El Caballero del Verde Gabán, un criptojudío camuflado en el Quijote

José Arias Mora. Ingeniero Agrícola y del Medio Rural.- Al investigar el itinerario del tercer viaje de D. Quijote, sigo pensando que en la narración de su último viaje, Cervantes, sigue teniendo un plan geográfico que hila toda su novela y va acoplando historias y personajes según va pasando por los lugares, así cuando cuenta algo, casi siempre está relacionado con el sitio por donde van discurriendo sus protagonistas, siendo en algunos casos más especifico indicándonos algún dato geográfico o alguna direccione e incluso, en pocas ocasiones, el lugar concreto por donde pasan sus personajes.

Monumento a Jorge Manrique en Santa María del Campo Rus
Monumento a Jorge Manrique en Santa María del Campo Rus

Así tratando de localizar la casa del Caballero del Verde Gabán, supuse en principio que tenía que estar en algún pueblo cruzado por uno de los caminos que se dirigían al mar Mediterráneo, pues en la aventura de Los Leones, Cervantes nos indica que D. Quijote, Sancho y el Caballero ya no van dirección Norte, hacia Zaragoza, sino dirección Oeste, hacia el nombrado mar y que en él encontraría algo relacionado con la poesía y con las universidades y al mismo tiempo la casa del Caballero tenía que estar en un lugar no muy lejos de Osa de la Vega, porque en este sitio ya había fijado el encuentro con el Caballero de los Espejos.

Santa María del Campo Rus (Cuenca) era un sitio a investigar, pues en este pueblo murió el poeta Jorge Manrique y como consecuencia indagué lo que cuentan las Relaciones de Felipe II, redactadas el 8 de noviembre de 1578, sobre el pueblo. En ellas consta que en Santa María del Campo Rus había una casa donde murió Jorge Manrique y en el punto siguiente, el 33, expone:

“que en esta villa hay de presente un hombre, llamado por su nombre el dotor Andrés Martínez del Campo, dotor en santa Teulogía, catedrático de la insigne universidad de Alcalá, el cual está tenido por hombres de muchas letras, aunque mozo de edad de poco más de treinta años, hijo de un hombre particular, labrador de esta villa, e que en este capítulo no tiene más que decir.”

Las Relaciones describen a un personaje de la época de Cervantes de casi la misma edad que él y que había estudiado en Alcalá en donde llegó a Catedrático. Cabía hasta la posibilidad de que se hubiesen conocido.

Buceando en la vida de D. Andrés Martínez (AHN. UNIVERSIDADES) advertí que D. Andrés ganó la cátedra de Durando de la universidad de Alcalá de Henares en 1581, teniendo como oponente a D. Francisco Martínez. Este lo denunció por tener ascendientes judíos, que parece que eran por rama paterna. A pesar de que no hubo mucha prisa por resolver el caso pese a la insistencia de D. Francisco, en 1583, la cátedra de Durando estaba ocupada por D. Francisco Martínez.

Gracias al estatuto de pureza de sangre D. Andrés fue removido de su cátedra.

Enseguida relacioné al labrador de las Relaciones, que debía ser rico, pues mandó a su hijo a estudiar a la universidad de Alcalá con el Caballero del Verde Gabán, “un caballero labrador y rico” y que tenía un hijo que había estudiado en la universidad de Salamanca y el origen judío del padre de D. Andrés con el posible origen judío del Caballero del Verde Gabán, por lo que imaginé que en esta historia, Cervantes, nos narra cómo vivían los conversos que se habían quedado a vivir en España después de la expulsión de los judíos en 1492. Para su supervivencia era importante que se comportasen como cristianos viejos o al menos aparentarlo claramente, pues la Inquisición aplicaba duras penas a los criptojudíos y creo que este es el caso del Caballero del Verde Gabán.

