Comunicado: IU celebra con militantes y camaradas del PCE la proclamación de la II República 

Asamblea Local de Izquierda Unida de Ciudad Real.- Antonio Machado, fue uno de los republicanos que en ese día izaron la bandera tricolor, en el Ayuntamiento de Segovia. Escribe en un artículo publicado en el 37:

” Fue un día profundamente alegre —muchos que ya éramos viejos no recordábamos otro más alegre—, un día maravilloso en que la naturaleza y la historia parecían fundirse para vibrar juntas en el alma de los poetas y en los labios de los niños. La República había venido por sus cabales, de un modo perfecto, como resultado de unas elecciones…Desde aquel día —no sé si vivido o soñado— hasta el día de hoy, en que vivimos demasiado despiertos y nada soñadores, han transcurrido seis años repletos de realidades…yo los resumiría con unas pocas palabras. Unos cuantos hombres honrados tuvieron la insólita y genial ocurrencia de legislar atenidos a normas estrictamente morales, de gobernar en el sentido esencial de la historia, que es el del porvenir. …”

Para Izquierda Unida la conmemoración de la proclamación de la II República Española tiene un doble objetivo: de un lado reivindicar la memoria histórica democrática y socialista de nuestro pueblo y de otro, reafirmar la vocación democrático-republicana estrechamente unida al federalismo político y al socialismo. No se trata de una simple nostalgia o de la repetición ritual de consignas desligadas de una práctica política real, sino la expresión de un convencimiento profundo: en la España de hoy, el régimen republicano es la mejor garantía para la defensa de los derechos y libertades democráticas.

Por ello, hacemos un llamamiento a los hombres y mujeres de izquierdas, a los demócratas, a defender la memoria -viva en tantas generaciones- de los valores republicanos, a rechazar con firmeza las diversas maniobras que pretenden denigrar la realidad de lo que fue la II República Española y a propiciar una estrategia común con el objetivo de conquistar la III República.

Fue el municipalismo, los ayuntamientos, los que trajeron la II República, no un cambio de gobierno, sino de régimen. A partir de ahí se inició un proceso constituyente, y en meses, España dispuso de una Constitución muy avanzada, que convertía a este país en ‘una República de trabajadores de toda clase’, que reconocía para las clases desfavorecidas derechos sociales y económicos nunca aceptados. Que produjo un cambio en la sociedad y el estado, por realizar transformaciones populares, democráticas, socialistas, políticas, educativas, económicas, militares, civiles, que la república puso en marcha a toda prisa sacaron del atraso a este país. Llegó el divorcio, los convenios colectivos, el voto femenino. Representó la lucha por la política desde la honestidad y la transparencia. República es la gestión de ‘la cosa pública’ sin corrupción, entendida la política en el más alto grado de nobleza, en contraposición a la degradación de la clase política actual que nos gobierna, por estar inmersa en cientos de procesos de corrupción y engaños.

En el momento actual que estamos viviendo los importantes cambios surgidos en las elecciones municipales del mayo pasado, donde imperan las políticas sociales y participativas en las grandes ciudades, siendo como somos IU una fuerza municipalista, por entender que la participación ciudadana en política es imprescindible y porque nos dejó enseñado la Revolución Francesa que somos ‘ciudadanos con derechos’ y no ‘siervos’, y que el primer derecho en la ciudad, en el pueblo, es el derecho a participar, a proponer y a criticar. Donde todas las personas somos iguales, y es por esto, que frente a una monarquía, que se basa en una desigualdad basada en el nacimiento, considerando normal y legítimo que la jefatura de un estado se herede de padres a hijos; la República es la apuesta por la igualdad y la fraternidad entre la ciudadanía. En pleno siglo XXI, nos parece algo básico que lo democrático y lo racional sea que una votación popular y no la herencia, la que determine la jefatura del estado de cualquier país, y que las monarquías son instituciones obsoletas que gozan todavía de privilegios irracionales, que como instituciones deben desaparecer y no nos cabe duda de que desaparecerán, para que avance la democracia ciudadana, popular, de abajo a arriba, para alcanzar una mayor igualdad social. Por eso, hoy proclamamos que luchamos pacífica y democrática, pero firmemente y sin descanso, para lograr la III República Española.

Es una auténtica vergüenza que, tras más de 40 años de la muerte del dictador, miles de de cuerpos de asesinados durante la Guerra Civil continúen en fosas comunes o en las cunetas.

En Ciudad Real, el homenaje que se llevará a cabo, el sábado día 16 a las 12 hs, en el cementerio, ante la lapida de los asesinados por defender la República.

Queremos hacer una mención especial a nuestra compañera, coordinadora local a lo largo de muchos años de la asamblea local de IU, mujer incansable y luchadora por la defensa de los derechos y la justicia social y por tanto republicana, Ana Mª Rubio Trujillo, que nos dejó recientemente. Así como al resto de compañeros/as que también nos han ido dejando sin conseguir el objetivo deseado de ver convertida en la III República Española nuestro estado.

¡Salud y Tercera República!

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14 COMENTARIOS

  1. «La República había venido por sus cabales, de un modo perfecto, como resultado de unas elecciones…»
    «Fue el municipalismo, los ayuntamientos, los que trajeron la II República, no un cambio de gobierno, sino de régimen.»

