En campaña 1: equívocos unívocos

joseRivero2Santiago de Molina, sostiene en su blog que «la casa es un organismo reaccionario, poco tendente al cambio y de naturaleza conservadora«.

Frente al conservadurismo de la casa, cabe oponer el progresismo de la ciudad y el más acendrado conservadurismo secular del campo.

Así y por ello lo afirmado por Vélez de Guevara, sobre «el menosprecio de la corte y alabanza de la aldea«.

Un progresismo urbano que molestaba al pensamiento reaccionario, y por ello manifestaban su desdén bajo la cobertura de ‘los burgos podridos’.

Como si la putrefacción sólo fuera asunto urbano y la bondad campase en el medio rural.

Todo ello afirmándose en momentos de imparable declive y vaciamiento del medio rural.

Aunque su contraoferta, la ciudad redentora y mitificada por alguna literatura de comienzos del XX, viniera de la sociología política alemana, al afirmar «die luft stadt macht frei«.

El aire de la ciudad os hará libres. Frente al esclavismo encubierto del campo

Da aquí la extrañeza mayúscula de las intituladas ‘Campañas electorales’, para dar cuenta de las acciones políticas, encaminadas a obtener el apoyo de los ciudadanos en las confrontaciones electorales.

Campañas electorales que son ya ‘más un tiempo que un espacio’. Cuando era esta significación espacial la destacada de su etimología.

Aunque hubo un tiempo que también las campañas fueron tiempo

Una campaña en origen, que proviene del latín ‘campanea‘ y que deriva del más común ‘campus‘.

Denominación que alude al campo llano y al terreno carente de accidentes. Así pues lugar abierto que no presenta montes ni asperezas.

Como el mundo militar antiguo sostuviera sus lides y confrontaciones ‘a campo  abierto’ y rara vez en fortificadas ciudades, se mantuvo la identidad continua de ‘batalla’ como ‘campo’.

Incluso se sostuvo el pleonasmo de ‘campo de batalla’ como lugar de muerte, cuando ya entonces no había uno sin la otra.

No había batalla sin campo, ni campo sin su correspondiente confrontación.

De aquí que la palabra ‘campaña‘ se derive del término militar francés ‘campagne’, esto es campo abierto.

Como si pudiera haber ‘campo cerrado’, Más allá de la literatura de Max Aub.

Utilizado, también esa denominación de ‘campaña‘, para denotar una acción y consecuentemente, un tiempo transcurrido.

Esto es la ‘campaña‘ como la cantidad de tiempo que un ejército podría mantenerse en el campo. Combatiendo y desangrándose

Y más tarde esa voz ya unívoca, para designar una precisa y determinada operación bélica.

En el siglo XVII, la denominación bélica, ya suavizada, pasó a Inglaterra con otro significado: la sesión de un cuerpo legislativo. A veces más la embestida que la sesión.

Más el choque que el tiempo, que eso es una sesión

De aquí, se extendió la voz ‘campaña‘ al esfuerzo por «hacer que alguien fuera electo en un puesto público, particularmente a la fase de proselitismo abierto y activo«.

Expresando todo ello, finalmente y de forma pervertida, la idea de que las elecciones son una forma de combate.

Un combate que exige vencer a los contrarios, ya que sólo hay un ganador y una sola oportunidad para ganar.

Ya que sólo hay un tiempo y un sólo espacio.

José Rivero
Divagario

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5 COMENTARIOS

  1. Pero, en las elecciones, el que gana ¿Siempre tiene que ser el enemigo de los ciudadanos? Porque ellos se «zascan» solo durante la campaña, pero a nosotros nos dan durante 4 años…

    En España, el PP ha demostrado la teoría de Einstein, y ha conseguido que su «masa» modifique el tiempo, de tal manera que parece que llevamos 40 años y no 4 de paz y felicidad liberal…y ahora, si ganan, volverán a modificar el espacio de los derechos y las libertades con ese agujero negro situado a la mitad de la galáxia Génova.

  2. Y ganarán… y Carmen Pesadilla y Rosa María Romero seguirán ahí, como en una foto fija. Y el periodista ultramontano Somoano moderando ,en este momento, el debate, a nueve, tras la llamada de atención de la JUnta Electoral Central de la ilegalidad del debate inicialmente previsto para dos.

  3. No es Luis Vélez de Guevara, sino fray Antonio de Guevara. Son cosas de una memoria demasiado atiborrada, que se vuelve convergente. También me pasa a mí.

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