El extraño caso del diario Lanza: La Diputación publica gratis y on line el libro de José Antonio Casado dedicado al periódico

El servicio de publicaciones de la Diputación de Ciudad Real ha puesto al alcance de los lectores, gratis y on line, el libro «Lanza, 50 años de empresa informativa«, escrito hace quince años por quien fuera uno de los directores del rotativo decano de la prensa provincial, el periodista José Antonio Casado. Se trata de un interesante, completo y apasionante repaso por las vicisitudes del último periódico español de titularidad pública, que a su vez ha sido protagonista de la historia provincial tras el final de la Guerra Civil.

librolanzaEl autor aprovecha, asimismo, para repasar la historia de la prensa provincial desde el siglo XIX, y retratar toda una época a través del elenco de profesionales y políticos que han protagonizado, según Casado, «uno de los capítulos más singulares de la prensa provincial española, el del diario Lanza».

El libro puede descargarse gratis pinchando en este enlace. Reproducimos en su integroidad la introducción de José Antonio Casado, a modo de resumen:

El objeto de este libro, redactado hace quince años, fue el deseo de dar a conocer uno de los capítulos más singulares de la prensa provincial española, el del diario Lanza. Nacido al abrigo del Movimiento, sin pertenecer a su prensa; amamantado por el Consejo Provincial de Ordenación Económica, organismo consultivo de Sindicatos; crecido a los pechos de un Patronato primero y de una Fundación después, dependientes de la Diputación provincial para defender los Principios Fundamentales del régimen franquista, se mantuvo en vida llegada la democracia, sin cambiar los estatutos fundacionales, hasta mediada la década de los ochenta. Un caso singular, por no decir raro.

Una empresa peculiar, cuando menos. Un diario público que vive, cual espada de Damocles, con la privatización colgada al cuello. Y un periódico que, habiendo sido el único que funcionó en la provincia de Ciudad Real después de la guerra civil —en 1990 surgió otro desde la empresa privada—, se ha convertido en fuente necesaria e irrenunciable para el estudio de este período de la historia provincial.

Con lo dicho queda expuesto de alguna manera el objetivo de este libro.

Pero, para contextualizarlo, es preciso añadir algunas matizaciones:

De un lado, al amparo del nacimiento del Estado de las Autonomías, de la irrupción del poder municipal, de la pujanza de las comarcas y del afianzamiento de las universidades regionales, ha resurgido un renovado interés por la vida de la provincia que se ha traducido en una promoción de nuevos historiadores cuyas fuentes de información están ante todo y sobre todo en los periódicos locales. Este venero de información, en el que ya se habían abrevado a escala nacional historiadores como José Simón Díaz , Javier Tusell, y De la Cierva, ha tenido sus correlatos en la provincia de Ciudad Real en Manuel Espadas Burgos, José María Barreda, Jerónimo López-Salaza, Francisco Alía, Mari Paz Ladrón
de Guevara o Rafael Villena Espinosa, por citar a alguno de los historiadores que han nacido al calor de la Universidad regional. Además de los citados, los nuevos se llaman Manuela Asensio Rubio, María Jesús Moreno Beteta, Isidro Sánchez Sánchez, Antonio Bermúdez, Rafael Villena, Francisco Ruiz Gómez, o Francisco Asensio. Esta hornada ha roto moldes. Hasta su llegada, la historia provincial se paraba, como mucho, en las fronteras del siglo.

Antes todavía, para cualquiera que se preciara de serio, los linderos de la historia local estaban fijados allá por la Edad Media con alguna incursión en la historia moderna. Llevados de la mano de Manuel Espadas Burgos, el abuelo de todos ellos, e impulsados por Isidro Sánchez, el padre de los más jóvenes, los «nuevos» se han aventurado a bucear en la historia reciente con métodos agresivos. La historia de la guerra civil de Francisco Alía tiene mucho de reportaje histórico en profundidad. Los nuevos historiadores, lejos de mirar al periodismo y al periodista con despego, se nutren de él, viven de él y apenas se diferencian de él. Los límites entre unos y otros son, en muchos casos, simple cuestión de urgencia: escribir para el día o con la perspectiva del tiempo.