    Se sueltan este par de mentiras históricas, se repiten machaconamente… y la gente se las acaba creyendo.

    Efectivamente fue un cambio de régimen en todos los aspectos. En especial en el de la pérdida de libertad por parte del ciudadano. No hay más que echarle un vistazo a la tan “democrática” Constitución de 9 de Diciembre de 1931:

    Se prohíbe la libertad religiosa y se crea legislación “ad hoc” para controlarla y sustraerle sus bienes bajo un paraguas de legalidad:

    “Artículo 26.
    Todas las confesiones religiosas serán consideradas como Asociaciones sometidas a una ley especial.
    (…)
    Los bienes de las Órdenes religiosas podrán ser nacionalizados.”

    Se legaliza el expolio de la propiedad privada, permitiendo la expropiación sin indemnización alguna:

    “Artículo 44.
    Toda la riqueza del país, sea quien fuere su dueño, está subordinada a los intereses de la economía nacional y afecta al sostenimiento de las cargas públicas, con arreglo a la Constitución y a las leyes.
    La propiedad de toda clase de bienes podrá ser objeto de expropiación forzosa por causa de utilidad social mediante adecuada indemnización, a menos que disponga otra cosa una ley aprobada por los votos de la mayoría absoluta de las Cortes.
    Con los mismos requisitos la propiedad podrá ser socializada.”

    Más que la Constitución de la “Libertad”, aquella fue la legalización del expolio a cualquiera que osase no someterse al yugo de aquella “Libertad”
    .
    Manda huevos que el inicio de aquél crimen institucionalizado se convierta en efeméride y se autoproclame fuente manantial de la actual Democracia. Si nuestra Democracia Constitucional del 78 se arraiga en la del 31, jodidos estamos.

  2. Profundizando un poco más:

    Hoy es 14 de abril, aniversario de la proclamación de la Segunda República. Como cada año los nostálgicos de ese régimen -obsérvese que la amplia mayoría de ellos ni siquiera lo vivieron- volverán a insistir en vendérnoslo como la panacea de la libertad y de la democracia.

    Dentro de esa labor de propaganda para blanquear a un régimen sectario y liberticida que condujo a España a una Guerra Civil, la izquierda suele insistir en la idea de que la Segunda República era una auténtica democracia, asegurando que la monarquía actual no lo es. Creo que el concepto de democracia que maneja la izquierda queda bastante en evidencia si nos asomamos a ejemplos como los de Venezuela, Cuba, China o Corea del Norte, pero puestos a hacer comparaciones, veamos algunos derechos y libertades que hoy tenemos -algunos más o menos mal tratados- y que en la Segunda República eran sometidos a un maltrato brutal:

    1. Libertad para criticar a cualquier institución del Estado.
    Hoy en día puedes criticar a la monarquía o a cualquier organismo del Estado, menospreciarlos, caricaturizarlos e incluso hacerles burla. Sin embargo, la Ley de Defensa de la República de 1931 prohibía “toda acción o expresión que redunde en menosprecio de las Instituciones u organismos del Estado”. Así pues, en la Segunda República no podías menospreciar ni al régimen ni a los organismos del Estado.

    2. Libertad de información.
    Este derecho fundamental es hoy ejercido en España con márgenes amplísimos en comparación con la Segunda República. La Ley de Defensa de la República de 1931 prohibía la “difusión de noticias que puedan quebrantar el crédito o perturbar la paz o el orden público”, y dejaba esta prohibición en manos del gobierno de turno. La Ley de Orden Público de 1933 consolidó la censura gubernativa previa con estados de excepción que, paradójicamente, se convirtieron en norma durante los tres años siguientes y en todo el bando republicano durante la Guerra Civil. En la actualidad no existe censura previa de prensa en España. En la Segunda República sí que existía.

    3. Libertad de religión.
    La Segunda República sometió a un acoso y a una erosión incesantes a este derecho. La Constitución de 1931, aprobada por las Cortes republicanas sin someterla a referéndum, prohibía en su Artículo 26 las órdenes religiosas que estableciesen un voto de “especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado”, una prohibición que sirvió para ordenar la disolución de la Compañía de Jesús en 1932, alegando su obediencia al Papa. La Constitución de 1931 también contemplaba la disolución de todas las órdenes religiosas que “constituyan un peligro para la seguridad del Estado”, redacción ambigua cuya interpretación se dejaba al antojo del gobierno, en un atentado directo contra la libertad religiosa. Además, el Artículo 27 de dicha Constitución prohibió los cementerios religiosos. La hostilidad de ese régimen hacia los cristianos tuvo su máximo exponente en los actos de violencia consistentes en quemas de conventos, iglesias, bibliotecas y colegios católicos, ataques ante los que las autoridades republicanas actuaron de forma cómplice, incluso no permitiendo actuar a las fuerzas del orden y a los bomberos. Famosa y significativa al respecto es esta frase de Manuel Azaña: “todos los conventos de España no valen la uña de un republicano”. Durante la Guerra Civil, en la zona aún controlada por la República esa persecución se convirtió en una auténtica matanza: bajo las órdenes, con el consentimiento o ante la inacción del gobierno republicano se produjo la tortura y asesinato, por razón de su fe, de 13 obispos, 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos y 283 religiosas -muchas de ellas, además, violadas- y miles de laicos católicos, en lo que muchos no han dudado en calificar como la mayor persecución religiosa perpetrada en Europa desde los tiempos de la Revolución Francesa.

