Ciencia, vacunas, autismo, y el momento de la verdad

MarcelinoQuince de Febrero de 2.017, el auditorio del Club de Prensa de Washington se encuentra a rebosar. Los medios han acudido en masa a una convocatoria fuera de lo común. Frente a ellos dos hombres notables, el primero por ser uno de los actores cinematográficos vivos más reconocidos mundialmente; el otro, por su vida controvertida y rebelde pero, sobre todo, por pertenecer a una saga familiar marcada por el infortunio y la fama. Se trata de Robert de Niro y Robert F. Kennedy, hijo (RFK).
Cuarenta y nueve y cincuenta y tres años después de la muerte de su padre y de su tío JFK, ambos por asesinato, Robert F. Kennedy, hijo, vuelve a colocar a la saga en primera línea de protagonismo. En esta ocasión, para plantar cara a la poderosa industria farmacéutica con un desafío sin precedentes.

En este reto, RFK cuenta con un aliado y coprotagonista de excepción, Robert de Niro ¿Qué motivos puede haber para que estas dos personas hayan unido sus fuerzas?: El autismo. En concreto, la investigación de las causas de esta enfermedad cuya incidencia, de ser anecdótica, se ha disparado en EE.UU., pasando de un caso cada 10.000 niños en edad escolar (1.970) a 50 cada 1.000 (2.013)

En España, según la Asociación Española de profesionales del Autismo habría 1 caso cada 68 niños, equivalente a 15 por 1.000 (2.014) Habiéndose duplicado la incidencia en los últimos años.

RFK se encuentra al frente de la Comisión de Seguridad de las Vacunas e Integridad Científica, porque “debemos debatir la ciencia”, según sus propias palabras. Ha sido un militante escéptico sobre la seguridad de las vacunas y contrario a su obligatoriedad. De Niro tiene un hijo autista.

¿En qué consiste el autismo?

Es un concepto que abarca una serie de padecimientos de posible origen neurológico que generan carencias de desarrollo en los niños con consecuencias en su socialización y comunicación. También coarta sus manifestaciones emocionales, presentando con frecuencia conductas repetitivas e inusuales.

Todo esto está muy bien, pero… ¿cuál es el desafío sin precedentes que han planteado a la poderosa industria farmacéutica, a la que me referí supra?

El desafío es muy simple. Para hacerlo le han dado vuelta al argumento más manoseado por la ciencia, cuando deja de serlo, y no sabe cómo justificar lo injustificable. Me explico.

Estimado lector, haga la siguiente prueba. Diríjase a un profesional de la salud y plantéele que no está seguro de vacunarse ya que ha leído en alguna publicación que las vacunas no son seguras y podrían tener efectos nada deseables. No le sorprenda si como respuesta recibiera algo así: “Mira, no hay evidencias científicas sobre ello; o bien, eso que dicen no está demostrado científicamente”. Y punto ¿Cuántas veces no habremos escuchado a modo de letanía el no está demostrado científicamente como única y vacía argumentación ante una duda razonable de carácter científico?

RFK y De Niro, han dado la vuelta a la tortilla y han ofrecido 100.000 dólares a quien pueda demostrar científicamente que el uso del mercurio es inocuo.

Merece la pena que hagamos un pequeño resumen de por qué ha surgido todo esto. Para ello regresemos a finales del siglo pasado.

En 1.998, la prestigiosa revista científica The Lancet publicó un estudio del Dr. Andew Wakefield, realizado con niños autistas, donde concluía que la vacuna triple vírica (paperas, sarampión y rubeola) podría estar relacionada con trastornos neurológicos e intestinales. Esta denuncia fue la llave de otras similares que corroboraron los resultados del Dr. Wakefield. Todas ellas dieron lugar a que familias con niños autistas comenzaran a realizar preguntas incómodas a las autoridades del R.U., a cuya cabeza se encontraba Toni Blair, famoso por decir siempre la “verdad y nada más que la verdad”.

En vez de profundizar sobre la posibilidad planteada por el Dr. Wakefield

-él nunca afirmó, tan solo expresó la posibilidad del vínculo entre vacuna y autismo- buscando la verdad y, por tanto, el bien común de la sociedad, toda la energía se desató en conseguir su absoluto descrédito y negar cualquier posible relación entre la vacuna y el autismo. La consigna fue clara, había que detener la reacción en cascada de la sociedad.