Y sin embargo, también ellos se han puesto un límite que, por ahora, sólo uno, Antonio Bermúdez, ha traspasado, la guerra civil. El franquismo continúa siendo tierra vedada porque, al decir de ellos, mientras hojean y ojean periódicos de la primera mitad del siglo, «no hay perspectiva».

De otro lado, el interés por el pasado inmediato, traducido en la reedición de revistas literarias con peso específico como «Deucalión», ha fomentado una labor investigadora o publicista en numerosas ocasiones y ha salvado archivos y fondos documentales; llevó también a Isidro Sánchez a preocuparse por la historia
del periodismo provincial y a María Jesús Moreno Beteta a realizar un análisis crítico de la prensa en la Segunda República, antes de que empezara la guerra y la cultura se tiñera de trinchera y chamusquina. Este estudio servirá, sin lugar a dudas, al resto de los historiadores, para valorar con más cuidado el uso crítico de las fuentes.

Así, pues, con perspectiva o sin ella, pero con algún conocimiento del pasado cercano, ha llegado el momento de aventurarse en la historia más reciente, de la que «Lanza» forma parte y es el testigo frío más directo. Siguiendo la pauta marcada por los nuevos historiadores de la provincia, es preciso comenzar a desbrozar la principal fuente de la historiografía reciente de Ciudad Real. Hablar de los primeros cincuenta años de «Lanza» (1943-1993), de su estructura empresarial y de sus condicionamientos sociales, políticos y culturales, debería ser, cuando menos, una contribución al sano acercamiento a esta fuente y la respuesta, todo lo condicionada que se quiera por una perspectiva corta, a preguntas tales como quién edita, quién dirige, quién escribe en cada momento y en qué circunstancias.

De ahí que dedique bastantes páginas a analizar las variaciones en la estructura jurídica del periódico, porque las interferencias de los editores, propietarios o no, sobre la línea editorial del mismo han sido con frecuencia causa de vaivenes y tensiones, cuando no de agudas crisis. El Consejo de Administración de «Lanza » está compuesto, hoy en día, por diputados provinciales, representantes de la Universidad, de la Cámara de Comercio, Junta de Comunidades, Federación de Municipios y Provincias y los propios trabajadores. A lo largo del período democrático ha tenido varias modalidades. Se pasó de consejos muy ideologizados, con la participación de la Asociación de la Prensa de los ochenta y de los redactores, a los de finales de la misma década y principios de los noventa, que se ocupaban sobre todo de los problemas empresariales y, una o dos veces al año, de los contenidos.

Por medio los hubo de todos los gustos: amplios y restringidos, politizados y liberales, revindicativos y pacíficos. En algunos períodos, la Diputación y los diputados provinciales funcionaron como un dique de contención para evitar que los partidos políticos, la Universidad, la Cámara de Comercio, la Junta o cualquier otro sector impusiera sus particulares criterios sobre los generales del diario y el «right to now», o derecho de los ciudadanos a la información.

Y en otras circunstancias sucedió todo lo contrario, o sea, que la Diputación acaparó los focos informativos y procuró tener la parte del león en las páginas del periódico, minimizando la labor del resto de las instituciones provinciales.

También dedico amplios espacios a los análisis que hace cada uno de los directores de la publicación sobre el período que la dirigieron, partiendo del convencimiento de que solo desde la conquista de una dirección con poder, un medio de comunicación puede convertirse en un periódico sano y fuerte. A fin de cuentas un diario es una tarea en equipo a la que alguien tiene que tomarse la molestia de liderar y de darle cohesión. Los periódicos, aún en casos tan extraños como «Lanza», terminan pareciéndose a sus directores, y estos, aprovechando los huecos que dejan libres los políticos o conquistándose a diario espacios de libertad, acaban por prestarles algunas características de su temperamento.