    4. Libertad de educación.
    El Artículo 48 de la Constitución de 1931 -insisto, aprobada por las Cortes sin referéndum- establecía: “La enseñanza será laica”. De este modo, la Segunda República negaba a los padres el derecho a educar a sus hijos conforme a sus convicciones, un derecho hoy protegido por el Artículo 27 de la Constitución Española. En una burla a esa libertad de los padres, dicha Constitución proclamaba la llamada “libertad de cátedra”, esto es, el permiso a los profesores para imponer sus ideas y opiniones a sus alumnos, fuesen o no del agrado de sus padres. Además de esto, la Segunda República también negaba la libertad de enseñanza, prohibiendo a las órdenes religiosas dedicarse a la enseñanza, una prohibición especialmente escandalosa si tenemos en cuenta que muchos españoles sin recursos tenían la posibilidad de recibir una educación gracias a muchas de esas órdenes. No conforme con ello, la Constitución de 1931 limitaba el derecho de la Iglesia a enseñar su doctrina a sus establecimientos -parroquias, conventos, monasterios…-, pero incluso en los edificios religiosos todo acto de catequesis estaba “sujeto a inspección del Estado”.

    5. Libertad para ondear la bandera roja y gualda.
    La bandera roja y gualda ha venido siendo la bandera de España desde 1785 hasta la actualidad, monarquías, repúblicas, regencias y dictaduras y con la sola excepción del periodo republicano de 1931 a 1939. La Ley de Defensa de la República de 1931 prohibía toda “apología del régimen monárquico o de las personas en que se pretenda vincular su representación, y el uso de emblemas, insignias o distintivos alusivos a uno u otras”. Así pues, en la Segunda República la bandera roja y gualda y la defensa de la monarquía estaban prohibidas. Hoy, sin embargo, los republicanos pueden usar la bandera tricolor y defender la república con total libertad.

    6. Libertad para ver en un cine cómo se fecundan las flores.
    Esta objeción puede parecer una broma, pero no lo es. Los caprichos de la censura franquista han dado lugar a muchos comentarios jocosos, pero de la rocambolesca censura en la Segunda República se ha hablado muy poco. En el estudio “Las películas censuradas durante la Segunda República. Valores y temores de la sociedad republicana española (1931-1936)” (se puede leer aquí en la web de la Universidad Complutense) se muestran algunos ejemplos de hasta dónde llegaba la censura republicana de las escenas cinematográficas de naturaleza sexual: “No importaba que estas aproximaciones fuesen entre animales. En El País de la miel se consideró inapropiada una escena que recogía la cópula de las abejas. En Naturaleza y Amor (1935) es el coito de un ciervo. También se prohibió una escena de una yegua y un caballo y otra en la que se fecundan las flores, en la película Éxtasis (1934): se consideró que presentaban una tendencia lujuriosa.“

    7. Libertad para exponer ideas o críticas al gobierno en una obra de teatro sin censura previa.
    La censura republicana, igual que la franquista, no se limitaba al cine. En “Apuntes sobre la censura teatral durante la II República”, Manuel L. Abellán señala: “Autores, empresarios o representantes de las compañías teatrales elevaban una instancia con anterioridad al estreno de la obra.” Se censuraban obras de teatro por motivos políticos e ideológicos, o por el mero hecho de contener críticas al gobierno.

  3. Cosas que, posiblemente, no sabes sobre la II República:

    1.- Una República instaurada tras una victoria electoral monárquica

    Se suele decir que la Segunda República se proclamó tras una victoria electoral republicana. Nada más lejos. En las Elecciones Municipales del 12 de abril de 1931, los republicanos obtuvieron 5.775 concejalías frente a las 22.150 conseguidas por los monárquicos. El número de concejales monárquicos casi cuadruplicaba al de concejales republicanos.

    Sin embargo, el voto republicano se concentró en las ciudades, obteniendo la victoria en la mayor parte de las capitales de provincia, lo que sembró la euforia entre los partidarios de la caída de la monarquía y sembró el desánimo en la Corte de Alfonso XIII, que dos días después de los comicios partía hacia Cartagena y de allí hacia el exilio para evitar que un conflicto entre monárquicos y republicanos acabase en un baño de sangre: “quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil”, afirmaba el monarca en una carta publicada el 17 de abril por el diario Abc.

    2.- Una Constitución aprobada sin referéndum y sin voto femenino

    La Constitución de la Segunda República fue aprobada el 9 de diciembre de 1931 por las Cortes Constituyentes, elegidas el 28 de junio de ese año en unas elecciones en las que sólo pudieron votar los hombres (el voto femenino no fue aprobado hasta el 1 de octubre) y que dieron lugar a un parlamento con una insignificante presencia de la derecha. Para colmo de defectos, no se convocó ningún referéndum para aprobar esa Constitución. Las Cortes republicanas negaron al pueblo español su derecho a decidir sobre esa Carta Magna.

