente cuantitativo, por lo cual proponía yo incluso el disparate del principio. Las dimensiones de la corrupción en España son ya tan inabarcables que los pobrecillos jueces son incapaces de leerse un solo sumario, pues la media del sumario por corrupción en España supera el número de páginas del Espasa (y son 112 gruesos tomazos a doble columna y en letra menudilla), martirio que solo soportarían unos auténticos bueyes pacedores de celulosa. Es imposible hacer algo con juicios como los de ahora, hacen falta juicios sumarísimos, cárcel o exilio. Alguno dijo por ahí que guillotina y Robespierre, pero yo preferiría que los pusiesen a cuidar leprosos en Calcuta o se utilizaran para hacer experimentos controlados en farmacia: así a lo menos servirían para algo.

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Ángel Romera

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