Dice Juan Luis Cebrián en «Cartas a un joven periodista» que el director de un periódico es como el director de una orquesta: «Una formación sinfónica está compuesta de hasta más de cien solistas, especialistas cada uno en un instrumento, que deben tocar al unísono de acuerdo con una cadencia y un ritmo que alguien marca. Nada más parecido a una redacción. Porque además se comprobará que la misma sinfonía ejecutada por la misma orquesta pero bajo batuta diferente puede sonar de manera muy distinta». Esto se ha podido constatar en «Lanza» una vez que llegaron los populares al poder. Sin cambiar mucho la redacción, ha vuelto a arraigar la cultura del amo feudal con un sentido anacrónico del periodismo, y la dirección, abandonada la condición de «par inter pares» en el Consejo de Administración, se ha transformado en brazo armado del poder constituido. «Lanza», que llevaba bastante tiempo siendo el medio de comunicación de referencia, ha perdido esa condición sin que ninguna otra publicación haya ocupado su lugar. La prensa de Ciudad Real, en los últimos años, forzada por los políticos y por una cierta cobardía de los periodistas ha renunciado a tener editoriales y columnas de opinión. Las «primeras», poco estructuradas, apenas funcionan como lugar de referencia para que el lector sepa qué va a encontrar dentro y cómo ha de leer el contenido.

Pero tampoco conviene exagerar la nota. Como se hace constar en el apartado correpondiente a la modificación de Estatutos, la figura del director queda bastante desdibujada en la última redacción de éstos, realizada por los socialistas.

Empujados por una situación circunstancial en la que la dirección no les satisfacía, intentaron solucionar el problema quitándole atribuciones al director y potenciando la figura del gerente. Este forma parte del staff directivo, con poder y atribuciones propias, mientras que el director carece de poder decisorio, como no sea sobre el producto periodístico y, sólo en parte, sobre el personal de redacción.

Los citados cambios introducidos en los Estatutos son también fruto de un momento peculiar del control del poder por los socialistas. Solchaga y su política económica marcaban la pauta a nivel nacional; en provincias surgían por doquier «solchaguines» para quienes la lógica económica marcaba un camino preciso y detallado, e ineluctable para las actuaciones concretas. Y si la lógica económica chocaba con la periodística, peor para ésta.

La tercera razón por la que me he animado a indagar en la vida de «Lanza» como empresa periodística es porque conservaba gran parte de las actas del consejo de Administración de los diez últimos años; tenía acceso directo al recuerdo extremadamente preciso del que fuera director durante la mayor parte de la vida del periódico, Carlos San Martín; contaba con un libro suyo de memorias, recuerdos y gran parte de la documentación de los treinta y cinco primeros años de la vida de «Lanza»; y, además, podía contrastar vivencias con el personal de talleres y redacción que había crecido y convivido con la propia publicación.

Con todo, he considerado que reducir la historia de «Lanza» a los aspectos puramente empresariales y económicos, con ser importante, implicaba una renuncia en cierto modo suicida ya que, por otra parte, prescindía del alma y razón de ser del diario, aún considerándolo prioritariamente como empresa. El
flanco empresarial y de negocio es corolario o consecuencia del alma inspiradora y generadora de los beneficios o pérdidas económicas: el periodismo. De acuerdo con las sugerencias del director de la tesis, he atendido a los aspectos literarios y a los contenidos de la publicación, en los que, en definitiva, está el brillo de toda actividad intelectual, ideológica y cultural.

Y a fin de que el fenómeno «Lanza», tan peculiar en la historia del periodismo reciente, no se quedara colgado fuera de la realidad histórica inmedita y lejana, ni se convirtiera en un fenómeno inexplicable, he rastreado en la historia del periodismo provincial siguiendo los pasos de Isidro Sánchez, especialista en medios de comunicación social de la región, completando la perspectiva con aportaciones de la historia general del periodismo de Pedro Gómez Aparicio (17) para el siglo XIX y principios del XX, y los estudios de J. Timoteo Alvarez (18) y otros sobre «La historia de los medios de comunicación en España».