El resultado de la feroz campaña fue que 10 de los 13 firmantes de la investigación fueron obligados a retractarse, lo que permitió que The Lancet eliminara el estudio previamente publicado. Le siguió la campaña del Sunday Times y, a continuación, la del Consejo General Médico del R.U. que abrió un expediente al Dr. Wakefield cuya conclusión fue la retirada de la licencia para ejercer.

¿Cuál había sido el delito de este hombre? ¡¡Tan solo plantear la posibilidad de la relación entre el autismo y la vacuna triple vírica!! Era necesario cerrar a cal y canto toda puerta que invitara a investigaciones más profundas.

Al Dr. Wakefield no lo quedó más remedio que emigrar a EE.UU. para tratar de continuar con sus investigaciones. En el R.U. ya no le sería posible.

Posteriores estudios independientes volvieron a ratificar sus conclusiones y algunos tribunales de EE.UU. llegaron a establecer fuertes indemnizaciones a familias con niños autistas tras ser vacunados. Sin embargo, a este doctor se le sigue acusando de haber manipulado la investigación.

Un dato clave de esta historia es que en Agosto de 2.016 Donald Trump se entrevistó con el Dr. Andrew Wakefield, lo que le llevó a la posterior entrevista con RFK para ponerlo, finalmente, al frente de la Comisión de Vacunas e Integridad Científica, creada exprofeso por la nueva Administración.

Andrew Moulden, médico canadiense, doctor en psicología clínica y neuropsicología, y máster en desarrollo infantil, afirmó que todas las vacunas producen daño, ya que generan deterioro en el flujo sanguíneo a través de isquemias (sufrimiento celular causado por la falta total o parcial de riego sanguíneo) “Tengo motivos para creer que todos hemos sido afectados por las vacunas y que todas ellas contribuyen y han contribuido al aumento abrumador del autismo, trastornos específicos del aprendizaje, trastornos de déficit de atención, muerte súbita del lactante, demencia, convulsiones, algunos tipos de cáncer y otras patologías”.

Moulden fue considerado una de las grandes promesas científicas de Canadá. A partir de dejar clara su posición pasó a ser un marginado del sistema. Simplemente había llegado a sus propias conclusiones y no quería renunciar a ellas.

“Lo que se ha hecho con las vacunas ha provocado a la humanidad el daño más profundo realizado por la propia humanidad en la historia de la humanidad” “Y esto se ha debido en parte:

1) A nuestra arrogancia al pensar que sabemos todo, y en fisiología y medicina no lo sabemos todo.

2) A la codicia, al anteponer el hacer dinero, vender productos y hacer alianzas corporativas a nuestro verdadero interés. La comercialización ha superado al valor humano fundamental: No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. Cuando la sociedad se aglutine en torno a este valor humano, todos trabajaremos juntos por el mayor bien de los demás.

Sin embargo otros valores se han vuelto más importantes. No me importa cuántos pies tenga que pisar, o cómo llegaré hasta allí con tal de realizar mi sueño americano. No me importa quién tendrá que pagar por él mientras recorro el camino para alcanzarlo”.

“Mis estudios sobre esquizofrenia y demencia” (…)” y evaluaciones del comportamiento contribuyeron a ver” (…) “lo que ha estado frente a nuestros ojos todo el tiempo: accidentes cerebrovasculares isquémicos y daños cerebrales como consecuencias de las vacunaciones”. Moulden afirmaba que las reacciones producidas por las vacunas se producen desde el mismo momento de la vacunación, pero sus consecuencias en forma de síntomas o enfermedades pueden aparecer mucho más tarde.

“El aluminio, el mercurio, el escualeno y otros contaminantes que se han añadido a las vacunas son equivalentes a los virus y a las bacterias que dañan los tejidos humanos” “La vida de la carne está ligada a la sangre. Es pura electrostática. En la naturaleza no hay corriente alterna o continua, todo es electrostática, es decir, intercambio de cargas” (…)”En la sangre serán cargas electrostáticas diminutas” (…) “y las leyes que regulan el flujo de sangre del cuerpo humano son las mismas que gobiernan el movimiento en todo el universo: fuerzas eléctricas y químicas. Las causas se encuentran en las fuerzas eléctricas. La medicina occidental ignora la naturaleza eléctrica de la fisiología humana –en parte porque no la comprende- y es incapaz de sacar beneficios” (….) “que hay a nuestra disposición en la naturaleza como la electricidad electrostática y el agua existente en todas las cosas.  Porque el cuerpo es agua en un 75%, y la sangre en un 95%. “Los daños adquiridos son acumulativos con cada vacuna” (…) Cuando ocurre en las personas mayores se produce un deterioro lento, por etapas, de las funciones cognitivas, lo que nosotros llamamos demencia. Pero no es sino un lento estrangulamiento del tejido cerebral por isquemia solo detectable a nivel microscópico”.

