La fama y sus medios

joseRivero2Durante años se dijo de él, y se dijo de ella, que fueron famosos. Merced a la continuada presencia de ellos, en medios de comunicación y en medios de descomunicación.
Hay varias formas de Fama, pero todas son esencialmente iguales.

Hay varias formas de Fama que viajan desde el viejo Golden Gotha de Sajonia Coburgo, al Beatifull People; desde el Famoseo televisivo de la Salsa Rosa al papel cuché caliente y terso; desde la publicidad subliminal de antihemorroidales a las Campanadas de Año Nuevo, con ropa interior transparente o con desnudo refrigerado. Desde el Periscope al fútbol televisado.

También la fama de todos los inscritos en el club, nacía de su repetida habitación y de su ecuente residencia en los medios de información, y en los más extendidos medios de desinformación.

Paradas, Desfiles, Actos inaugurales, Pasarelas de Moda, Pregones floreados, Aperturas solemnes, Lecciones magnas, Mesas petitorias, Llegada a la meta, Botadura de la nave, Concursos variados de todo tipo, Cortado de cintas, Clausuras regias, Te Deum y hasta Tocatas y Fugas.

Todos esos escaparates solemnes eran, y son, parte del repertorio figurativo y de las figuraciones del cuerpo y del alma de la Fama misma.

Y parte de sus obligaciones necesarias.

A más presencia en Actos del Repertorio, más gramaje añadido al Cuerpo Afamado.

El peso del alma es más problemático, habida cuenta de sus 27 gramos de báscula.

Esa presencia rendida y hasta humillada, de los medios de Información a la dignidad de la Fama, era entendida ya como parte de la Fama misma.

Pero igual que llega el otoño de forma traicionera, sin avisar y con hojas melancólicas caedizas, un día dejan de ser invitados, llamados, convocados, presentados, firmados, prologados, retratado, perseguidos, selfiados, convocados y deseados.

Y pasan a engrosar la larga lista de todos los olvidos y de todos los desmovilizados de la Gran Fiesta.

Abandonada la Presidencia, la Gerencia, la Cátedra, la Mesa mayor, el Mayorazgo, la Nombradía, el Patronazgo, el Ministerio, el Púlpito, la Subdirección, el Capo-lavoro, todo cruje como la tierra abatida por un terremoto.

Y lo que fue Gloria se muta en Olvido.

Donde hubo Nombre y Presencia, sólo resta Polvo y Ausencia.

¿Pero de qué sustancia es esta Fama, este Honor y esta Gloria, que tan pronto se olvida?

Por eso, no tanto, la Fama y sus Medios para ascender a la Gloria.

Mejor aún, mejor ahora, la Fama y sus Miedos, para no descender a los infiernos.

Para bajar por los peldaños del Olvido y por la escalera del sótano mal iluminado.

Por ello más que hablar de la Fama y sus Medios, mejor será decir y llamarla como la Fama y sus Miedos.

Y es ese miedo rastrero es el que nutre y engorda el hambre única y prolongada de la Fama.

José Rivero
Divagario

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