Las obras de Justino Sinova, «La censura de prensa durante el franquismo »; de José Luis Sánchez Noriega, «Crítica de la seducción mediática Félix Santos, «Periodistas, polanquistas, sindicato del crimen, tertulianos y demás tribus»; de María Pilar Diezhandino y otros «La élite de los periodistas»; de Carlos Barrera, «Sin mordaza: Veinte años de prensa en democracia»; de Luis María Ansón y otros, «Contra el poder»; de Juan Luis Crebrián, «Cartas a un joven periodista»; de Alvarez Tomás y Mercedes Caballero, «Vendedores de imagen»; de Manuel Vázquez Montalbán, «Panfletos desde el planeta de los simios»; de Furio Colombo, «Ultimas noticias sobre periodismo. Manual de periodismo internacional»; de Noam Chomsky, «Los guardianes de la libertad” y de Victoria Camps, «El malestar de la vida pública española», me han servido para situar la historia particular de «Lanza» en el contexto general de la prensa de
nuestros días.

Articulación por capítulos

Los capítulos de esta obra se dividen en dos partes. La primera titulada “Antecedentes” está dedicada a analizar el contexto periodístico remoto y próximo del que brotó LANZA. Y está integrada por cuatro capítulos, “La prensa en Ciudad Real en el siglo XIX”, “El nuevo siglo”, “Publicaciones periódicas no diarias” y “Panorama cultural”.

El capítulo primero ofrece una panorámica de la prensa en el siglo XIX, con sus tintes carlistas por un lado, liberales por otro y de corte extranjerizante en tercer lugar. Los viajeros románticos franceses e ingleses atravesaron la Mancha camino de Andalucía, dejando a su paso crónicas periodísticas inolvidables, como las de Teófilo Gautier, Alejandro Dumas, August F. Jaccaci o Maurice Barrés. Los principales protagonistas del periodismo ciudarrealeño en el siglo XIX son el P. Agustín de Castro con su “La Atalaya de la Mancha” y el cardenal Monescillo desde el lado conservador, y García Vao con “Las Dominicales”, desde el bando liberal, a los que cabría añadir otros no menos importantes rastreando “Efemérides manchegas”.

El capítulo 2 nos prepara para analizar el advenimiento de los que serán los dos principales periódicos de la provincia de Ciudad Real, “Vida Manchega” y “Pueblo Manchego” que nacerán en la segunda década del siglo. Se da un repaso a la prensa de los últimos años del siglo XIX y primeros del XX para ver los primeros atisbos de periodismo empresarial. Cuando termina el siglo XIX nace el primer periódico diario, lo cual quiere decir que existen las infraestructuras necesarias para que sea posible, aunque en estado muy primario: correo, teléfono, telégrafo y empresas periodística incipientes.

El capítulo 3 nos presenta un catálogo amplio de las publicaciones periódicas no diarias que florecieron con gran intensidad y bastante buena calidad en los mayores pueblos de la provincia, como Valdepeñas, Alcázar de San Juan, Puertollano, Almadén o Manzanares. A la par que se habla de los productos periodísticos de cada una de las localidades citadas, más Daimiel y Villanueva de los Infantes, se bosqueja la historia de las mismas en sus trazos más sobresalientes, para ver en qué sustrato crecen los productos periodísticos y por qué nacen.

El capítulo 4 nos presenta el ambiente cultural de la provincia de los últimos cincuenta años en sus vertientes de literatura, artes plásticas y ensayo histórico. El bosquejo se centra especialmente en la cultura que crece en Ciudad Real a partir de la guerra civil, destacando el “ruralismo” de cierta poesía y de gran parte de la pintura de paisaje, que suben a los altares del arte la cepa, la amapola y la cardencha.

Quienes no participan de estos supuestos, normalmente emigran a Madrid o a tierras más lejanas. Nombres sobresalientes: Ángel Andrade, Carlos Vázquez o Gregorio Prieto, Antonio López o José Ortega en pintura; Francisco Nieva, Corredor Matheos, José Aranda o Miguel Galanes en literatura; y toda una serie de ensayistas históricos que han nacido o crecido al calor de la Universidad regional.

La segunda parte, titulada “Del acta fundacional a los intentos de privatización”, formada por los capítulos 6 al 10, está dedicada a lo que considero el núcleo de la tesis, el nacimiento y vida de Lanza y su camino irreversible hacia la privatización por los problemas que genera y las tensiones políticas que nadie
es capaz de solucionar.