Para Moulden la vacunación obligatoria “es un auténtico desastre para la salud”

“Lo que está pasando es genocida. Y se verán afectados aquellos que más vacunas hayan recibido porque los daños son acumulativos. Por tanto serán los más jóvenes los más afectados de forma inmediata. Estamos a punto de crear trastornos de anoxia vascular a escala masiva. Provocarán daños en el cuerpo y cerebro a todos. El Estado no tiene derecho a meterse, ni por ley ni decreto, en la santidad de la sangre humana, el cuerpo o el alma. Sin embargo, el Estado ha decidido imponer su voluntad sobre el ciudadano. Se avecina una catástrofe porque va crear la misma situación que tiene por objeto evitar”.

Andrew Moulden falleció de forma inesperada el mes de Noviembre de 2.013. Tenía 49 años

Allan G. Phillips es un abogado estadounidense especializado en defender a quienes no quieran vacunarse. En su web www.vaccinerights.com explica sus conclusiones, de las cuales se ha seleccionado una pequeña muestra.

– La información oficial dice que sólo el 10%  de las vacunaciones registradas presenta reacciones graves, cuando lo cierto es que los afectados reales alcanzarían la cifra de 1.100.000, con unos fallecimientos de alrededor de 20.000 personas.

– A mediados de la década de 1.960, Japón elevó la edad mínima de vacunación de 2 meses a dos años, pasando del puesto 17 al 1 en el escalafón de menor mortalidad infantil.

– En ese mismo período en Inglaterra descendieron las vacunaciones en un 30% debido a noticias que las relacionaban con daños cerebrales, y la tasa de mortalidad infantil se redujo drásticamente en los dos años siguientes. Volviendo a subir cuando la tasa se volvió a incrementar al final de la década.

-En 1.989, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. informaron que entre los niños en edad escolar se habían detectado epidemias de sarampión en escuelas con tasas de vacunación superiores al 95%. Sucedió en todo el país, incluso en zonas donde no se habían dado casos de sarampión durante años.

-En 1.872, en Japón, tras la introducción de la vacuna obligatoria de viruela se produjo un aumento de casos. En 1.892 ya habían muerto 29.979, todas vacunadas.

-A principios de 1.900, Filipinas sufrió la peor epidemia de viruela de su historia. Y sucedió justo después de que 8 millones de personas recibieran  24,5 dosis de vacunas. La tasa de vacunación fue del 95%. El índice de mortalidad se cuadruplicó.

-En Inglaterra, antes de la primera ley de vacunación obligatoria, de 1.853, la mayor cifra de muertes por viruela, en un período de dos años, había sido de 2.000. En 1.870 y 1.871, después de las vacunaciones masivas, en Inglaterra y Gales fallecieron 23.000 personas por esa enfermedad.

En 1.986, en Kansas hubo 1.300 casos de tos ferina después de haberse vacunado el 90% de la población.

-En 1.989, Omán sufrió una epidemia general de polio seis meses después de haberse vacunado a todo el país.

-En Chicago, en 1.993, hubo una cantidad inusual de tos ferina donde el 72% había sido previamente vacunado.

Mucho antes de la puesta en marcha de la vacunación obligatoria, la Asociación Británica para el avance de las Ciencias, había constatado, entre 1.850 y 1.940, que las enfermedades infantiles habían disminuido un 90% gracias a la mejora del saneamiento público y la higiene.

El Dr. Harold Buttram publicó un artículo en el año 2.000 en The Medical Sentinel que afirmaba: “Entre 1.911 y 1.935 las cuatro causas de muerte infantil por enfermedades infecciosas en EE.UU. eran la difteria, la tos ferina, la escarlatina y el sarampión. En 1.945 la tasa de mortandad conjunta había disminuido un 95%; antes, pues, de la implantación de los programas de vacunación.

En los países europeos que rechazaron las vacunas contra la viruela y la polio, las epidemias terminaron al mismo tiempo que donde la vacuna había sido obligatoria, luego las vacunas no pudieron ser el factor determinante. De hecho, inicialmente, tras las campañas de inmunización contra la viruela y la polio hubo un aumento significativo de esas enfermedades, igual que cuando la vacunación se hizo obligatoria e, incluso, aumentó, mientras que otras enfermedades siguieron disminuyendo sin el uso de las vacunas.

