De Puebla del Río a Mojácar

joseRivero2Todo partido político, tiene o debe tener un Ideario. Sin señalar a Ganivet y su ‘Ideario español’.
Y de eso, del Ideario propio, van sus Congresos, donde debaten Programas y Estrategias.

De igual forma que todo partido que se precie debe tener un Imaginario.

Que no es sólo una razón juguetera zaragozana; sino un conjunto de claves visuales interpretativas de su esencia.

Claves visuales que van desde los colores al logo, desde los referentes primarios a los iconos fundacionales.

MOJACAR Hay un trayecto visible e icónico, en el PSOE que transcurre entre la foto de 1974, en los pinares de Puebla del Río, y los cameos que desde 2002 se vienen realizando en la orilla del mar, en Mojácar, por parte de los posteriores Secretarios Generales.

En una rara coincidencia de fotografiarse en un contexto inapropiado, por más que invoquen a esa rara divinidad solar llamada Indalo.

Y por más que esa zona exhale más un tufo a bombas nucleares de Palomares cosecha de 1966, que a los asolados Campos de Níjar de Goytisolo publicados en 1959.

La foto primeriza, conocida como ‘El clan de la tortilla’, aunque no se viera tortilla alguna, da cuenta de un grupo de amigos que comparten pitanza y botellines, a la sombra de la pineda.

MOJACAR2Y que se preparan, quietamente, al asalto del congreso de Suresnes, del mismo año fatídico de 1974.

Año en que daría comienzo el Tiempo Nuevo.

Tan nuevo ese tiempo, que la estructura resultante de ese asalto, sería llamada Partido Socialista Obrero Español Reformado (PSOE-R).

Para distinguirlo del fragmento del partido que, dividido se resistió a entregar las armas, y por ello comandado por Rodolfo Llopis, asumió la denominación de Partido Socialista Obrero Español Histórico (PSOE-H).

Y esa imagen de líderes en pana y compañía, da cuenta de ese relato que viaja desde el XXVI Congreso de Suresnes, al XXVIII Congreso.

Congreso que quiso ser el equivalente de Bad Godesberg del SPD, en que la Socialdemocracia alemana dijo adiós a Marx.

XXVIII Congreso, de mayo de 1979, en que quebrada la Ponencia Ideológica, de abandono del marxismo, Felipe González renunció a la Secretaria General, por unos meses.

Aunque ya se preparaban los de ‘la tortilla’ para el otro desembarco de 1982.

Año en que con el eslogan ‘Por el cambio’, todo cambió en el otoño almíbar.

Incluso ellos, cambiaron.

TORTILLALa otra imagen ya da cuenta del salto del cambio, producido en el XXXV Congreso del año 2000, en que un desconocido Rodríguez Zapatero llega a la Secretaría General.

Contra todo pronóstico, contra Pepe Bono y contra el ‘aparato’ y ‘los fontaneros’.

Dos años más tarde, en 2002, se produce la foto trucada de Marisa Flórez en ‘El País’.

Los que se van, el matrimonio Almunia. Y los que llegan, el matrimonio  Zapatero.

Lo curioso de la instantánea, que no era tal, fue que se produjo en Mojácar.

Convertida por razones que no vienen al caso, en enclave estival de socialistas en ejercicio.

Acurrucados entre la sombra milenaria del Indalo y el aroma del efluvio hippy de los sesenta.

Acurrucados en la urbanización La Paratá, como si fuera una sucursal de la calle Ferraz.

Y así lo demuestra otra vez, Pedro Sánchez en las arenas que discurren entre Mojácar y Garrucha.

Vestido de veraneante tópico, él gorra, ella sombrero símil-panamá.

¡Qué lejos queda la tortilla de los pinares!

¡Qué lejos queda todo!

José Rivero
Divagario

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