El capitulo 6 expone cómo y dónde se manifiestan los problema ideológicos del periódico. En primer lugar se dice que Lanza no perteneció nunca a la Cadena del Movimiento, pero tuvo los mismos supuestos ideológicos de apuntalar al régimen. El periódico de Ciudad Real nació al amparo del Consejo Provincial de
Ordenación Económica, pero, apenas concedido el permiso de publicación, pasa a depender de la Jefatura Provincial del Movimiento. En segundo término se hace una revisión de los Estatutos del periódico. Los primeros no tienen problemas, porque son coherentes con el acta fundacional. Los problemas empiezan cuando el régimen se tambalea y se buscan unos estatutos nuevos que se adecúen a la nueva situación.

Cuando llegaron los socialistas a la Diputación todavía no se había logrado el cambio. Tras duras batallas políticas y jurídicas se logró al fin, pero no sin tensiones. Estas batallas se reflejan tanto el las actas del Consejo de Administración como en las opiniones de tres directores de Lanza. Los “extras” del periódico realizados con ocasión del alguna efeméride tienen importancia, ya que en ellos se vuelven a proclamar los principios fundacionales y se renueva la fe en los mismos.

Así como los cambios políticos fuerzan cambios en el aparato jurídico del periódico y en el Consejo de Administración, los mismos cambios suelen tener también repercusión en la configuración de la empresa y en la renovación de la maquinaria. El capítulo 6 analiza estos cambios. La renovación de la maquinaria y de los locales coincide con algún cambio más profundo en la sociedad. Hay un primer esfuerzo empresarial cuando se funda el periódico, que dura lo necesario para ponerlo en marcha. Después se alcanza una velocidad de crucero que no se vuelve a variar hasta que el primer director muere y pasa a desempeñar su cargo el que había sido subdirector durante mucho tiempo, Carlos San Martín. Con su llegada se da un nuevo paso adelante en todos los frentes. Hasta que el ímpetu decae. En el año 1995 las máquinas son viejas, tanto que no existen repuestos en el mercado y hay que fabricar piezas a mano. La compra de nuevas máquinas se hace otra vez indispensable. Y la renovación administrativa también. En algunos apartados se recorren trechos importantes, en otros no tanto. Pero es el capítulo en el que los políticos se muestran más receptivos, porque los cambios técnicos dan lustre y se pueden “vender” a la opinión pública. Todos estos problemas se analizan por orden cronológico en los apartados “Renovación de maquinaria y cambios de personal”, “Corresponsales y colaboradores”, “Del plomo a la digitalización”, “De nóminas e incrementos salariales”, “Convenios colectivos” y “Desequilibrios de estructura: El imperio de los talleres y el viacrucis de la redacción” El capítulo 7 examina los esfuerzos hechos para adecuar la estructura externa del periódico, su morfología, a los cambios tecnológicos por un lado y a los vientos políticos por otro. Pasa revisión a las transformaciones que sufre su cabecera, el diseño del título, los elementos que le acompañan, el orden interno, las columnas, las secciones y la estructuración general del mismo atendiendo a los equilibrios o desequilibrios entre la parte informativa y la publicitaria.

El capítulo 8 analiza los contenidos de “Lanza” en los cincuenta años de historia que son objeto de este estudio. Hace un análisis detallado del primer número y sigue con las noticias más importantes que se fueron dando desde su fundación hasta los primeros años de la década de los noventa. Las grandes líneas que quedan configuradas son las siguientes: en la época dura del franquismo la información internacional —segunda guerra mundial, guerra fría— tiene gran relevancia, relevancia que va perdiendo a medida que el régimen se resquebraja en favor de las noticias nacionales primero, y provinciales y regionales después. Un apartado de este capítulo está dedicado especialmente a la información agraria, puesto que en “Lanza”, heredero de “Pueblo Manchego”, feo, católico y agrario como el marqués de Bradomín, ha tenido especial relieve siempre.