    3.- Dos diputadas socialistas en contra del voto femenino

    En el otoño de 1931 se debatió la aprobación del voto femenino. En aquellas Cortes republicanas sólo había dos mujeres, que irónicamente no pudieron votar en las elecciones: Clara Campoamor, del Partido Radical, y Victoria Kent, del Partido Republicano Radical Socialista. La primera votó a favor del voto femenino, y la segunda en contra. En su discurso, Kent no dudó en basar su rechazo al voto femenino en una “cuestión de oportunidad para la República”, llegando a afirmar lo siguiente: “Si las mujeres españolas fueran todas obreras, si las mujeres españolas hubiesen atravesado ya un periodo universitario y estuvieran liberadas en su conciencia, yo me levantaría hoy frente a toda la Cámara para pedir el voto femenino.” Curiosamente, el mismo argumento se podría haber usado para rechazar el voto masculino…

    El caso más esperpéntico de rechazo al voto femenino vino de Margarita Nelken, del PSOE, que resultó elegida diputada por Badajoz en las elecciones parciales celebradas el 4 de octubre de 1931. Nelken no dudó en mostrar su rechazo al voto femenino con estas palabras: “Poner un voto en manos de la mujer es hoy, en España, realizar uno de los mayores anhelos del elemento reaccionario”. Hoy en día la web del PSOE presenta a Nelken como una pionera pero no menciona su voto en contra del sufragio femenino. Las mujeres votaron por primera vez en unas Elecciones Generales el 19 de noviembre de 1933, dando la victoria por mayoría a la derecha y evidenciando el motivo sectario por el que buena parte de la izquierda se negó a apoyar este derecho de las mujeres.

    4.- Censura de prensa y duras limitaciones a la libertad de expresión

    El Artículo 34 de la Constitución de la Segunda República afirmaba: “Toda persona tiene derecho a emitir libremente sus ideas y opiniones, valiéndose de cualquier medio de difusión, sin sujetarse a previa censura.” Sin embargo, la Ley de Defensa de la República de 1931 convirtió en delitos ciertos ejercicios de la libertad de expresión y de información, por ejemplo:
    ◾“La difusión de noticias que puedan quebrantar el crédito o perturbar la paz o el orden público”
    ◾“Toda acción o expresión que redunde en menosprecio de las Instituciones u organismos del Estado”
    ◾“La apología del régimen monárquico o de las personas en que se pretenda vincular su representación, y el uso de emblemas, insignias o distintivos alusivos a uno u otras”

    Con ello, se impedía a cualquier ciudadano, asociación o medio de comunicación ejercer la crítica al gobierno o al régimen, lo que proporcionaba a la Segunda República normas represivas propias de una dictadura. En la práctica, esta ley supuso la instauración de una férrea censura previa, que llenó los periódicos de diverso signo de espacios en blanco bajo el título de “visado por la censura”.

    5.- Censura en el cine a escenas “lujuriosas” de abejas y flores

    Durante la Segunda República también se censuraban las películas. La censura suprimía escenas de desnudos, aquellas que tuviesen una cierta carga erótica e incluso cualquier mención a la prostitución o a los homosexuales, como señalan María Antonia Paz Rebollo y Julio Montero Díaz en “Las películas censuradas durante la Segunda República. Valores y temores de la sociedad republicana española (1931-1936)”. En dicho trabajo se recogen, además, casos de censura en “una escena que recogía la cópula de las abejas”, o “una escena de una yegua y un caballo y otra en la que se fecundan las flores”, pues “se consideró que presentaban una tendencia lujuriosa”.

    6.- Censura política e ideológica en las obras de teatro

    Durante la Segunda República también existía censura previa en las obras de teatro, incluso en las infantiles. Como señaló Manuel L. Abellán: “Autores, empresarios o representantes de las compañías teatrales elevaban una instancia con anterioridad al estreno de la obra.” En su trabajo se indica como diversas obras fueron censuradas por motivos políticos e ideológicos, e incluso suprimiendo críticas al gobierno.

    7.- La Ley de Vagos y Maleantes, un invento de la Segunda República

    Hay mucha gente que piensa que la tristemente famosa Ley de Vagos y Maleantes fue un invento del franquismo, pero la realidad es que fue promulgada el 4 de agosto de 1933, durante la Segunda República, y fue un proyecto del gobierno izquierdista de Manuel Azaña. La versión original de la ley declaraba “en estado peligroso” a diversos individuos entre los que contaban los “vagos habituales”, los “ebrios”, “los que ocultaren su verdadero nombre” o incluso los que no justificasen la posesión del dinero que se hallase en su poder. Los castigos iban desde multas al internamiento, pasando por la pérdida del dinero y demás posesiones.

    8.- Un escudo monárquico para una bandera que no usó la Primera República

    A diferencia de lo que muchos piensan, la bandera tricolor de la Segunda República no fue utilizada durante la Primera República (1873-1874), régimen que usó la bandera bicolor que había establecido Carlos III como bandera nacional en 1785. La Segunda República cambió el diseño de la bandera, pero irónicamente mantuvo el escudo con los cuarteles que representan a los reinos de Castilla, León, Navarra, Aragón y Granada, cuya unión ha simbolizado siempre el Reino de España. La Segunda República también mantuvo las Columnas de Hércules con la cinta luciendo el lema “Plus Ultra”, incorporado por Carlos V para simbolizar su Imperio. Simplemente, se suprimió el escusón con las flores de lis que representaban a la dinastía borbónica, y se sustituyó la corona real por una corona mural, elección muy inadecuada pues dicha corona se usaba tradicionalmente en diversos países -mayoritariamente monarquías- para timbrar los escudos de los municipios, y no de una nación.