Como demuestra en sus estudios Susan Curtis, las tasas de mortalidad y enfermedad en los países del 3er mundo no están directamente relacionadas con las vacunaciones ni los tratamientos médicos, sino con la higiene y la alimentación.

En el norte de Australia con campañas masivas de vacunación, la mortandad fue de un 50% entre los niños aborígenes.

Phillips nos recuerda que nunca se ha probado científicamente que la vacunación prevenga enfermedades. Por el simple motivo de que ningún investigador ha expuesto directamente al individuo a la enfermedad; nadie puede hacerlo éticamente.

El estándar preferido de la comunidad médica –el estudio a doble ciego con grupo de control frente a grupo placebo- no se ha utilizado jamás para comparar personas vacunadas con personas no vacunadas. Por tanto, la vacunación no está científicamente probada.

La documentación científica cuestionando las vacunas es enorme. Y eso, a pesar de las consecuencias que para sus vidas personales y profesionales ha supuesto salirse del carril establecido a esos científicos valientes que comprometidos con la verdad huyeron de la postura acomodaticia hedonista de la que ya hemos hablado en otros artículos, y dijeron lo que pensaban a tenor de sus investigaciones.

Un miembro del Partido Demócrata de familia ilustre; un actor, padre de un niño autista, posicionado de forma radical en contra de Trump; y un presidente del Partido Republicano, recién elegido, han dejado a un lado sus diferencias, para unir sus fuerzas a fin de enfrentar a la toda poderosa industria farmacéutica, tratando de dar luz a un entramado donde se mezclan intereses de toda índole. Desde estas líneas les deseamos toda la suerte del mundo.

Al menos en este asunto su fortuna será la de todos.

Sin tapujos
Marcelino Lastra Muñiz
mlastramuniz@hotmail.com
Estamos a punto de entrar en Carnaval. Os dedico esta versión llena de vitalidad y buenos augurios de un tema de Los Fabulosos Cádillacs: Carnaval toda la vida. ¡¡Disfrutadlo!!

https://www.youtube.com/watch?v=KbXFL6i9aws

PD 1:

En España todas las vacunas son voluntarias, aunque algún facultativo, por confusión, pueda manifestar lo contrario. Esperemos que así continúe.

PD 2:

Mi agradecimiento a los profesionales de la revista de investigación y divulgación científica DiscoverySalud, por su buen trabajo de años.

Este artículo no hubiera sido posible sin su aportación, al ser fuente principal de buena parte de su contenido.

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21 COMENTARIOS

  1. Marcelino, nosotros hemos vacunado a nuestro hijo. Ni nos hemos planteado lo que expones.

    Posiblemente haya que ser más rigurosos en la formación y aplicación de vacunas, pero nosotros también valoramos positivamente la contribución a salud en la Historia de la Medicina de las vacunas.

    No vacunar a los niños creo conlleva riesgos, pero como bien dices la vacunación es voluntaria.

    Que no pase en esta materia lo que ha pasado con la medicina natural. Ha habido casos en los que evitar un tratamiento científico a la leucemia (por ejemplo) ha desembocado en la muerte del enfermo.

  2. Este asunto de las vacunas debe ser tratado con toda cautela y seriedad posibles.
    Todos hemos tenido la oportunidad de leer aportaciones a favor y en contra de las vacunas y, a la vez, claros argumentos muy válidos en ambos bandos de la discusión o, como mínimo, con cierta lógica.
    Los beneficios de la inmunidad adquirida por la vacuna superan considerablemente los riesgos graves de la infección natural.
    Las vacunas conllevan riesgos de efectos secundarios que suelen ser leves y los efectos secundarios graves son muy raros.
    No obstante, es cierto que existe preocupación sobre algunos de los ingredientes de las vacunas, como el timerosal, y su relación con el autismo.
    En realidad, si echamos un vistazo a nuestra historia reciente, podremos comprobar que el papel de las vacunas en el control y desaparición de las epidemias que asolaron a los pueblos europeos en épocas pretéritas es secundario o irrelevante.
    Creo que, si no eres un biólogo experto en vacunas, vacunar es un acto de fe. Se vacuna contra el miedo y el miedo no es un buen compañero de viaje.
    Por otro lado, recuerdo la serie de televisión estadounidense «House M.D.» en la que el Dr. Gregory House decía: «si se acabaran las vacunas, el verdadero negocio sería para los fabricantes de ataúdes, sobre todo de niños»…
    El negocio de las multinacionales farmacéuticas lo dejo para otro momento.
    En fin, cada cual que elija qué hacer, que para eso son opcionales las vacunas…