La publicidad, con sus peculiaridades, dado que la mayor parte del tiempo ha tenido un solo exclusivista, “Publicidad Salas”, que casi formaba parte de la plantilla del periódico y que en todo caso garantizaba las nóminas, se analiza en el capítulo 9. Además de las tarifas y su estructuración, el capítulo repasa los aspectos creativos de la publicidad, así como la incidencia que tiene en la economía provincial.

Finalmente, la historia de la evolución del periódico desemboca (capítulo 10) en los análisis que sobre el mismo se han hecho desde fuera. Por un lado los sondeos y encuestas de opinión dieron a conocer el lugar que ocupa en el conjunto de las ventas de periódicos, el número de lectores por ejemplar, los hábitos
de lectura y el grado de confianza que a los mismos les merece el producto en conjunto y cada una de sus secciones. Estos datos sirvieron a la hora de proyectar cambios en su morfología, y también de elaborar contenidos periodísticos.

Pero justamente esos cambios y esos contenidos provocaron tantas tensiones que se ha recurrido a la privatización como método para solucionarlas. Hasta ahora, a pesar de los varios intentos, no se ha logrado. Las corrientes varias en un mismo partido político, las alternancias de poder en la Diputación, la redacción de los pliegos privatizadores y otros intereses ocultos que existen sin que se formulen, lo han impedido.

El “Epílogo” presenta algunas piezas del rompecabezas, incluido el problema de la distancia entre pueblo llano y élites, por el que “Lanza” no parece tener más salida que la privatización o el cierre, toda vez que la independencia de los periodistas no es posible con la estructura actual. Las élites provinciales, presentes todas ellas en el Consejo de Administración, tienen más intereses en común que discrepancias y no permiten que un periódico que pertenece a la estructura interna del poder desvele cualquier operación que no sea de su agrado. “Lanza”, o es altavoz del poder económico, político, agrario y universitario, o no es nada. Se cerró la pinza, aunque continúen embelleciéndolo técnicamente y poniendo todo
el dinero que sea preciso para que subsista.

NOTA:

He dejado la redacción de este libro tal como la concluí hace quince años.

Es una foto fija de la situación de entonces. Eso sí, al principio de cada capítulo he añadido una síntesis para que los lectores que no quieran entrar en detalles se hagan una idea cabal de lo que se va a decir a continuación. Para facilitar la lectura, también he relegado las notas a pie de página al final del libro. La metodología elegida implica que sea acumulativo y que algunos datos e ideas se repitan en distintos contextos. En la primera parte no hay datos excesivamente nuevos, pero los disponibles se han contextualizado y reinterpretado.

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16 COMENTARIOS

  1. El Lanza, también llamado el Pravda de La Mancha. El órgano propagandístico del Psoe, pagado con el dinero de todos, el único que queda en España. Increíble.

    • Si, si sobre todo en la época de Garrido, con Navarrete de director, no Marisol? Qué poquita memoria tienen algunas…y, sobre todo, qué poco usan la balanza de esos 50 años, la mayoría en dictadura.

      Aún así, es un anacronismo mantener ese periódico dentro de lo público.

  2. Uy, yo soy muy joven para saber quien es ese señor don Garrido, y más para acordarme de él. Yo solo veo lo que hay ahora, no hay mas que leer ese panfleto. Lo que hay es un periódico pagado con los impuestos de todos, al servicio de unos pocos, de forma mas o menos clara (casi siempre cristalina), pero de un partido político, el que manda en los dueños de dicho periódico, la diputación. Y en los libros dice que en la diputación, casi casi siempre han mandado los mismos.

    • Ah vale, yo te lo cuento. Garrido fue el presidente de la Diputación de Ciudad Real de 1995 a 1999 y era un señor de derechas que puso el PP. En esa época es difícil decir que Lanza era un periódico de Izquierdas.

      Saludos Marisol.

      • Anda, me estás hablando de hace 15 o 20 años. Ya decia yo que no me acuerdo, tengo 24. Pero en mi libro pone que salvo esos 4 años del PP, el resto de los años, unos 30, la dipu ha mandado el Psoe. Pero por supuesto, la culpa de que eso sea un panfleto, es del pp.