    9.- Una Constitución que lesionaba la libertad religiosa

    La Constitución de la Segunda República, en su Artículo 26, establecía la disolución de las órdenes religiosas que estableciesen un voto de “especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado”. Se proscribía así a las órdenes que hacían voto de obediencia al Papa. A comienzos de 1932, esa norma dictatorial se utilizó para disolver la Compañía de Jesús, nacionalizar sus bienes e iniciar una auténtica persecución contra sus miembros.

    La Constitución de 1931 establecía, además, la disolución de todas las órdenes religiosas que “constituyan un peligro para la seguridad del Estado”. Con una afirmación así se abría la puerta a que cualquier gobierno se cargase toda orden que no complaciese los caprichos del poder. Además, dicha Constitución prohibió a las órdenes religiosas dedicarse a la enseñanza, una labor a la que los religiosos había dedicado enormes esfuerzos y que había permitido educarse a numerosas personas de las clases más humildes. Se trataba de un atropello en toda regla que violaba el derecho a la libertad de educación. Pero las medidas anticatólicas de esa Constitución no acababan ahí.

    El Artículo 27 proscribió los cementerios religiosos, ya fueran católicos, judíos, protestantes, etc. Dicho Artículo también establecía lo siguiente: “Las manifestaciones públicas del culto habrán de ser, en cada caso, autorizadas por el Gobierno.” Se sometía así a la voluntad del poder el ejercicio de la libertad religiosa, suprimiéndola de facto.

    10.- Una República sin libertad de educación

    El Artículo 48 de la Constitución de la Segunda República afirmaba: “La enseñanza será laica, hará del trabajo el eje de su actividad metodológica y se inspirará en ideales de solidaridad humana.” Como ya he señalado, se prohibía a las órdenes religiosas dedicarse a la educación. Al declarar la enseñanza laica se excluía a la religión del sistema educativo, algo que hoy en día violaría el Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El citado Artículo 48 de la Constitución de 1931 se limitaba a afirmar: “Se reconoce a las Iglesias el derecho, sujeto a inspección del Estado, de enseñar sus respectivas doctrinas en sus propios establecimientos.” Es decir, que la República reconocía a la Iglesia el derecho a enseñar su religión en sus parroquias, conventos o monasterios… pero incluso así esa enseñanza estaría sometida al control del Estado.

    Significativamente, y en línea con las tesis de las logias masónicas -un poderoso y socialmente muy minoritario grupo de presión, pero al que pertenecían nada menos que 151 de los 470 diputados de las Cortes Constituyentes-, ese Artículo 48 reconocía la “libertad de cátedra” -es decir, que los profesores podían imponer sus opiniones y tesis ideológicas a sus alumnos- pero omitía toda mención al derecho de los padres a decidir la educación que deseaban para sus hijos, derecho históricamente denostado por la izquierda pero que hoy recoge el Artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

    11.- Cuando la derecha ganó las elecciones y no la dejaron gobernar

    La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), liderada por José María Gil-Robles, gana las Elecciones Generales del 19 de noviembre de 1933 -las primeras elecciones de la historia de España en las que votan las mujeres-, obteniendo 115 diputados. La segunda formación más votada, el Partido Radical, obtiene 102, y la tercera, el PSOE, se queda con 59. A pesar de los resultados, la izquierda amenaza con una insurrección si la CEDA forma gobierno. La izquierda más extremista ni siquiera espera a que ocurra tal cosa: los anarquistas de la CNT inician el 8 de diciembre de 1933 un levantamiento golpista disfrazado de huelga general, que se salda con 89 muertos y 163 heridos, atentados con explosivos, destrucción de archivos, quema de iglesias y atentados contra vías férreas, puentes, líneas telegráficas y telefónicas. El acto más grave de esa intentona golpista es el descarrilamiento del tren rápido Barcelona-Sevilla en Punzol (Valencia), un atentado terrorista que mata a 23 pasajeros y deja 38 heridos.

    El 18 de diciembre el Presidente de la República, Alcalá Zamora, ignora los resultados electorales y encomienda la formación de un nuevo gobierno a Alejandro Lerroux, líder del Partido Radical, el segundo más votado. La CEDA se pliega a las amenazas de la izquierda y decide apoyar el gobierno de Lerroux. Sin embargo, en el otoño de 1934 la CEDA exige a Lerroux que le permita participar en el gobierno. Alcalá Zamora lo acepta y el 4 de octubre entran tres ministros de la CEDA en el ejecutivo de Lerroux. Al día siguiente, el PSOE pone en marcha una nueva intentona golpista bajo el disfraz de una huelga general. En Madrid miembros armados del sindicato del PSOE, la UGT, intentan asaltar -sin éxito- los edificios de la Presidencia del Gobierno y del Ministerio de la Gobernación. En diversas zonas de España la intentona golpista se traduce en una semana de violencia, lo que obliga al gobierno a hacer intervenir al Ejército. El golpe se salda con más de un millar de muertos, entre ellos 35 sacerdotes asesinados por los golpistas. Se trata del levantamiento armado más grave sufrido por la Segunda República antes del 17 de julio de 1936.

