Siria

José RiveroHay ya una larga serie de imágenes del fotógrafo sirio Sameer Al-Doumy, que dan cuenta de la larga guerra, ya en el quinto año, que asola su patria. Que dan cuenta del riesgo que ha decidido asumir, quedándose como observador en un campo de batalla tan impreciso como cierto. Quedándose para captar y mostrarnos, una suerte de fin del mundo.
Ya se sabe que a campo abierto, se reconocen mejor las posiciones enemigas y su límites. Incluso se visualizan las tropas contendientes. Pero en el dédalo atormentado de una ciudad tortuosa y retorcida, como Damasco, todo es más irreconocible y todo es ya una misma trinchera socavada, desde la que disparan contendientes, ametrallan milicianos mal uniformados, que pueden ser confundidos, tanto con los rebeldes como con los leales. Además vuelan proyectiles y bombas sin destino cierto, por los cielos pardos y oscurecidos prematuramente.

SAMEER AL-DOUMY NIÑO2Un lugar común de las imágenes de Sameer Al-Doumy es la de los niños abandonados en cualquier circunstancia de la guerra diaria. Mostrándonos como se puede coexistir, a duras penas y malamente, con la máquina de matar puesta en marcha por adultos enloquecidos y fuertemente armados. Unas imágenes pavorosas de niños indefensos, escondidos, mutilados, heridos, sepultados en la escombrera o muertos; que al final, es la más alta de las probabilidades de su  corta vida.

Imágenes incomprensibles e inadmisibles, desde cualquier perspectiva humanitaria, no sólo por lo que afirman sino por lo que niegan. Niegan toda lógica, todo derecho, toda sensatez, toda solidaridad y toda humanidad. Por tratarse, justamente esos niños, no sólo de la población más vulnerable e inocente, sino por negar cualquier posibilidad de futuro a esos escenarios de un país, ya inexistente y que ya no serán nunca el suyo.

Abandonados en calles irreconocibles, que ya no son tales calles del pasado comercial y bullanguero de zoco y mercadillo de la vieja Damasco, sino una inmensa escombrera o un pestilente campo de batalla asolado. También rescatados, milagrosamente, de esos escombros calientes. Y aún aturdidos por la detonación y por el colapso de paredes caídas. Desconcertados, por el  ruido sordo de la plomiza y por el ruido quieto de la sangre que fluye por su nariz, mientras que unos voluntarios lo rescatan, lo jalean y lo exhiben. Con su sangre fresca que le mancha la cara, como una enseña de la locura que él no comprende.

Tras esas imágenes, ya no habrá Siria el día después, ni el día siguiente. Por lo que se ignora por qué prosiguen los combates, sabiendo que ya todo ha terminado. Esa es la solemnidad de la última imagen de Sameer, publicado en los medios el día 8 pasado. Un país inexistente y abandonado. Una imagen tomada en el distrito de Duma (donde suele moverse Sameer Al-Doumy) de la ciudad, igualmente inexistentes, de Damasco. Y en donde bajo un tono infernal y terrizo, no se ve apenas a nadie.SAMEER AL-DOUMY NIÑO3

Todo es desolación, destrucción, abandono, furia y muerte. Un conglomerado de ruinas abatidas por bombas y metrallas; la osamenta de los edificios, que han perdido su capacidad de alojamiento; los cascotes amontonados, asemejando Damasco a Dresde o a Berlín de 1945; las ventanas sin carpinterías que han desaparecido tras la deflagración, solo huecos negros  de un vacio interno que se presagia; calles vacías y despobladas, donde ni un sólo automóvil las recorre. ¿Para qué viajar en la ciudad de los muertos, de los desaparecidos, de los emigrados, de los fusilados, de los inexistentes? ¿Dónde ir? Sólo  a los hospitales y a los polvorines.

Ya no hay no ambulancias; solo pértigas extensibles, de camillas de combate, para trasladar a los heridos y moribundos a cualquier rincón no destruido. Ocho o diez figuras minúsculas se ven en el fondo de la imagen, ¿huyendo o buscando refugio? en un área enorme de desolación y polvo del desierto. De una hora imprecisa, porque no sólo los relojes se han parado. Lo ha hecho el tiempo mismo. Que ya sólo es furia y llanto.