  3. El asunto de las vacunas es mucho más polémico de lo que parece.
    Soy pediatra. Me jubilaré en breve. He sido seguidor de Andrew Moulden (autor que aparece en este artículo) desde sus inicios hasta su sorprendente fallecimiento. La verdad es que las vacunas son un enigma que quienes las elaboran no quieren resolver. Yo tengo muchas dudas. Cada día más. Me parece un sinsentido el calendario oficial. Me parece un acto absurdo y peligroso someter a los recién nacidos a un estrés semejante. No hay evidencia científica seria que lo avale. Insisto, es un sinsentido.

    ¿Las epidemias? Si la gente comiera alimentos adecuados en un ambiente salubre veríamos como descenderían drásticamente las epidemias en el 3er mundo.

    ¿Científicamente probadas? No lo están. Lo repito, no lo están ¿Qué quiero decir con esto? La única forma de que lo fueran sería mediante un seguimiento efectivo de varios años entre grupos de niños vacunados y niños sin vacunar ¿Alguna vez se ha hecho? No. Esa sería la única forma de dar luz a este enigma ¿Por qué no se ha hecho? Porque la seguridad del resultado no está asegurada. Hay demasiados interrogantes científicos en la actualidad parcheados con estudios interesados. Esta es la realidad

    ¿Vacunación voluntaria? Formalmente sí, pero esto no es verdad. Lo sería si los padres eligieran con conocimiento de causa. Tal conocimiento no existe. Sólo una postura institucional que te arrastra a la vacunación ¿Qué padres se atreverían a tomar una postura contraria? Seamos sinceros y honestos: ¡Ninguno! Salvo por razones muy profundas de índole religiosa o ideológica de cualquier tipo.
    Y es «voluntaria» porque la tasa de vacunación infantil es equivalente a la de países donde es obligatoria, lo cual demuestra el fuerte impacto de las campañas de propaganda. Ahora bien, si en algún momento la tasa de vacunación se redujera de forma importante, se volvería obligatoria. Se fabricarían uno o dos casos para infundir una alarma social que lo justificara y punto.

    Los profesionales de la salud somos un cero a la izquierda en todo esto. No somos más que un engranaje en una cadena de producción de un producto diseñado de antemano ¿De verdad alguno de Uds cree que podemos actuar de acuerdo a nuestro conocimiento cabal? ¿De verdad piensan que si recomendáramos a nuestros pacientes que no se vacunaran se respetaría nuestra opinión, y no tendría ningún efecto ni profesional ni personal? ¡Claro que lo tendría! Nadie quiere que lo señalen con el dedo.

    Alguna vez puedes hacer comentarios con compañeros de confianza. La respuesta siempre es esquiva. A lo sumo «doctores tiene la iglesia». Es decir, limítate a hacer lo que se supone que debes hacer y no le des más vueltas al asunto. Pero se lo doy, aunque nunca he ido en contra ¿Por qué? Por falta de coraje ¿Por qué? Porque no tengo otra manera de ganarme la vida. Así de sencillo y así de amargo también.
    Ni siquiera me habría atrevido a escribir un artículo como este.

    • Las vacunas han prevenido más de 100 millones de infecciones en Estados Unidos (dejo al final las referencias). Está bien ser crítico con la información, especialmente la procedente de la industria farmacéutica pero de ahí a que el Estado se inventaría casos es pura y dura manipulación.
      En este mundo hay buenos y malos profesionales, mejor y peor formados y el hecho de que diga ser pediatra no hace que lo que uno diga sea verdad. Un médico debe actuar siguiendo la lex artis y sus afirmaciones rozan la negligencia profesional.

      Referencia:
      (1) Contagious diseases in the United States from 1888 to the present. van Panhuis, W. G. et al. N Engl J Med. 2013. 369 (22), 2152-2158.

      (2) Battling Infectious Diseases in the 20th Century: The Impact of Vaccines

      • ¿Desde cuándo opinar va en contra de la «lex artis»? ¿Desde el razonamiento puede ser tachado de negligencia profesional, o casi?

        No sé que mosca le habrá picado. Por favor, ¡serénese! y mida sus palabras. Recuerde algo que es clave en la debate del tipo que sea:

        La libertad de expresión sólo tiene sentido cuando podemos decir a los demás aquello que no quieren oír.

