Picotazos poéticos

joseRivero2El calor ¿es banal? O ¿es poético? La banalidad del calor se extrae de la banalidad misma del verano. ¿Es más banal un cuerpo sudado que un cuerpo tiritando? O sólo son cuestiones circunstanciales.

Y ya se sabe que todo verano oscila entre la plenitud de las recolecciones agrarias y la decrepitud de la putrefacción acelerada de los frutos.

Si el frío tiene que ver con ‘el principio de la conservación’, el calor formula contrariamente ‘el principio de la desaparición’.

Todo lo ocurrido en verano, tiende al olvido; sólo el invierno fija los recuerdos.

Y ello, pese a las mentiras de todos los cantables veraniegos, que son máquinas repetitivas de falsear los sentimientos.

Para Caballero Bonald «La poesía, frente a la novela y el ensayo, es capaz de conseguir la máxima temperatura en el idioma».

Esa temperatura idiomática o lingüística, tiene poco que ver con el calor físico.

Si no el trópico sería el Reino de la Poesía.

La temperatura poética tiene que ver más con la visión del poema como concentración lingüística que con pasiones corporales acaloradas.

Y además, toda concentración como proceso físico, requiere calor.

Esa poesía caliente, ese poema de máxima temperatura, puede llegar a quemar, indudablemente.

Por eso el consejo de Ángel Crespo. «El poema se ilumina cuando lo leemos con los ojos cerrados».

Se ilumina, justamente, por el calor que desprende la combustión de la las palabras.

Leer con los ojos cerrados, por no quemarnos. O por no sentir el fuego.

De igual manera Novalis advertía sobre las quemaduras que sana el poema. Y así, «la poesía cura las heridas que causa el entendimiento».

Peter Handke es más elaborado y prolijo en sus definiciones de sus ‘Poemas de ocasión’. Dice «No son circunstanciales arrebatos líricos, sino una versión condensada y lúcida de un programa literario, ideado para ampliar el espacio del pensamiento individual».

La otra cuestión tiene que ver con el merecer/merecerse de los poemas.

Como cuenta Félix Grande: «Cuando no llegan las palabras es tal vez, porque uno no se las merece».

Pero ¿cómo se merece uno las palabras? Y más aún, ¿cómo se merece uno los poemas?

¿Nos merecemos el calor que paraliza los sentidos?

Nunca se sabe.

José Rivero
Divagario

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2 COMENTARIOS

  1. Ascazo de calor. Quién fuera destinatario de sobres en negro para echar unos días de asueto en los balnearios de Badén Badén. Aunque lleguen con bala dentro.

    Cómo decía Gil de Biedma sólo hay dos épocas interesantes, la juventud y la vejez: la edad madura es un aburrimiento. Así el verano, puro bochorno y pudrición entre la primavera y el otoño.

    Ascazo de calor.

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