Cervantes, nos describe al Caballero del Verde Gabán como a un cristiano viejo en todo lo que se ve: vestuario, casa, costumbres, la manera de montar, el nombre de la esposa y las aspiraciones a ejercer derecho o teología y estas apariencias eran tan perfectas que a Sancho le pareció el Caballero “un santo a la jineta”, pero comían alimentos limpios, no impuros, el vino era una bebida importante, dada la gran cantidad de tinajas que había en la casa, cazaba animales vivos para después tener la posibilidad de sacrificarlos por el rito judío, deja en suspense la descripción del interior de la casa, seguramente porque tenía algún detalle que no era de buen cristiano y el apellido “de Miranda” está incluido en las lista de los apellidos sefarditas.

Repaso a continuación de manera más detallada las apariencias de cristiano viejo y los indicios por los que el Caballero del Verde Gabán parece un criptojudío.

1.- El vestuario del Caballero.

Cervantes nos lo detalla de la siguiente manera:

“vestido un gabán de paño fino verde, jironado de terciopelo leonado, con una montera del mismo terciopelo; el aderezo de la yegua era de campo y de la jineta, asimismo de morado y verde. Traía un alfanje morisco pendiente de un ancho tahalí de verde y oro, y los borceguíes eran de la labor del tahalí; las espuelas no eran doradas, sino dadas con un barniz verde, tan tersas y bruñidas que, por hacer labor con todo el vestido, parecían mejor que si fuera de oro puro.” (cap. XVI, II).

Gerald L. Gingras en su estudio: Diego de Miranda. ¿Bufón o caballero español? sostiene que el Caballero del Verde Gabán va vestido como un rico hidalgo de la época de Cervantes y que las telas y los colores son las preferidas por la nobleza. El caballero por su vestuario es rico, cristiano y noble, aunque esté en el escalón más bajo de la nobleza.

2.- Modales y costumbres cristianas.

El Caballero en una larga presentación nos relata sus costumbres y se define como hidalgo medianamente rico, amigo de la lectura, no escudriñador de vidas ajenas, oye misa diariamente, da limosna y es devoto de nuestra Señora:

“–Yo, señor Caballero de la Triste Figura, soy un hidalgo natural de un lugar donde iremos a comer hoy, si Dios fuere servido. Soy más que medianamente rico y es mi nombre don Diego de Miranda; paso la vida con mi mujer, y con mis hijos, y con mis amigos; mis ejercicios son el de la caza y pesca, pero no mantengo ni halcón ni galgos, sino algún perdigón manso, o algún hurón atrevido. Tengo hasta seis docenas de libros, cuáles de romance y cuáles de latín, de historia algunos y de devoción otros; los de caballerías aún no han entrado por los umbrales de mis puertas. Hojeo más los que son profanos que los devotos, como sean de honesto entretenimiento, que deleiten con el lenguaje y admiren y suspendan con la invención, puesto que destos hay muy pocos en España. Alguna vez como con mis vecinos y amigos, y muchas veces los convido; son mis convites limpios y aseados, y no nada escasos; ni gusto de murmurar, ni consiento que delante de mí se murmure; no escudriño las vidas ajenas, ni soy lince de los hechos de los otros; oigo misa cada día; reparto de mis bienes con los pobres, sin hacer alarde de las buenas obras, por no dar entrada en mi corazón a la hipocresía y vanagloria, enemigos que blandamente se apoderan del corazón más recatado; procuro poner en paz los que sé que están desavenidos; soy devoto de nuestra Señora, y confío siempre en la misericordia infinita de Dios nuestro Señor.” (cap. XVI, II).

A Sancho le pareció tan buen cristiano que le llamó “santo a la jineta”, lo que despertó la risa en D. Quijote y supongo que también la de Cervantes.

3.- El nombre cristiano de la señora de casa.

Los conversos disimulaban su ascendencia judía mediante cruces con cristianos viejos, Cristina es un nombre clásico castellano.