        • Bueno, como has podido leer, el Lanza es de 1943, en plena dictadura, y el PSOE llegó a la Diputación en 1983. Han sido muchos los que lo han querido hacer panfleto. Es más, nació panfleto del Movimiento.

          De cualquier manera el PP de Ciudad Real también tiene su panfleto diario ¿Adivinas cuál? O, también eres muy jóven para saberlo…jejeje. Urga un poco en Internet y mira las ayudas de la Junta de Cospedal a Promecal de su «fondo de reptiles en Alcázar»… o, también eres muy joven para saber eso….jejeje…

          Saludos imberbes…

        • PP, PSOE, valga la redundancia. ¿Cuál es el problema? ¿quién ha mandado más tiempo en la Diputación?. ¿Por qué no dejamos de tirar el dinero en cosas inútiles e innecesarias?

        • Si Lanza se fundó en 1943 y Franco murió en 1975, no sé de dónde saca que Franco mandó en el periódico durante 40 años.

          Por otro lado, está claro que la calidad literaria y periodística del Lanza brilla por su ausencia y que está muy escorado a dar consignas de los políticos de turno. Es vergonzoso ver cómo manipula las noticias.

    • Marisol mírate el callejero de Ciudad Real porque hay una calle dedicada al «señor don Garrido», como tú dices. Ser joven no tiene por qué ser sinónimo de ignorante.

  3. Hace poco el Lanza tituló una noticia como «Toda la ciudad de Puertollano se echa a la calle por Elcogás», o algo así, pero con la palabra «Toda». Luego se quedaba tan pancho diciendo que habían ido 15.000 (que para ellos debe ser «toda» la ciudad), por supuesto dando por hecho que la cifra buena, era la más alta de todas las que se dieron. Y sobre los 4000 que había contado la policía nacional, lo despachaba en media frase, de pasada, en la que ni siquiera decía que lo había contado la Policía Nacional, si no que el dato lo daba el «cnp». Vamos, lo que le dijeron desde arriba que dijeran.

  4. Mi experiencia con el diario Lanza ha sido constante e invariablemente pésima, así que supongo que no soy objetivo en cuanto a calificarlo como subproducto si no hubiese otro por el estilo, que es La Tribuna, en cuyos estratos de mierda pueden encontrarse fósiles tan vulgares como Manuel López Camarena o Rafael Pérez Henares, este último en realidad una momia sin interés cuyo éxito deriva sin duda alguna de una conspiración de amiguetes de derechas: solo hay que comparar su patatera novela histórica con cualquiera de las de Juan Eslava Galán o Santiago Posteguillo; pura prosa que llamaban antaño «del régimen». Por no hablar de otros incluso aún más repelentes que me da asco tratar. Los muy listillos, sin embargo, que viven de lamerle el trasero a «La Razón», a cuyo se vende pegada como pareja de hecho o unión civil, siguen el poco ejemplar ejemplo también de este último periódico y se adornan de vez en cuando con gente valiosa de otra cuerda que sirve de cebo para que los compren, como el siempre interesante Rafael Torres, Aurora Gómez Campos,etcétera, a los que siempre conceden menos cancha de la que deberían, porque piensan por sí mismos y fuera de sus principios y costumbres ataporcinas. También escribe el sobrevaloradísimo Sánchez Miras, cuya pieza sobre el Trienio Liberal, periodo que conozco algo, es sencillamente ilegible e históricamente absurda. Como articulista tiene un pasar, pero ya está. Por demás, no sé cómo un periódico fascista como este mezcla en la misma página de clasificados putas y oraciones a San Judas Tadeo. Pero es que coherencia y honestidad no se les puede pedir: desbordan sus presupuestos trucados.

  5. La Diputación Provincial debería mostrar algún interés en el periodismo ya que tiene un periódico. De lo contrario mejor cierren. Para muestra un botón. Miren de vez cuando para darse cuenta del castillo de naipes que se han montado dentro algunos espectros de apariencia anodina. Las más irrisorias circunstancias son acalladas por sus presidentes.Sólo es una cuestión de tiempo anotar su defunción.

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