    12.- La actitud golpista del PSOE (el que ahora gobierna en Ciudad Real) durante la Segunda República

    La sangrienta experiencia revolucionaria de octubre de 1934 no es un caso aislado en la actitud del PSOE hacia la Segunda República. Basta con repasar los incendiarios discursos de Francisco Largo Caballero, secretario general de la UGT hasta 1938 y presidente del PSOE entre 1932 y 1935. Ya el 23 de noviembre de 1931, cuando ocupaba el cargo de Ministro de Economía y ante la posibilidad de que se disolviese el gobierno por falta de apoyos parlamentarios, Largo Caballero advirtió: “No puedo aceptar la posibilidad, que sería un reto al partido, y que nos obligaría a ir a una guerra civil“. En febrero de 1933 vuelve a repetir su amenaza: “Si no nos permiten conquistar el poder con arreglo a la Constitución… tendremos que conquistarlo de otra manera”. En agosto evidencia en otro acto del PSOE lo que opina de la República: “Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista“.

    En plena campaña para las Elecciones del 19 de noviembre de 1933, Largo Caballero vuelve a mostrar su peculiar talante: “El jefe de Acción Popular decía en un discurso a los católicos que los socialistas admitimos la democracia cuando nos conviene, pero cuando no nos conviene tomamos por el camino más corto. Pues bien, yo tengo que decir con franqueza que es verdad. Si la legalidad no nos sirve, si impide nuestro avance, daremos de lado la democracia burguesa e iremos a la conquista del Poder“. El 5 de octubre de 1934, como acabamos de ver, cumplió con creces su amenaza, cuatro días después de afirmar en un mitin en Madrid lo siguiente: “Nuestro partido, es ideológicamente, tácticamente, un partido revolucionario… cree que debe desaparecer este régimen“.

    Tras esa intentona golpista, Largo Caballero es detenido. El 1 de diciembre de 1935 es puesto en libertad. De cara a las Elecciones Generales de febrero de 1936, el presidente del PSOE continúa con sus soflamas golpistas. El 19 de enero de 1936 afirma en un mitin en Alicante: “si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada”. Al día siguiente, en otro mitin socialista en Linares (Jaén), aclara todavía más su posición respecto de la República: “la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la Revolución“. El 10 de febrero, en el Cine Europa de Madrid, declara sin rodeos: “estamos ya hartos de ensayos de democracia; que se implante en el país nuestra democracia”. En ese mismo mitin Largo Caballero deja claro lo que entiende por “nuestra democracia” con estas palabras: “Tenemos que recorrer un periodo de transición hasta el socialismo integral, y ese período es la dictadura del proletariado, hacia la cual vamos.”

  4. Lo que decían PCE y PSOE sobre esa misma República que hoy tanto celebran:

    Un régimen brutal y represivo, según el PCE

    “La burguesía y el Gobierno republicano burgués-agrario no están contentos, sin embargo, con estos servicios de los rompehuelgas y embaucadores socialistas y sindicalistas, y empiezan a emplear cada vez más tenazmente los métodos del ataque franco contra toda suerte de manifestaciones de lucha, entre otras, contra la lucha económica de la clase obrera española. (…) La ola de fusilamientos en masa de manifestantes pacíficos por la guardia civil, de represiones sangrientas de los campesinos revolucionarios, de asesinatos de obreros revolucionarios desarmados, culpables únicamente de haber tratado de mejorar sus salarios por medio de la huelga, se extiende por todo el país.”

    “El Gobierno burgués-agrario de Azaña-Largo Caballero efectúa detenciones en masa de comunistas (en Barcelona, Sevilla, etc.). Toda la prensa comunista está prohibida.” (…) “El partido socialista, partido gubernamental, interviene en calidad de fusilero de vanguardia de la contrarrevolución. Dicho partido excita al Gobierno, al ejército, a la guardia civil, a que castiguen más brutalmente a los obreros y campesinos, a los comunistas.” (Publicado en las páginas 25 y 26 del número 2 de “Bolchevismo”, revista teórica del Partido Comunista de España, 1932.)

    El PCE abomina de la República y lucha por un régimen soviético en España

    “La burguesía ha creado una leyenda alrededor del 14 de abril, intentando presentarlo como un idilio de armonía de clases y de un cambio de régimen sin efusión de sangre y sin luchas, con un completo acuerdo de todos. El Partido y los hechos desenmascaran esa leyenda burguesa. La caída de la monarquía el 14 de abril fue preparada por el empuje revolucionario de los obreros, de los campesinos y de una capa de la pequeña burguesía de la ciudad. (…) Bajo la presión de las masas, las clases dominantes realizaron una maniobra para aplazar la revolución. El bloque latifundista burguésmonárquico se transformó en bloque burgués-latifundista republicano. El sentido y fin de esta maniobra consistía en engañar a las masas revolucionarias con el nombre de la República, con ilusiones democráticas, con promesas demagógicas, y evitar de este modo el desenlace de la revolución. (…) “El Gobierno republicano ha demostrado su carácter contrarrevolucionario desde sus primeros días.“

    “El rasgo característico de la dictadura contrarrevolucionaria burguesa-latifundista que reina en España es que ella intenta ocultar su carácter contrarrevolucionario adaptando una máscara democrática.”

