Antropología moderna

Diana Rodrigo.- Soy blanca, caucásica, según la clasificación de la Antropología moderna, ciencia que estudia las razas y la evolución del ser humano; y, según la Historia, por mis venas se mueve la sangre de diversas civilizaciones: de la fenicia a la griega, del Reino visigodo al Al-Andalus. Parece ser incluso, que los íberos y los celtas también estuvieron por estas tierras para marcar mi Rh y, es casi seguro, que en mi herencia genealógica se encuentran trazas germánicas o hindúes.

DianaRodrigoLo cierto es que me siento afortunada por tanta riqueza cultural y genética circulando por mi cuerpo, por ser un conjunto de múltiples generaciones que decidieron aunarse para traerme al mundo y así hoy poder estar escribiendo estas palabras. Palabras que son un grito, una llamada de atención a tanta irresponsabilidad, a tanto desprecio que se demuestra por la carne, por la existencia del hombre.

Porque no comprendo cómo no se entiende que cientos de personas se agolpen en las vallas de Europa, en Ceuta y Melilla sin ir más lejos, y salten masivamente; o llenen barcazas y naveguen a la deriva hasta llegar a la costa intentando huir de la guerra, del hambre, de la miseria, de odios que nos nacen en luchas de poder.

Y, aunque parte de mí es de económicas, mi intelecto no alcanza a descifrar los cupos que se establecen entre países para acoger a los refugiados que intentan llegar a cualquier tierra donde su vida esté a salvo. Se nos olvida que dejan atrás sus orígenes, sus familias, la tierra que siempre han recorrido y, si no mueren en el camino, se apean en otra desconocida, casi hostil y recelosa. A la misma España se le pierde en la memoria que miles de ciudadanos tuvieron que marcharse del país para huir de una guerra civil que los hundió irremediablemente. Y tomaron barcos, algunos de ellos fletados de la mano del mismo Pablo Neruda, rumbo a México o Argentina que, junto a Francia, fueron los países que más españoles recibieron.

Según los estados los números no salen y no se puede acoger a tanto ser humano, salvo que interese y se necesiten manos, para que sean de obra barata u otros menesteres.

Pero sin duda, lo más ridículo e indigno lo encuentro en la inquina por religión, género, orientación sexual o raza. ¿Cómo dejan a un poderoso movilizar a 100.000 guardias nacionales para que realicen redadas raciales, camufladas de migratorias, en pleno siglo XXI; cómo un país avanzado se deja engañar de esa manera? ¿Por qué cultivadores de cualquier Dios deciden asesinarte si no compartes su fe? ¿Quién se atreve a decirte a quién amar, a qué mujer o a qué hombre? ¿Quién osa mirar a otro por encima del hombro por ser su piel de diferente color?

Quizá, todo esto que escribo suene a tópico, a panfleto barato o antiguo progresismo; porque parece que todo yaestá dicho. Pero yo, esta blanca caucásica, según la Antropología moderna; nacida española por la suerte del destino; de fe laica, aunque cristiana por bautismo; odiadora de etiquetas y otros códigos de barras; además de militar en el verso y la palabra,lo hago también en este grito antibarbarie; porque no entiendo, ni quiero, tanto desprecio por la carne del hombre y su existencia.

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8 COMENTARIOS

  1. Un artículo interesante y muy humano.
    Todo esto es el resultado de un fracaso continuo de los Gobiernos acompañado de un monumental fracaso de la compasión.
    Por otro lado, ¿quiere el ciudadano de Murcia, de Sabadell o de Córdoba u otro europeo, en época de crisis, que se congele la construcción de diez hospitales, que se detenga la llegada del AVE a su provincia, que se reduzca sustancialmente el número de becas o que se le suban seriamente los impuestos porque hay que ayudar de verdad al desarrollo africano? Tengo dudas.
    ¿Hipocresía o ignorancia?…

  2. Realismo.

    Creo que en Occidente hay riqueza suficiente para poder acoger a todos esos hermanos (mi fe es cristiana), y suficiente fuerza para reformar políticamente sus países de origen.

    La crisis económica y de seguridad no obstante aconsejan controlar la entrada indiscriminada en Occidente.

    Dices bien que hemos sido un país de emigrantes que, añado, fueron acogidos ordenadamente en los países de destino.

    Podemos generar y ya lo hemos hecho, alarma en nuestros compatriotas de país y continente. Si permitimos una entrada masiva de hermanos, las mismas emociones (nobles) que a ti te suscita este problema, genera las beligerantes en otras personas (la extrema derecha enerva un nacionalismo nocivo).

    Yo sí deseo que la riqueza se reparta mejor, pero se tiene que hacer con cabeza.

    Europa no puede mantener su apoyo a regímenes políticos que fuerzan a emigrar a sus poblaciones porque son especialmente corruptos o autoritarios, ni puede abrir ingenuamente las puertas a cualquiera que llame a su puerta sin observar normas elementales de cautela.

    Si los países de origen quieren seguir recibiendo remesas de sus emigrados, exijamos que censen y comuniquen antecedentes penales de sus ciudadanos.

    Porque no sólo se huye de la pobreza, se huye del caos y el desorden. Es indispensable para Occidente consolidar políticamente estos países.

    Por experiencia digo, que a nadie le gusta vivir perpetuamente fuera de donde tiene su familia y sus raíces.

