Virtudes y desvirtudes: fortaleza 

Jesús Millán Muñoz.- 0. ¿Se puede hablar hoy de virtudes y desvirtudes? ¿Se acepta hoy el concepto de virtud o acumulación de hábitos o actos buenos en una persona sobre una cuestión o tema? ¿O virtud o desvirtud en una entidad social o en una sociedad o en una cultura? ¿Es lo mismo la virtud que la desvirtud, es lo mismo el bien que el no bien, es lo mismo la virtud que el vicio?
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¿Corren hoy malos tiempos para plantear estas cuestiones, cuándo en el inconsciente colectivo, se piensa que todo está permitido o casi todo está permitido…? ¿Pero sabemos algo de lo que es la fortaleza, no lo han enseñado, hemos intentado nosotros saberlo…?

1. Podríamos definir la fortaleza como el hábito correcto para conseguir y obtener el bien y bien moral arduo y difícil. La audacia cohíbe o atempera los temores intentando el objetivo bueno y del bien, y se resiste a la audacia sin prudencia y sin racionalidad.

El grave problema de la moralidad, o uno de ellos, es que es difícil la teorización pero es aún más difícil la materialización o concretización de esa moralidad, en la multitud de situaciones y perspectivas concretas que la vida pone a cada sujeto. Por consecuencia, entre que sabemos poca teoría sobre ética y moralidad, y en segundo lugar, es muy difícil la adaptación concreta al caso particular, y en tercer lugar, no tenemos muchas veces, la fuerza, la fortaleza, la intención de conseguir y obtener el bien necesario y el bien legítimo y el bien moral. Pues se juntan multitud de factores para que demasiadas veces, por errores de conocimiento, de voluntad, de libertad, de entendimiento, de deseos o de pasiones o de emociones, o de confusión de fines, pues que no realicemos lo que debemos de hacer o no resistamos lo que no debemos realizar.

¿Pero es un valor hoy tener hábitos buenos, hábitos buenos en multitud de aspectos de la vida, pero también hábitos buenos o virtudes en cuanto a la esfera de la moralidad y de la ética? ¿Es este un objetivo en nuestras existencias, o esto es una cuestión que jamás pensamos o incluso que lo desechamos o lo negamos o lo olvidamos…?

2. La fortaleza tiene relación con otras virtudes conexas o anexionadas o paralelas o interrelacionadas:

– La longanimidad, que se ocupa de realizar y proyectar y materializar obras buenas que se tardará mucho tiempo en ver o percibir sus frutos. Unos siembran y otros recogen. La fortaleza con la longanimidad.

– La magnanimidad que es el acto y hábito de atreverse a obras grandes, siempre comedido con la prudencia, la racionalidad, el sentido común, el sentido de la oportunidad. La fortaleza con la magnanimidad.

– La paciencia como la capacidad de ver y vislumbrar la realidad real, de no perder la paz interior, de no perder la paz exterior, de soportar el sufrimiento necesario, la incertidumbre, la pena, etc. La fortaleza con la paciencia.

– La justicia como capacidad de conceptualizar y de hacer el bien. De dar a cada uno lo suyo, sea de fama, sean de palabras, sean de actos… La fortaleza con la justicia…

– La prudencia ponderar correctamente las ideas y conceptos, ponderar correctamente los hechos y los datos y las situaciones, equilibrar con la razón y la moralidad los deseos y pasiones y hechos y datos. No ver solo a corto plazo de tiempo sino a largo. Captar correctamente los hechos y actos de los demás y sus intenciones reales. No es lo mismo predicar que dar trigo. La fortaleza con la prudencia.

– La magnificencia hermana de la magnanimidad es la virtud acompañada de la prudencia y de la razón y del sentido común a hacer obras grandes, o intentarlo, si es que son necesario o es por necesidad justa y equitativa y prudente. La fortaleza con la magnificencia.

– La perseverancia que es soportar el esfuerzo, la duda, el trabajo prolongado por la realización del bien. La fortaleza con la perseverancia.

Podríamos resumiendo indicar que la fortaleza está relacionada o acompañada o ayudada por la longanimidad, magnanimidad, paciencia, justicia, prudencia, magnificencia, perseverancia. O simplificando:

F = Lg . Mg . Pc . Jt . Pr . Mgn . Ps.

3. Los errores de la no fortaleza o los vicios contrarios.

Si entendemos con Aristóteles que la virtud es el término medio. Aunque todos sabemos que es muy difícil saber cual es el término medio, no solo en la teoría sino en la práctica o en cada caso concreto. En cuanta a la fortaleza sería un extremo negativo la temeridad, que es el riesgo sin prudencia y sin racionalidad y sin verdadera necesidad. Y el otro extremo es o sería, como decían los antiguos, “el vil temor”, es decir, el exceso de temor y de miedo, que lleva a paralizar los actos y las acciones, incluso las buenas y necesarias por legalidad, justicia, sentido común, oportunidad, etc.

4. ¿El problema es que si nadie nos enseña estas virtudes, cómo las vamos a aprender y cómo las vamos a practicar? ¿No olvidemos que son virtudes que han estado en la concepción popular y académica durante siglos en Europa, y que estas virtudes han hecho grande a Europa? ¿Si no nos la enseñan en las casas, ni en los ambientes de trabajo, ni en las escuelas, ni en la sociedad, ni en los medios de comunicación… qué sucederá con nosotros? ¿Porque las virtudes y desvirtudes son cosas de nosotros…? ¿Porque las virtudes y desvirtudes, los actos buenos y los actos malos no solo influyen en nosotros mismos, en nuestras familias, en las entidades laborales, en los pueblos y ciudades sino también en la sociedad, en la cultura e incluso en el Estado…? ¿O no, o sí, o cuánto de no o cuánto de sí?

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