    “La contrarrevolución encarnada en Azaña y Largo Caballero se desenmascara más y más ante las masas” (…) El Partido Comunista de España consciente de la responsabilidad histórica que pesa sobre él, lucha con todas sus fuerzas por el derrumbamiento del poder burgués y por la instauración en España del poder de los Soviets.” (Discurso de Manuel Hurtado Benítez, dirigente del Partido Comunista de España, como delegado español ante el XII Pleno de la Internacional Comunista. Publicado en las páginas 99, 101 y 115 de la revista “La Internacional Comunista” el 1 de octubre de 1932.)

    El PSOE prefiere una ‘dictadura socialista’

    “Yo soy de los que protestan contra las injusticias sociales, de los que creen que el régimen que vivimos no es inmutable, que es no sólo susceptible de modificación, sino de sustitución por un régimen socialista, colectivista (…) A la dictadura burguesa, nosotros preferimos la socialista“. (Discurso de Francisco Largo Caballero, presidente del PSOE, en el teatro-cine Pardiñas de Madrid. Publicado en la página 2 del periódico “El Socialista” el 25 de julio de 1933.)

    El presidente del PSOE rechaza la bandera tricolor en favor de la bandera roja

    “Tenemos que luchar como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee, no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución socialista.” (Discurso de Francisco Largo Caballero, presidente del PSOE, en Don Benito, Badajoz. Publicado en la contraportada del periódico “El Socialista” el 9 de noviembre de 1933.)

    La Segunda República es ‘una dictadura’, dice el presidente del PSOE

    “Pero ¿qué hace hoy la clase capitalista? Ejercer una dictadura contra la clase obrera. Y para cubrir las apariencias exclaman: “¡Es que vivimos en un régimen de democracia!” ¿En un régimen de democracia? Eso es una falsedad, porque los trabajadores en el régimen capitalista carecen de libertad para exponer y hacer triunfar sus ideales pacíficamente. El solo hecho de que haya una mayoría burguesa en el Parlamento es una dictadura.” (Discurso de Francisco Largo Caballero, presidente del PSOE, en Murcia. Publicado en la página 2 del periódico “El Socialista” el 15 de noviembre de 1933.)

    Para el PSOE la ‘República burguesa’ no es una verdadera democracia

    “Esto que se llama democracia en el régimen capitalista no es tal democracia. Para que no se confunda con la verdadera democracia, nosotros, los marxistas, la llamamos democracia burguesa. (…) Si los republicanos están convencidos de esa verdad axiomática deben unírsenos. Frente a la monarquía pelearon por un régimen de justicia. Nada les obliga a seguir siendo republicanos con las ideas de entonces si advierten que tampoco la República burguesa es el régimen de justicia que ellos soñaron.” (Texto extraído de un editorial publicado en portada por el periódico “El Socialista”, órgano oficial del PSOE, el 26 de septiembre de 1934.)

    El diario del PSOE considera peor la República que la monarquía

    “La República, acogotada. Clamábamos en el desierto cuando denunciábamos a voces, un día y otro, los desvíos y claudicaciones de la República. Lejos de atender nuestras llamadas y acudir en remedio del daño, los republicanos prefirieron crucificarnos y nos motejaron de sectarios. Los republicanos transigían con todo. Fiaban en no se sabe qué milagrosas influencias, ajenas, según se desprende de su inactividad, a la voluntad de los hombres. Sólo así se explica que la suya estuviera ausente -como si en el pleito no les fuera nada- en el proceso de desangramiento y prostitución de la República.”

    “Ha ocurrido con la República lo que no había sucedido jamás en la monarquía. Resueltamente afirmamos que la moral pública es más baja en este régimen que en el anterior. También decimos -y los hechos hablan por nosotros- que jamás bajo la monarquía borbónica se persiguió al proletariado como hoy.” (Textos extraídos de sendos editoriales publicados en portada por el periódico “El Socialista”, órgano oficial del PSOE, el 4 de octubre de 1934.)

  5. La mejor forma de gobierno para un estado es la República. Con independencia de costes, porque es una discusión eterna y estéril, la República nos da la oportunidad a los ciudadanos de decidir cada 4 años quién es el Jefe del Estado. Y en eso, tanto derecha como izquierda se pueden poner de acuerdo. De hecho, la derecha ya tiene poco que rascarle a la corona, y menos con Aznar y Rajoy que han tenido una pésima relación con ellos.

    Por supuesto, república progresista. Pero si la ciudadanía vota lo contrario, pues se acatará democráticamente.

    Basta ya de tener que aguantar a los Borbones y sus cuentas suizas, panameñas y sus cacerías de elefantes o vidas a todo tren gracias a los regalos de jeques poco o nada democráticos. A los Borbones los puso Franco con la jura del príncipe Juan Carlos el 22 de julio de 1969, cuando juró los Principios del Movimiento y lo debería haber quitado la Constitución de 1978.

    A ver si hay suerte y en las próximas elecciones damos un paso más hacia este modelo de Estado que es el menos antidemocrático que podemos tener.

    Viva la República!

    • Los republicanos tenéis dos problemas principales:

      – No aceptáis las reglas del juego. España (o el Estado, por si os da urticaria el nombre) tiene una Constitución que dice
      a) que es una Monarquía Parlamentaria y
      b) que eso se puede cambiar legalmente en cualquier momento, basta leerse tranquilamente el artículo 168.

