Puertollano: Santos Aparicio restaura el reloj del siglo XIX de la iglesia de Santa Bárbara

El antiguo reloj de la Parroquia de Santa Bárbara, construido a finales del siglo XIX e instalado en 1952, vuelve a sonar, aunque está vez lo hace en planta baja del Museo Municipal. Gracias al desinteresado trabajo del relojero puertollanero Santos Aparicio, la máquina ha sido restaurada con el apoyo de cuatro trabajadores municipales del taller mecánico.
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La alcaldesa, Mayte Fernández, agradeció la generosidad de la Parroquia Santa Bárbara y el desinteresado trabajo de Santos Aparicio, que ha hecho posible recuperar este reloj para el patrimonio local. De hecho, la regidora ha entregado una placa de reconomiento a Aparicio por su compromiso con la ciudad y el «regalo» que ha hecho a todos los ciudadanos de Puertollano, “que cuidaremos después de pasar por las manos de uno de los mejores relojeros de la región”.
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Cinco meses de trabajo
han sido necesarios cinco meses de trabajo para culminar las tareas de limpieza, reparación o sustitución de las piezas del reloj, que solo ha neceistado de tres nuevos componentes. El soporte metálico es nuevo, no obstante, y simula un castillete minero.

Aparicio, que ya se encargó de la recuperación y puesta en marcha del reloj de flores del Paseo de San Gregorio, convenció al párroco de Santa Bárbara, Marcos Arias, para la donación de la maquinaria que ha restaurado pieza a pieza. Se encontró entonces con un artefacto completamente oxidado y deshecho, por lo que fue un reto volver a ponerlo en marcha.

reloj6Los minuteros son los originales y se ha hecho una reproducción exacta de la esfera que existe en la Parroquia, para que el edificio no resultara afectado. Una de las peculiaridades de este reloj de iglesia con respecto a otros es que su suspensión es mediante rodamiento, al contrario que el resto, que se sitúa en la parte de atrás de la maquinaria.

De este modo, el visitante del museo podrá contemplar el movimiento de su maquinaria y el sonido de su campana cada hora y cada media hora. También se muestra la pesa original, de 350 kilos. “Para mí es un orgullo recuperar este reloj, ya que la empresa artífice, la Casa Perea, ya no existe y optamos por hacer las piezas a ojo. Hemos recuperado algo del patrimonio local y espero que perdure en el tiempo”, afirmó Aparicio.
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La parroquia de Santa Bárbara se construyó en 1952 en la barriada de El Poblado para los trabajadores y sus familias de la Empresa Nacional Calvo Sotelo.

Casa Perea

La familia Perea se dedicaba a la fabricación de campanas, aparatos de gran relojería, sonería y volteos eléctricos. Fundada en 1770, se especializó en la elaboración de relojes públicos de cuerda mecánica y eléctrica, carillones, esferas, cuadraturas, campanas nuevas y refundición de viejas y rotas, yugo metálicos para el volteo, torretas y espadañas para campanas.

Aprovechando la presencia del reloj de Santa Bárbara, Santos Aparicio espera transmitir su savia relojera en unos cursos monográficos que se ofrecerán a partir del mes de octubre en el Museo Municipal.

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