    La sangre es igual de roja en todas las razas, pero las culturas son diferentes. La multiculturalidad no es asimilable, nuestras diferencias a veces son irreconciliables, porque el huésped debe adaptarse a su anfitrión. Yo lo hice cuando viví fuera de España.

    Escribes fantásticamente, por cierto.

    • Podemos generar y ya lo hemos hecho, alarma en nuestros compatriotas de país y continente. Si permitimos una entrada masiva de hermanos, las mismas emociones (nobles) que a ti te suscita este problema, genera las beligerantes en otras personas (la extrema derecha DESPIERTA -y no enerva- un nacionalismo nocivo).

  3. Qué malos somos los europeos; qué poco solidarios; cuánto daño hemos hecho a la humanidad. Somos tan malos, que los inmigrantes y refugiados acuden a nuestras fronteras, lejanas y remotas, en vez de acudir a la riquísima Arabia Saudí.

    Cuando los españoles huimos de la destrucción de la Guerra Civil, Francia nos acogió en campos de concentración. Los barcos de Neruda eran ocupados por refugiados como Alberti y su mujer, personas que pasaron muchas penurias ya desde la cuna. Otros barcos, como «El Vita, iban cargados con, entre otras cosas, los ahorros y alhajas que los del bando de Alberti robaron de los montes de piedad a los más humildes. Esos mismos humildes que no tuvieron plaza en los barcos de Neruda.

    La solución al problema de los refugiados no vendrá de mano de la lírica buenista escrita desde una pretendida superioridad moral. ¿Cuándo leeré un artículo relatando el calvario que sufren los cristianos en Siria o Irak? Por aquello de no hacer distingos de religiones.

    • La riquísima Arabia Saudí está a reventar de hindúes y paquistaníes que trabajan en la construcción y como mayordomos de esa dictadura. En ese país donde la RELIGIÓN permite matar por razones que aquí aún defiende el art 14 de la Constitución. Ese país donde el Rey de España va a doblar el lomo y a decir aquí me tenéis para lo que queráis. El país donde los libros dicen que su padre pillaba unos céntimos por barril para su bolsillo cuando la crisis del 73, con el consentimiento de Suárez y que todo eso lo dejó en Suiza, donde la hija…ayyy esa gente de bien…qué campechanos.

      Hablas de ladrones rojos que se llevaron el patrimonio de España, pero callas de los que durante 40 se lo quedaron todo y dejaron a sus descendientes del principal partido corruppto y el Ibex para que, con la ayuda de la fiscalía del Estado sigan haciéndolo. Qué memoria más selectiva.

      Flaco favor haces mencionando como Ladrón a Alberti, qué poco estilo. Al menos defendamos a nuestros literatos. Si no, qué nos quedará.

      Y no mencionas cómo se trató a la gente exiliada de la dictadura en México o Argentina. Eso se te olvida. O que muchos de ellos volvieron millonarios a Galicia y Asturias por su trabajo y trajeron las fortunas.

      Por cierto, los únicos que hacen «distingos» en la ayuda a los refugiados sois vosotros. En una guerra no hay refugiados de izquierdas o derechas, católicos o musulmanes. Solo hay refugiados. Víctimas. Solo vosotros veis esos detalles tan del barro. No sé vosotros, pero la gente a la que yo conozco ayuda a personas, no a ideologías. Sin esa superioridad moral que solo existe en la mente de los que tienen complejo de inferioridad.

      • Perdón, con el consentimiento de suárez y de Franco. Para ser exactos.

        «No olvidemos que, desde el año 1973, gracias a las gestiones que hizo, a petición de Franco, ante el rey de Arabia Saudí para que a España no le faltara petróleo en aquella crisis, el gobierno autorizo a que, el entonces príncipe, recibiera un céntimo por cada barril de crudo que entraba en el país.

        Este acuerdo comisionista lo respetaron Adolfo Suárez y Felipe González. Ignoro quien acabó con tal práctica, ¿Fue José María Aznar? Aquello permitió que don Juan Carlos adquiriera una pequeña fortuna, incrementada, posteriormente, por otros, digamos, negocios”.

        Blog de Jaime Peñafiel…el ex bufón.

  4. Europa no es un pozo sin fin. Tan poco fin tiene el no-pozo que es incapaz de acogerse a sí misma. En nuestra propia ciudad viven personas sin techo, sin derecho a nada salvo a deambular esperando una gota de misericordia de humanos que solo hablan como tales al hacerlo de los refugiados. Sin embargo se convierten en cafres de corazón duro para dar una salida a los sin techo de la propia ciudad ¿A cómo llamamos esto? Qué opinas tú, autora del artículo ¿Acogemos a los sin techo y mendigos de CR con el mismo cariño con el que se ansía a los refugiados, o no? Comencemos por dar solución a quienes tenemos respirando sobre nuestra nuca. Viven aquí, en la calle. Ya son de los nuestros. Es curioso, muy pocos se acuerdan de ellos. Será por ser de la casa y les faltará pedigrí. Antes que nada debemos solucionar sus problemas y de manera imperiora. Nadie, absolutamente nadie, salvo uno de los colaboradores de esta casa -Marcelino Lastra, el de la columna «Sin Tapujos»- se ha preocupado por ellos. Eso es hipocresía. Dediquemos las palabras buenistas para solucionar en primer lugar la situación de esa gente. Cuyo coste, además, sería mínimo. Es falta de voluntad política.

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