      – Sois pocos. En el Congreso estáis representados por 75 de 350 diputados (21.4%) y para modificar la Constitución se necesitan 234.

      Y por eso hacéis tanto ruido con manifestaciones, protestas en la calle (hoy en Ciudad Real ¿cuántos?).

      Pero también os da urticaria la palabra DEMOCRACIA.

      Presentaos a las próximas elecciones con un programa electoral que diga: instauraremos, por la vía de la legalidad, la República. A ver cuántos os votan.

        • Por cierto, clases de Democracia, NINGUNA!!!

          Yo soy tan o más demócrata que tú. Y cuando se vota acepto lo votado, aunque no me guste.

          Pero si me dices que NO aceptamos la Democracia por pedir una República, tú mismo te delatas como un totalitario y tiras por tierra los no sé cuántos comentarios que has publicado hoy de medias verdades, cuando no absolutas falsedades.

          En una democracia tenemos el derecho a pedir, el derecho a hablar, a pensar. Y deberíamos tener el derecho a pedir un referéndum sobre TODO. Como ocurre en los países donde mandan los demócratas.

          Un saludo y feliz día de la República. Aquella que derrumbó el fascista con un golpe de estado en 1936.

        • No doy, ni pretendo dar clases a nadie. Es más… procuro escuchar a aquél del que pueda aprender algo. Y además, pido disculpas si alguien me malinterpreta.

          Yo no he dicho que no seas demócrata por pedir una República. Lo que te he intentado decir es que hay unas normas que están en la misma Constitución y que legalmente se pueden cambiar.

          La Constitución dice en su artículo 1 que la forma de gobierno es una Monarquía Parlamentaria y en 168 que eso se puede cambiar.
          La Constitución habla de la regulación de la corona en su Título II, el artículo 168 dice que ese Título II se puede modificar (podría regular la presidencia de la República) y hasta derogar.

          Por supuesto que tienes derecho a pedir lo que estimes oportuno, y hasta promover un procedimiento de iniciativa legislativa popular. Y tienes derecho a votar en un referéndum, en los casos en que la ley lo permite. Sé que me vas a contestar que no se puede votar todo lo que querrías, y es cierto. Pero si lees a algún experto en derecho, te dirá que el referéndum no es un derecho del ciudadano, sino un mecanismo de consulta del gobierno. No se puede organizar un referéndum porque lo pida el pueblo.

          Y sobre si podría establecer un referéndum sobre Monarquía o República… esta cuestión no puede someterse a consulta por la vía del artículo 92, ya que pretender un cambio en la forma política del Estado español supone un cambio en la Constitución.

          La Carta Magna sólo puede ser reformada por los mecanismos que ella misma prevé, no mediante un referéndum consultivo.

          Por cierto… la II República Española no finalizó con ningún golpe fascista en 1936. Terminó con el golpe de estado del Coronel Casado contra el gobierno de Negrín el 5 de marzo de 1939 y la salida de éste del país al día siguiente… como Alfonso XIII unos años antes.

        • Soy un absoluto Zote en Derecho, a pesar de tener varias asignaturas aprobadas (hasta que vi que no me gustaba y cambié):

          Artículo 92

          Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos.

          No soy nadie para dar lecciones, pero la Constitución tiene una redacción clara en cuanto al referendum y el art 92 creo que es muy claro también.

          Como dice la Wikipedia: La tercera etapa viene marcada por el triunfo de la coalición de izquierdas conocida con el nombre de Frente Popular en las elecciones generales de 1936, y que sólo pudo gobernar en paz durante cinco meses a causa del golpe de Estado del 17 y 18 de julio promovido por una parte del ejército que desembocó en la Guerra Civil Española.

        • Me gustaría que no obviases que de 1936 a 1939 un golpe de estado fascista, seguido de una guerra fratricida del golpista y dictador Franco fue pueblo a pueblo acabando con los republicanos y que, durante 50 años se sometió al país a la peor de las tiranías.

          Coincido con los grandes historiadores en que más que una guerra fue un aplastamiento pueblo a pueblo, ciudad a ciudad.

          Si olvidamos la historia estaremos destinados a repetirla.

          Saludos.

  6. Cierto. El artículo 92 es claro. Y el 168 también.

    Y no obvio nada. Del 36 al 39 pasaron muchas cosas: un discurso de Calvo Sotelo en el Congreso, una frase de Dolores Ibarruri. “Éste hombre ha hablado por última vez aquí”, y Calvo Sotelo asesinado. Luego, una guerra de 3 años en la que, por cierto, mi abuelo luchó en un bando y su hermano en el otro, porque les tocó así, como en otras muchas familias.

    No obvio nada. La historia fue la fue. Y lo de “lo peor de las tiranías” , pues no sé. En crueldad, Franco no llega a suela de dictadores comunistas como Stalin, Mao, o Pol Pot.

    • Vaya ibas bien hasta que sacaste a los que se suponen son mis ídolos del súper pop. Una pena. Me estaba gustando debatir, pero aquí se me acaban las ganas.

      A mi me gusta mi país y debatir sobre cómo hacer que vaya mejor, pero si el resúmenes es que hay peores dictadores….

      Lo siento. Adiós.

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