(Todas las imágenes son del fotógrafo sirio Sameer Al-Doumy. Propiedad de AFP y  Getty  Images)

Periferia sentimental
José Rivero

DAMASCO DAMASCO2 DPUMA NOCHE SAMEER AL-DOUMY

SAMEER AL-DOUMY

A young wounded Syrian girl waits for treatment at the Unified Medical Office for Douma, a make-shift medical centre in the rebel-held town of Douma, northeast of the capital Damascus, following reported heavy shelling and air strikes by government forces on the town killing nearly a dozen and injuring many children on June 16, 2015, according the Syrian Observatory of Human Rights. AFP PHOTO / ABD DOUMANYABD DOUMANY/AFP/Getty Images

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5 COMENTARIOS

  1. Muy interesante el artículo y muy impactantes las fotos.

    Lamentablemente, escribir en Google las palabras «niños» y «guerra» nos lleva a contar más de 30 millones de resultados en un segundo. Me han llamado la atención los primeros resultados obtenidos, que nos tocan «muy de cerca»:

    http://1.bp.blogspot.com/-u_6tggqOYBQ/VZWrxUiUd1I/AAAAAAAAIUI/K7bVibY2rH4/s1600/angeloprey%2Bblogspot%2Bcom.jpg

    http://www.hispanidad.com/wp-content/uploads/2015/09/ni_os_guerra.jpg

    https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQ80J7FzK4GbBqWWoMrR3nae7hLg-VNMhGXK0TktA05YoLLcylLew

    Con estas fotos, lo único que quiero constatar es que, lo de Aylán, no es más que otra muesca en la empuñadura de quienes «aman a su pueblo» aunque tengan que hacerlo sufrir….menudos asesinos sátrapas.

    Si bien nos debería hacer vomitar ver este tipo de fotos, más nos debería revolvernos en la náusea votar como mandatarios a individuos que tienen como premisa la frase más mezquina de la historia: si quieres la paz, prepárate para la guerra…

    • Siempre hay algun sátrapa asesino al que frenar, y si encima son legión (el Estado islamico) a los que eliminar.

      Qué lástima que en tiempos de Hitler no hubiese personas como tu, dirigiendo la opinión pública internacional, que chollo para el criminal.

      Tu en que mundo vives?

      Lamentablemente hay que gente que no entiende solo el conflicto dialéctico y vaya más allá, y estos no somos tu ni yo. Son mucho más primarios y peligrosos. La naturaleza humana es así, y lamentablemente no todo el mundo es bueno o tolerable.

      Para que el Papa haya recomendado la intervención militar contra DAESH como han de ser.

  2. Las imágenes de niños impresionan especialmente a todos porque reflejan un arquetipo jungiano elemental y universal: en el mundo onírico, el niño representa las fuerzas benéficas del subsconciente, lo que está absolutamente incapacitado para el mal; por eso aparece, por ejemplo, en la iconografía del Cristianismo y otras religiones. Lorca empleaba mucho ese tipo de metáforas, junto a otras tomadas de la superstición, y un cierto infantilismo deliberado, para reflejar el único tema de toda su obra: la frustración o «duende», a nivel ontológico y a nivel social. De sus «bebés de pelo blanco» pasó al de Poeta en Nueva York: «El niño que enterramos esta mañana lloraba tanto que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase».

    • Bestial la última frase de tu post, Romera. La verdad es que hasta duele leeerla…

      Me has recordado un caso de conocí de violencia familiar en la que había un niño de unos 7 años con el pelo canoso («encanao» decían las personas del entorno). Fue la única vez en mi vida que he visto ese efecto terrible de la violencia en un niño, pero me dejó impresionado. No creo que lo olvide nunca.

      La violencia contra los niños es algo que nos debería superar a todos. Pero, veo que no es así. Sigue habiendo impresentables que a «hierro matan…»

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