        Por lo que veo a Ud no le gusta lo que yo digo. Está en su derecho. Permítame que le pida sosiego. Eso incluye cuidarse de utilizar determinadas palabras como arma arrojadiza.

        • El problema es encabezarlo usando el principio de autoridad («soy pediatra»), seguido de que las vacunas someten a estrés al recién nacido. Por otro lado obvia el hecho de que a través de la vacunación se hayan erradicado enfermedades en el mundo y en España (dice que no hay evidencia científica)…
          Y sí, recomendar la no vacunación va contra la evidencia científica actual y no hay ningua guía clínica que recomiende la no vacunación en general.
          Y si se siente ofendido, lo siento, nunca fue mi intención.

          Un saludo

        • Creo que a este paso deberíamos quedar para tomar un café. No soy muy amigo de las conversaciones por esta vía aunque, reconozco, que el asunto que nos ocupa me tocó la fibra sensible.
          Cuando expuse mi profesión -pediatra- no lo hice buscando autoridad alguna. Fue una manera de manifestar mi interés en la cuestión. Si algo llevo aprendido a lo largo de mi vida es que «sólo sé que no sé nada»y la necesidad de ser humilde en todos los ámbitos. Si he podido parecer otra cosa, mis más sinceras disculpas.
          No he recomendado la no vacunación. No sé de dónde ha sacado tal conclusión. Lo que no comparto son las vacunaciones múltiples indiscriminadas. Eso me parece una barbaridad. Y tampoco estoy de acuerdo con lo que Ud considera evidencia científica actual, sencillamente porque no es ciencia; es estadística pedestre. Llevo muchos años observando y sacando mis propias conclusiones. Le reconozco que estando en activo he preferido manejarlas en privado. Y según adquiría más experiencia ganaba en seguridad en mí pero, a su vez, en más y mayores dudas. La conclusión de mi trayectoria vital es que estoy seguro de que mis dudas son absolutamente razonables. Espero que Dios me dé salud para plantearlas abiertamente una vez me haya jubilado. Como reconocí en mi primer comentario no he tenido valor para hacerlo antes para no ser señalado y comprometer mi forma de vida.

          Tengo la impresión de que Ud es inquieto y necesita asegurarse (como todos, por otro lado) de que lo que hace está bien hecho. Si es así, mi enhorabuena. Más pronto que tarde le surgirán dudas como las mías y comenzará a ver las cosas de otro modo.

          Un saludo cordial, de corazón.

  4. Otro artículo más de antivacunas. Otro artículo más de la relación entre vacunas y autismo con los mismos tópicos de un investigador que falseó los datos para defender su teoría. Otro problema más de nuestro primer mundo y del olvido de las muertes infantiles.
    El éxito de las vacunas lo demuestra el hecho de que ahora una muerte infantil es noticia de primera plana cuando no hace tantos años era algo normal. Nadie se acuerda de las muertes y las encefalitis por sarampión, de la parálisis de la polio, de la esterilidad por parotiditis. Nadie se acuerda del tétanos (una muerte muy agradable, no tienen más que buscar en la web para ver fotos, afortunadamente, en blanco y negro). Nadie se acuerda de la tos ferina (junto o separado, da igual, hasta que fallece una embarazada). Nadie se acuerda de las mujeres embarazadas y puérperas que murieron en 2009 y 2010 de gripe A (que malo fue el Gobierno proporcionando antivirales, por discreta que sea su eficacia, menos es nada y vacunas). Otras vacunas más recientes como la del virus del papiloma humano, que en un futuro puede que erradique el cáncer de vulva, el de cérvix o el de canal anal, también son criticadas (ellos se lo habrán buscado teniendo relaciones sexuales dentro de un falso puritanismo).
    Eso sí, cuando llega un brote de meningitis corriendo exigimos vacunas (como quien se acuerda de Santa Bárbara cuando truena).
    Gracias por revelar su fuente, DiscoverySalud, canal de nulo rigor científico que defiende barbaridades como que el VIH no existe (duro es ver a personas que tienen fe ciega en ello y cómo se van acercando a la muerte cuando ahora el tratamiento es muy eficaz y con mínimos efectos secundarios).
    Más de lo mismo. Gracias a comentarios como el suyo, irresponsables, infundados y que siembran la duda (no hay nada más creíble y que de un ahora de intelectual que generar teorías conspiranoicas) mis hijos están más expuestos a enfermedades infecciosas prevenibles porque la inmunidad no sólo es individual sino de grupo.
    Sólo recordar que la Medicina lo que busca es alterar la evolución natural de las enfermedades y no seguir con remedios que dependan de la fortaleza del afectado.
    Pero eso sí, no bebamos leche, no pasteuricemos ciertos productos, no consumamos agua clorada o sal yodada, eliminemos el alcantarillado, consumamos productos perecederos en salazón, no empleemos comida refrigerada… vivamos como hace más de 100 años y que la selección natural haga el resto.
    Un saludo

