Arquicma reivindica una total atención hacia los pobres y más medidas para reducir las muertes en el trabajo

Julián Maldonado Fernández. Presidente de ARQUICMA.- La Asociación Regional de Químicos y Profesionales de la Industria (ARQUICMA), junto con la Asociación Nacional de Químicos de Castilla La Mancha (ANQUE), la Asociación de Madrid, el Colegio Oficial de Químicos de Madrid y el Consejo General de profesionales de la Seguridad y Salud en el Trabajo (CGPSST), hemos preparado, en Puertollano una serie de actos en honor de San Alberto Magno que se celebrarán hoy 15 y el próximo 18 de noviembre.
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Hoy 15 de Noviembre, concretamente se inicia la programación de actividades, a las 19h00 con una Santa Misa en la Parroquia María Auxiliadora del colegio Salesianos San Juan Bosco de Puertollano, para todos los socios y especialmente se pide por los enfermos y socios fallecidos y por todos los fallecidos en accidente de trabajo, tanto en nuestra comunidad autónoma, como en España, donde desgraciadamente las cifras de accidentes están subiendo estrepitosamente, en los últimos meses.

Un año más celebramos en Puertollano, San Alberto Magno, el cual es el patrón de todas las ciencias, con especial énfasis de la Química.

Este año es especialmente importante para todos nosotros, dado que nos acompañarán en nuestros actos la Asociación Nacional de Químicos de Madrid, la Asociación Nacional de Químicos de España (ANQUE) y el ilustre Colegio de Químicos de Madrid.

En una sociedad actual, aparentemente, tan falta de valores, donde lo mayoritariamente importante es el amasar fortunas, donde el ser humano en una gran mayoría pasamos olímpicamente de nuestros semejantes; este santo Alberto, teniéndolo todo: fortuna y el don de la sabiduría, fue todo un ejemplo de entrega de su vida hacia los pobres, tan discriminados aún en nuestra sociedad actual, una sociedad donde el 28,6 % de los españoles está en riesgo de pobreza y exclusión social.

¿Quién era realmente San Alberto Magno?

Ya en su tiempo la gente lo llamaba «El Magno», el grande, el magnífico, por la sabiduría tan admirable que había logrado conseguir. Lo llamaban también «El Doctor Universal» porque sabía de todo: de ciencias religiosas, de ciencias naturales, de filosofía, etc. Era geógrafo, astrónomo, físico, químico y teólogo. La gente decía «Sabe todo lo que se puede saber» y le daba el título de «milagro de la época», «maravilla de conocimientos» y otros más.

Tuvo el honor San Alberto de haber sido el maestro del más grande sabio que ha tenido la Iglesia Católica, Santo Tomás de Aquino, y esto le aumentó su celebridad. El descubrió el genio que había en el joven Tomás.

Nació en Alemania en 1206. Era de familia rica y de importancia en el gobierno y en la alta sociedad. Su padre era Conde, o sea gobernador de la región. Estudió en la Universidad de Padua. Allí se encontró con el más grande pescador de vocaciones, el beato Jordán de Sajonia, sucesor de Santo Domingo, y aunque el papá de Alberto se oponía a que su hijo se hiciera religioso, sin embargo, la personalidad de Jordán fue tan impresionante para él, que dejó todo su futuro de hacendado, político y hombre de mundo, y entró de religioso con los Padres Dominicos.

Él mismo contaba que de joven le costaban los estudios y por eso una noche dispuso huir del colegio donde estudiaba. Pero al tratar de huir por una escalera colgada de una pared, en la parte de arriba, le pareció ver a Nuestra Señora la Virgen María que le dijo: «Alberto, ¿por qué en vez de huir del colegio, no me rezas a Mí que soy ‘Trono de la Sabiduría?’.

Si me tienes fe y confianza, yo te daré una memoria prodigiosa. Y para que sepas que sí fui yo quien te la concedí, cuando ya te vayas a morir, olvidarás todo lo que sabías». Y así sucedió. Y al final de su vida, un día en un sermón se le olvidó todo lo que sabía, y dijo: «Es señal de que ya me voy a morir, porque así me lo anunció la Virgen Santísima». Y se retiró de sus labores y se dedicó a orar y a prepararse para morir, y a los pocos meses murió.

En Colonia, en París y en varias otras universidades fue profesor brillantísimo y de muchas naciones iban estudiantes a escuchar sus clases. Él tuvo el mérito de haber separado la teología de la filosofía, y de haber descubierto que el filósofo Aristóteles tiene un gran parecido con las ideas cristianas (lo cual perfeccionará luego su discípulo Santo Tomás).

Escribió 38 volúmenes, de todos los temas. Teología, filosofía, geografía, química, astronomía, etc. Era una verdadera enciclopedia viviente.

Fue nombrado superior provincial de su comunidad de Dominicos. Y el Sumo Pontífice lo nombró Arzobispo de Ratisbona, pero a los dos años renunció a ese cargo para dedicarse a dar clases y escribir, que eran sus oficios preferidos.

Habiendo sido de familia muy rica y de alta posición social, recorrió Alemania predicando, y viajando de limosna y hospedándose donde le dieran posada como a un limosnero. Era una buena práctica para aumentar la virtud de la humildad.

El 15 de noviembre de 1280, mientras charlaba tranquilamente con unos religiosos de su comunidad, quedó muerto plácidamente. Tenía 74 años. Dejaba fama de haber sido más sabio que todos los sabios de su tiempo. Todas las enseñanzas tenían por fin llevar el alma hacia Dios que es amor.
Están invitados todas aquellas todas las personas que así lo deseen, tanto a la Santa Misa, como el próximo viernes al resto de actos organizados.

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