“La señora, que doña Cristina se llamaba, le recibió con muestras de mucho amor y de mucha cortesía,” (cap. XVII, II).

4.- La manera de montar a caballo.

Montar a la Jineta era propio de los nobles de la época, todos supuestamente cristianos viejos. El Caballero también aparentaba serlo en la forma de montar:

“En estas razones estaban cuando los alcanzó un hombre que detrás d’ellos por el mismo camino venía sobre una muy hermosa yegua tordilla, […] el aderezo de la yegua era de campo y de la jineta,” (cap. XVI, II).

5.- La caza

“mis ejercicios son el de la caza y pesca, pero no mantengo ni halcón ni galgos, sino algún perdigón manso, o algún hurón atrevido.” (cap. XVI, II).

En Caballero del Verde Gabán, no participaba en las cacerías donde se acosaba y se hería al animal, en definitiva se le hacía sufrir y se cobraba muerto, pero si practicaba la caza con hurón, especialmente dirigida a capturar conejos, en la que se ponen redes en las salidas de las madrigueras. El conejo en su salida alocada huyendo del hurón se enreda en las mismas y se atrapa vivo.

En la caza con el perdigón también se conseguía atraer a las perdices a los alrededores del perdigón donde se colocaban trampas y se capturaban vivas.

Después los podía sacrificar según el rito judío.

La Torá no prohíbe la caza, y, específicamente, se refiere a la caza de animales silvestres para la alimentación (Levítico 17:13, Biblia de la Torá):, el animal no debe ser matado por la caza, sino más bien debe ser sacrificado ritualmente como un animal domesticado. Rabino Dr. Asher Meir.
http://www.aishlatino.com/a/eyn/El-Judaismo-y-La-Caza.html

6.- La casa.

La casa era la propia de un rico hijosdalgo con su escudo de armas en la fachada de la que el traductor pasa por alto la descripción del interior de la casa pues quizás había algo en ella que no era correcto que hubiese en la casa de un cristiano viejo, por ejemplo una sinagoga, y prefirió ocultarlo y no contarlo:

“Aquí pinta el autor todas las circunstancias de la casa de don Diego, pintándonos en ellas lo que contiene una casa de un caballero labrador y rico; pero al traductor d’esta historia le pareció pasar estas y otras semejantes menudencias en silencio, porque no venían bien con el propósito principal de la historia, la cual más tiene su fuerza en la verdad que en las frías digresiones.” (cap. XVII, II).

“Halló don Quijote ser la casa de don Diego de Miranda ancha como de aldea; las armas, empero, aunque de piedra tosca, encima de la puerta de la calle;” (cap. XVIII, II).

7.- Las tinajas de El Toboso

El mago Cervantes cuando nos describe la bodega y las tinajas que había en la casas del Caballero hace que centremos nuestro interés sobre el aspecto exterior de las tinajas y lleva nuestro interés a El Toboso, evitando que pensemos en su contenido, el vino, la bebida más valiosa de los judíos.

Para que este vino cumpliese la condición de kasher tenía que estar elaborado por ellos mismos y no sería fácil para un criptojudío comprar vino que cumpliese las reglas judías si se le acababa el suyo, por lo que tenían que almacenar gran cantidad de vino, lo que conlleva el disponer de gran cantidad de tinajas, tal como hacía el Caballero del Verde Gabán.

“la bodega, en el patio; la cueva, en el portal, y muchas tinajas a la redonda, que, por ser del Toboso, le renovaron las memorias de su encantada y transformada Dulcinea;» (cap. XVIII, II).

8.- La comida.

El Caballero le ofrece a D. Quijote un convite limpio y después lo cumple, es decir la comida no llevaba ningún alimento prohibido para los judíos.

“natural de un lugar donde iremos a comer hoy […] son mis convites limpios y aseados, y no nada escasos” (cap. XVI, II).

