Cien años de Don Camilo

Emiliano García-Page Sánchez. Presidente de Castilla-La Mancha.- Este 11 de mayo celebramos el centenario del nacimiento de Camilo José Cela, que viene a coincidir con el del nacimiento de Buero Vallejo, y con el IV Centenario de la Muerte de Cervantes.
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Resulta fácil entender que Castilla-La Mancha celebre el Centenario de un autor nacido en nuestra tierra que figura por derecho propio en la Historia de la Literatura Española como Buero Vallejo. Son autores que a pesar de trascender a nivel internacional, siempre mantuvieron conexión con su tierra natal, y es motivo de especial orgullo para ésta. No cabe por tanto más que aplaudir y apoyar el esfuerzo de Guadalajara por recordarnos que pese a la potencia universal del Centenario de Cervantes, hay autores como Buero Vallejo que merecen brillar con luz propia.

En el caso de Camilo José Cela, alcarreño de adopción, no podemos menos que establecer interesantes paralelismos con Cervantes para entender la importancia que para Castilla-La Mancha tiene su Viaje a La Alcarria, y por qué no debemos dejar que pase de largo esta efeméride, citándonos además el 9 de marzo de 2018 o 2023, fechas en que se celebrarán 70 y 75 años respectivamente de la publicación del libro.

En su Viaje a La Alcarria alcanza Cela el máximo nivel jamás conseguido por nadie, y nunca superado, en el género del libro de viajes. La elección de una región empobrecida, la capacidad para retratar tipos y paisajes, la recuperación y profusión de términos y expresiones castellanas todavía en uso y que los escritores de la época daban por superados, la rápida repercusión de la misma que revitalizó un género de éxito en el siglo anterior, desnudándolo de romanticismo ansioso de aventura para centrar la búsqueda del héroe en el vivir cotidiano del ciudadano rural de la época… y, en definitiva, en poner a una comarca olvidada en el centro de atención mundial, dotándola de una identidad y una referencia universal, son elementos suficientes para entender por qué Cela resulta de una importancia capital para Castilla-La Mancha y, sobre todo, para La Alcarria, un país de extraordinaria belleza que comparten Guadalajara y Cuenca.

En demasiadas ocasiones, la huella artística resulta primordial para entender, conocer y reflexionar de dónde venimos como comunidad, como país. Es imposible entender la Historia de España sin los retratos y las composiciones de Velázquez, El Greco o Goya; sin el Romancero, el Quijote, la poesía de Quevedo o la generación del 98. Cada autor comprometido con su época deja testimonio de algo más que los datos del historiador, y muchas veces ayudan a comprender el sentido de los mismos.

Cela retrató la España de posguerra con maestría y con valentía. Su Familia de Pascual Duarte, ofrece una visión descarnada de una España negra que aún pervive, y en La Colmena o Café de Artistas retrata una sociedad burguesa en la que sobrevive una bohemia, unidas ambas por la tradicional manera española de sobrellevar la pobreza, entre pícara y resignada. Finalmente, con Viaje a La Alcarria, Cela profundiza en la otra España, la alejada de la violencia y de la modernidad, anclada en un pasado glorioso retratado en sus monumentos, y dibujada por un paisaje tan hermoso como duro, que como La Mancha, esconde tras una fotografía árida, inmensos espacios naturales de belleza singular y única.

Por eso Cela, que fijó al final residencia en la Guadalajara donde siempre se sintió bien recibido y más integrado, es icono de esta tierra, y este 11 de mayo merece su espacio propio en un año tan plagado de efemérides por todas partes.

Y merece, sobre todo, una relectura de ese Viaje a La Alcarria que, sin duda, querremos inmediatamente emular.

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