    • Me animé para participar con un simple comentario, pero tengo que responder al realizado por «No doy Crédito»

      Pero antes he vuelto a leer el artículo por ver si me había dejado algo que justificara su airada respuesta. Francamente no lo he encontrado. En primer lugar porque no es un artículo antivacunas. Lo que hace es exponer que en EE.UU. el hijo de Robert Kennedy y Robert de Niro han ofrecido 200.000 dólares a quien demuestre científicamente que el mercurio es inocuo ¿Cuál es el problema?

      Como habrá leído en él, Robert de Niro tiene un hijo autista y busca respuestas ¿Acaso no está en su derecho? ¿Acaso Ud le va a negar a un padre con un hijo autista que se tape los ojos ante la evidencia del aumento exponencial del autismo y el número de vacunas? ¿Le decimos a este actor que mire hacia otro lado? ¿Quiere que también lo haga la administración de EE.UU? ¿No le parece que ambos planteamientos además de poco humanos son absolutamente anticientíficos?

      Creo que debería leer nuevamente el artículo. A mí entender, el articulista trata de explicar por qué la nueva administración USA ha entrado en este asunto de forma tan directa ¿Acaso no está en sus atribuciones hacerlo? Ojalá otros gobiernos también lo hicieran. Y una de las explicaciones que expone el autor es la reunión que el nuevo presidente de EE.UU. tuvo con Andrew Wakefield en 2.016, y hace un resumen de los problemas padecidos por este médico inglés, al igual que luego habla del Dr. canadiense Andrew Moulden, del cual -como escribí en mi primer comentario- fui fiel seguidor de sus investigaciones, pareciéndome de una honestidad científica y humana nada común.

      Sr. «No doy crédito»: Le animo pida a la industria farmacéutica que inicie las investigaciones comparando la evolución entre niños vacunados y no vacunados a lo largo de los años, única forma de dar luz al enigma de las vacunas. Aunque le moleste -y no sé la razón- el asunto de las vacunas no es un tema cerrado, al contrario, está muy abierto, y en favor de la verdad y de la verdadera salud de las personas no se puede zanjar como Ud trata de hacerlo, a través de tópicos no demostrados, utilizando argumentos que son medias verdades, lo que -y discúlpeme- lleva a sospechar de la objetividad de los mismos.

      Un cordial saludo

  5. ¿Qué es la Asociación española de profesionales del autismo?

    Según su web: Somos una Asociación…

    Nuestra Asociación es una organización de profesionales que tiene como MISIÓN “representar y orientar a los profesionales que trabajan, de manera comprometida, para las personas con Trastorno del Espectro de Autismo, para que puedan mejorar la calidad y la ética de su ejercicio profesional mediante la promoción del conocimiento, la colaboración y la participación”.

    Si aquí, alguien detecta la palabra médico/a, pediatra, psicólog/a, etc… Que levante la mano.

    A partir de ahí, rollos macabeos.

    Al autismo, o a los trastornos del espectro autista, antes desgraciadamente se le tildaba de «el tonto del pueblo». Ligar una falta de diagnóstico -por menos avance científico- con un fenómeno ligado a vacunas, es cuando menos, discutible.

    Quizá haya que recordar cuantos bebés e infantes morían de «erisipela» algo que las vacunas han evitado o de «alfombrilla» o incluso, de gastroenteritis.

    • Estoy totalmente de acuerdo en que es discutible. Precisamente por eso debe discutirse. Y, por lo mismo, es muy interesante el planteamiento de Robert Kennedy y Robert de Niro: Que aquellos que siempre han venido utilizando el argumento de «es discutible» (no lo digo por su comentario, Lupita) o «no demostrado científicamente», zanjen la discusión, al menos en lo referente al mercurio. Sra Lupita, si conoce a alguien en disposición de demostrar científicamente la inocuidad del mercurio, dígaselo. A parte de fama conseguirá 200.000 dólares.

