40 años de la matanza de Atocha: Recordar para reconciliar

Emiliano García-Page. Presidente de Castilla-La Mancha.- Se cumplen cuarenta años de un crimen que marcó sin lugar a dudas la Historia de España, y que lejos de aterrorizar a una Izquierda española que se preparaba para la construcción democrática de un país que vivía todavía a la sombra de la dictadura, afirmó a la inmensa mayoría de los españoles en su deseo de romper el esquema de dos España antagónicas dispuestas a tomar las armas una vez más y prolongar así la peor herencia de cuarenta años de dictadura franquista: el odio fratricida.
atocha
La sangre derramada de los abogados de Atocha cayó sobre las conciencias como un grito de libertad, democracia y paz. En una España asustada, sobrecogida por el reto inmenso de aprender a convivir, donde todavía ser comunista era un delito perseguible y perseguido, el cruel asesinato a sangre fría de unos abogados laboralistas que defendían los derechos de los trabajadores, en el ambiente de una huelga del transporte, puso a la derecha española de entonces ante el espejo, y la inmensa mayoría bajó los brazos y abrió el corazón hacia los españoles del otro lado de la historia, para fundirse en un abrazo de democracia y paz que, a la postre, significó la derrota del odio, la caducidad del terror, y la apertura de voces, almas y ventanas a la libertad y la paz.

No resultó fácil, ni acabó tras el funeral multitudinario, la siembra de cadáveres ni la llamada al odio y la batalla desde las trincheras del rencor. Pero sobre las tumbas de aquellos abogados laboralistas, sobre la tumba de nuestro paisano Ángel Rodríguez Leal, la Izquierda española, socialistas y comunistas unidos, se juramentó para aceptar con coraje el reto de construir la paz sobre la base de una Constitución que reflejara los deseos del pueblo y garantizara la participación y el respeto a la voluntad de los ciudadanos.

Aquel acto de valentía política, en aquel frío mes de enero de hace cuarenta años, asumido sobre un mar de rosas y claveles rojos, significó el principio del fin de la caverna. Atocha es desde entonces símbolo de batalla por la paz y la libertad, por la Constitución y por la reconciliación, y siempre hay que tenerlo presente, porque los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla. Quienes vivieron aquellos días en plena madurez saben lo difícil que fue la Transición. Quienes niegan su legitimidad, quienes la desvirtúan trazando una caricatura de la misma olvidan e insultan a muchos españoles valientes que fueron capaces del mayor de todos los esfuerzos: convivir en democracia con quien apenas unos meses antes era, sencillamente, su enemigo atávico y mortal.

Hace cuarenta años, los españoles nos horrorizamos ante un crimen que tenía todos los componentes del terror, toda la crueldad de la cobardía cuando se cree impune, y apostamos por una España autonómica, democrática, constitucionalista que ha triunfado sobre la Historia y sobre el destino violento que muchos auguraban.

Recordar Atocha es guardar memoria de lo que significó dar la vida por unos ideales de justicia, de igualdad, de libertad… y recordar a quienes fueron las víctimas supone reclamar el honor de su memoria para sentirnos ciudadanos libres de pleno derecho y por derecho.

La democracia no fue un regalo. Fue el resultado de mucho coraje, de mucha voluntad, y de un tremendo esfuerzo para librarnos de la carga del odio, del peso del rencor. Recordar esta matanza y a sus víctimas, recordar a Julio Rodríguez Leal y a sus compañeros, no puede herir sensibilidades, sino alentar a las nuevas generaciones en el camino de la paz, del respeto, del amor a España y a los españoles, sobre todo a quienes nos legaron el regalo de la libertad, en el periodo de paz más largo y fecundo de nuestra historia.

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6 COMENTARIOS

  1. Esta toda españa pendiente no de los millones de parados, de los desafíos nacionalales e internacionales a los que nos enfrentamos en el presente y el futuro, si no de lo que pasó hace 40 años en una epoca convulsa, pasada y mas que curada y olvidada. Y estos son los que nos gobiernan. Si se acuerdan de esa epoca de división y enfrentamiento, parece que quisieran volver a ella.