“Fuéronse a comer, y la comida fue tal como don Diego había dicho en el camino que la solía dar a sus convidados: limpia, abundante y sabrosa;” (cap. XVIII, II).

9.- El silencio

La liturgia judía exige silencio en determinados momentos y también dar gracias a dios por los alimentos, antes y después de consumirlos. En casa del Caballero del Verde Gabán tenían que dar gracias en silencio, no podía ser de otra manera. La Inquisición siempre andaba cerca y además había invitados.

“pero de lo que más se contentó don Quijote fue del maravilloso silencio que en toda la casa había, que semejaba un monasterio de cartujos”. (cap. XVII, II).

10.- De Miranda, nombre de origen judío.

El apellido del caballero, de Miranda, está incluido dentro de las listas de apellidos que podrían utilizarse para acreditar la condición de sefardí con objeto de conseguir la nacionalidad española.
También está incluido en las mencionadas listas, el apellido Galán, aunque en el texto de Cervantes tenga galán el significado de bien vestido.

“el caminante los saludó cortésmente, y, picando a la yegua, se pasaba de largo; pero don Quijote le dijo: –Señor galán,” (cap. XVI, II).

También tiene origen judío la palabra “muladar” que nombra en el capitulo XVI, II.

“porque letras sin virtud son perlas en el muladar” (cap. XVI, II).

11.- Glosa.

Dado que la casa de D. Diego de Miranda estaba en el pueblo donde murió su admirado Jorge Manrique, que mejor dedicación para el estudiante que escribir poesía, la gran añoranza de Cervantes, y en la que podría recordar que en siglos pasados los judíos eran libres para practicar su religión y su forma de vida, ya que la persecución y las matanzas de judíos empezaron en 1391.

“y por ahora esté vuesa merced atento a los versos glosados y a la glosa, que dicen d’esta manera:

¡Si mi fue tornase a es,
sin esperar más será,
o viniese el tiempo ya
de lo que será después…!

GLOSA.

Al fin, como todo pasa,                                No quiero otro gusto o gloria,
se pasó el bien que me dio                          otra palma o vencimiento,
Fortuna, un tiempo no escasa,                   otro triunfo, otra vitoria,
y nunca me le volvió,                                   sino volver al contento
ni abundante, ni por tasa.                           que es pesar en mi memoria.
Siglos ha ya que me vees,                           Si tú me vuelves allá,
Fortuna, puesto a tus pies;                         Fortuna, templado está
vuélveme a ser venturoso,                         todo el rigor de mi fuego,
que será mi ser dichoso                               y más si este bien es luego,
si mi fue tornase a es.                                  sin esperar más será.
Cosas imposibles pido,                                Vivo en perpleja vida,
pues volver el tiempo a ser                        ya esperando, ya temiendo:
después que una vez ha sido,                     es muerte muy conocida,
no hay en la tierra poder                            y es mucho mejor muriendo
que a tanto se haya estendido                   buscar al dolor salida.
Corre el tiempo, vuela y va                       A mí me fuera interés
ligero, y no volverá,                                    acabar, mas no lo es,
y erraría el que pidiese,                             pues, con discurso mejor,
o que el tiempo ya se fuese,                      me da la vida el temor
o volviese el tiempo ya.                             de lo que será después

Como conclusión, creo que es una opción bastante verosímil que la casa del Caballero del Verde Gabán esté situada en Santa María del Campo Rus (Cuenca) y que Cervantes incluyó en su novela a un criptojudío, el Caballero del Verde Gabán, de manera camuflada. Así, la Inquisición no le pondría reparos a la publicación de su obra y de esta manera ser capaz de que su personaje y su libro conviviesen durante 219 años con ella e incluso ser más perdurable en el tiempo que la temida institución.

En este momento, ni el libro titulado El Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha, ni el Caballero del Verde Gabán, ni su autor, ni sus huesos (entre otras razones porque no los han encontrado) corren el riesgo de ir a la hoguera.

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