  6. Sr. «No doy crédito», discúlpeme, no me fijé que había calificado a Discovery Salud como una revista de nulo rigor científico

    ¿Qué lee Ud?

    Da la impresión que evita las publicaciones críticas. Puede hacerlo, es su libre decisión, pero si Ud margina a quienes profesionalmente cuestionan determinadas «verdades» con argumentos científicos -como es el caso de Discovery Salud- Ud no es un adalid de la verdad. Ud sólo se alimenta de aquello que refuerza su posición ¿Habrá algo más deshonesto científicamente?

    Saludos

    • Perdóneme usted, pero tener de referente una revista de supuesta divulgación que tiene una sección denominada «El montaje del VIH/SIDA. La existencia del VIH no ha sido demostrada jamás, luego ¿cómo va a provocar el llamado SIDA?» (enlace: http://www.dsalud.com/reportajes/el-montaje-del-vih-sida/) o que dice que la caseína de la leche es el cancerígeno más potente que hay (y se puede seguir), pues, no se ofenda de que no la incluya dentro revistas de divulgación serias y honestas.
      DSalud no es una publicación crítica, simplemente desinforma (y algún día será denunciada por algún familiar que haya perdido a algún ser querido tras seguir sus consejos).

      Un saludo

      • Muchas gracias por responder.
        Honestamente creo que Discovery Salud no desinforma. Eso significaría actuar de mala fe, con dolo. Entre tú y yo, es mucho más dolosa la OMS ¿Qué puede cometer errores? Eso seguro. Y ¿quién no? Lo que sucede es que los errores pueden no coincidir con los que Ud y yo consideremos. A veces somos soberbios involuntariamente (tanto Ud como yo, u otros) y pensamos que sabemos mucho de medicina…..y no sabemos casi nada. Discovery Salud toca el instrumento más difícil. No importa que a veces desafine un poco. Pues su misión es zarandearnos y recordarnos que somos una piltrafa científica aunque nos creamos los sumos sacerdotes de una nueva religión. Sin ellos, y otros como ellos; con la arrogancia que caracteriza a esta profesión, nos creeríamos todos dioses.

        Otro cordial saludo, de corazón

  7. Marcelino la que has liao.

    El debate tiene importancia y los comentaristas también.

    Yo he vacunado a mi hijo fundamentalmente porque mi mujer, que es muy leída, no se ha opuesto.

    Me fío del criterio de mi mujer…

    Mi hijo evoluciona normal…por ahora. Le gusta la Patrulla Canina y creo le tiene echado el ojo a una compañera de clase y juega a los coches.

    Si hubiese tenido otra evolución, quién sabe, lo mismo la vacunación, los genes o la constelación de Capricornio.

    • Vaya un comentario machista y fuera de lugar. O sea que tú vas a cazar y tu mujer guisa y cuida de la prole…Jooooder.

      Para estropear el foro, mejor te estabas calladito, porque a esta discusión aportas más bien poco o nada.

      A los demás, muy interesante lo que habéis escrito en ambos sentidos.

      Yo he tenido la polio cerca por falta de vacunas y, sinceramente, me fío de ellas como paciente. Nada más que decir.

      • Te permites juzgar quién es machista o quién no lo es?

        Y por un comentario irónico de mi parte?

        Mucha impotencia tienes que sentir para tenerme tanto odio.

        TIC TAC TIC TAC

        No respondas mis comentarios en alusiones directas ni indirectas, y menos desde el anonimato.

        MCR ha sido claro. La advertencia también iba por tí. Yo reacciono no soy cándido.

  8. Pero Marcelino ¿cómo es posible que las vacunas contengan Aluminio, si este químico al parecer puede estar relacionado con la aparición de enfermedades neurodegenerativas debido a la acumulación de este elemento en el cerebro? en tal caso sería un atropello indignante.
    Pdt: en referencia a Tony Blair, este debe rendir cuentas en un tribunal internacional.Informe Chilcot y la criminal invasión de Irak.

  9. Artículo bien documentado, no obstante me quedo con lo de mejor prevenir que curar, las vacunas libran de las enfermedades que las que puedan proporcionar aún corriendo el riesgo de generar individuos como Alberto Garzón con sintomas repetitivos sin sentido alguno.

    • Pues no repite mucho las cosas el camarada Garzón, porque parece que nadie escucha sus duras afirmaciones contrastadas y razonadas sobre la irracionalidad y la falta de ética de la configuración actual de la economía limitandose a adorar su belleza.

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