  2. Tan criminal fue este episodio como los crímenes del GRAPO y de ETA, muchos de los cuales aún están sin esclarecer.

    La sociedad española actuó sabiendo controlar las enormes presiones que desde la extrema izquierda y extrema derecha se ejercía sobre la joven democracia.

  3. Yo sí recuerdo -recuerdo lo vivido- aquellos días. El triste 23, domingo, y, si cabe, el más triste todavía lunes 24. Tanto asesinato, tanta atrocidad. Al final ganamos nosotros, el pueblo. Y ganamos porque teníamos razón y no desfallecimos. La noche del 24 me dirigía con un amigo a escuchar una conferencia de Ruiz Giménez en uno de los colegios mayores de arriba, no recuerdo si el Johhny, el Negro, el Chaminade… Era una noche muy fría y no había un alma por la calle. La conferencia había sido suspendida y nos volvimos a nuestro colegio mayor de los de abajo. Llegando a Moncloa y sólo se oía el ruido de las sirenas de la policía. Íbamos, ciertamente, acojonados. Yo en particular, había visto el día anterior por Callao a los asesinos de Arturo Ruiz y estaba todavía muy afectado. Del asesinato de los abogados nos enteramos al día siguiente y fui, como tantos otros, hasta las Salesas dos días después. Fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Todos éramos hermanos, los más críos como yo y los más bregados luchadores antifranquistas, además de los compañeros de los abogados, dignísimos todos, desde su presidente Pedrol Ríus, a Ruiz Giménez, a Antonio Garrigues, sin ideologías de por medio. Todos con una voluntad de hierro para que saliera adelante aquella democracia que anhelábamos profundamente. Hubo después del funeral una manifestación de varios cientos de personas que bajó Recoletos, siguió Alcalá y fue finalmente disuelta al principio de O´Donell. Teníamos mucho dolor pero sabíamos que había que seguir. Y seguimos, y lo conseguimos.
    Hoy tenemos muchas frustraciones, pero es día solo para recordar. El sr. Page no tenía edad entonces para recordar ahora, pero está bien que se sume con su escrito. Pero yo le pediría que pensara, que aquellos luchadores no querrían ver tantas cosas como hoy se ven y se permiten. Bancos y Eléctricas campando a sus anchas protegidos por los políticos que acuden a sus consejos de administración y que no sé como mezclarán hoy su recuerdo de aquellos días con las esperanzas frustradas de tantos.

    • Un texto precioso, si me lo permites. La pena es que aún queden individuos que son incapaces de razonar y hagan comentarios tan viles como los que se pueden leer en esta noticia. El cáncer de cualquier sociedad, individuos que solamente existen para crispar, malmeter, envenenar.Parásitos de lo común que no añaden nada a la sociedad que les acoge. Solo veneno.

      En la transición murieron casi 600 personas, víctimas de la violencia institucional (tiroteadas, víctimas de abusos policiales, de botes de humo, pelotas…) de una administración copada por atláteres del franquismo más radical que no tenían la menor intención de dejar atrás esos años oscuros y, cuyos descendientes aún siguen haciendo de las suyas en fundaciones y asociaciones antidemocráticas.

      Estos siguen teniendo el apoyo de descerebrados palmeros que no tienen en la fiscalía española ningún freno a su indignidad.

      Por suerte, hay luces como la de la nieta de Carrero Blanco, aunque no haya criticado públicamente la pertenencia de su abuelo a una dictadura, sí que ha recordado a la fiscalía los errores que está cometiendo con los ataques a la libertad de expresión.

      Otro ejemplo de cómo España sigue soportando aberraciones, es la concesión de la placa en Almuradiel. Bravo por PP y Ciudadanos. Al menos ya sabemos que los primeros siguen manteniendo el carácter de su fundador…los otros ya sabemos que solamente tocan las palmas.

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