El 8 de marzo, el primer día de la revolución

Espacio 2017.- El 8 de marzo de 1908, en Nueva York,alrededor de 130 trabajadoras de una de las fábricas dela firma Sirtwood Cotton, iniciaron una huelga. Reivindicaban una jornada laboral de 10 horas, la igualdad salarial y la mejora de las condiciones higiénicas.

Como respuesta los responsables de Sirtwood provocaran el incendio de sus propias instalaciones. Las 130 mujeres que habían tomado pacíficamente la fábrica, morirían calcinadas. En 1910, durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Trabajadoras celebrada en Copenhague, Clara Zetkin, propuso celebrar, el 8 de marzo en recuerdo de la muerte de estas trabajadoras y denominarlo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora.El color morado con el que se identifica este día corresponde al tono del tejido en el que trabajaban las obreras el día que murieron.

El 8 de marzo de 1917 en Petrogrado, un gran número de mujeres tomo las calle para exigir, el fin de la guerra y el hambre. Nadie pudo prever que el Día de la Mujer Trabajadora se convertiría en el primer día de la revolución.

Desde el inicio de 1917, campesinos, soldados y trabajadores, soportaban la desesperación de las hambrunas, de los millones de muertos que se acumulaban en el frente, de la creciente explotación laboral en las fábricas y de una represión día a día más sangrienta. La actividad del movimiento de masas se encontraba en un punto ciertamente incontrolable. En Enero, casi a diario, se sucedían huelgas y manifestaciones. El 18 de febrero los 30 mil trabajadores de la fábrica Putilovtoman las calles contra los salarios de hambre y los despidos.Durante el recorrido, los huelguistas se mezclan con las interminables colas de las mujeres que trataban de conseguir el pan para sus familias.

Para las mujeres la situación era insostenible. La movilización de los trabajadores hacia el frente había aumentado considerablemente el porcentaje de trabajadoras en las fábricas. En tan solo tres años se pasó del 30% al 47% de la fuerza de trabajo industrial. Las trabajadoras no solo eran mayoría en la industria textil, del cuero y del caucho, sino que empezaban a tener un papel importante en muchos sectores que antes les eran vetados, como transporte, tipografías o industria metalúrgica.

A las condiciones infrahumanas de su trabajo en la fábrica se sumaba el trabajo doméstico y de cuidados del que no habían sido liberadas. Durante lo que puede considerarse una autentica crisis alimentaria tenían que garantizar el pan para sus hijos e hijas y antes de ir a la fábrica hacían interminables colas (unas 40 horas semanales) para conseguir un poco de alimento, muchas veces pernoctando al aire libre durante el helado invierno ruso.En la ciudad de Petrogrado, en Febrero llegaba menos del 50% del pan que se había recibido en Diciembre. En 3 años el precio del carbón se había multiplicado por 5, y el de la mayoría de alimentos básicos por 7. Desde 1916, las mujeres venían organizando motines y huelgas por la escasez de pan y de carbón, por los bajos salarios y por el exceso de horas de trabajo. A inicios de 1917 la situación era muy tensa: el desastre militar enfrió el fervor patriótico,susreivindicacionespasaron de ser económicasa políticas.

El partido bolchevique realizó un trabajo serio y metódico para organizar a las trabajadoras. Las mujeres representaban uno de los sectores más oprimidos de la clase obrera y la propaganda y agitación bolchevique trataba involucrarlas y concienciarlas. Desde 1913, el Pravda, publicaba una sección dedicada a los problemas de las obreras.En 1914 se inicia la publicación de un periódico dirigido a las mujeres, Rabotnitsa, que trataba losproblemas concretos de las trabajadoras vinculándolos a la lucha de clases.

Ante la cercanía del 8 de marzo, las trabajadoras de la industria textil del barrio de Vyborg convocaron unahuelga contra la guerra y la escasez de alimentos. Sus compañeros intentaron disuadirlas,desconfiaban de su capacidad como agentes revolucionarios.Subestimaron la ira de las trabajadoras textiles. Aquellas mismas trabajadoras, la parte más oprimida y explotada del proletariado, desafiando la resistencia de las propias organizaciones obreras que consideran que habría que esperar un momento más adecuado, organizaron una huelga general que llevaría a la caída del zarismo.

Las trabajadoras en huelga se organizaron en distintos grupos para convencer a los trabajadores y trabajadoras de otras fábricas.Un trabajador de la fábrica mecánica Nobel recuerda: “Podíamos oír las voces de las mujeres en las calles desde las ventanas de nuestro departamento: ‘¡Abajo la carestía! ¡Abajo el hambre! ¡Pan para los trabajadores!’. Varios camaradas corrimos a las ventanas (…) Masas de mujeres trabajadoras llenaban las calles. Aquellas que nos habían visto comenzaron a mover sus brazos y gritaban ‘¡Vengan! ¡Dejen de trabajar!’. Arrojaban bolas de nieve a las ventanas. Decidimos unirnos a la manifestación».

Las huelguistas no aceptaban un no por respuesta. Allí donde era ignorada su petición de apoyo arrojaban palos incendiados y piedras contra las puertas y ventanas de las instalaciones. En torno a 90.000 obreras y obreros participaron en el primer día de huelga.

Las tropas armadas no tardaron mucho en llegar y con ellas las primeras bajas.Se inician los enfrentamientos con la policía y aparecen los temidos cosacos.  Pero las obreras insistían en su cometido, primero levantando barricadas, después intentando un acercamiento con los soldados “bajen las bayonetas y vengan con nosotras” gritaban mientras tomaban sus armas entre las manos.ZhenyaEgorova, del partido bolchevique deVyborg, apelaba al campesino debajo del uniforme, a los hermanos, padres e hijos que sufrían en el frente como habían sufrido ellos.IlyaMitrofanovichGordienko, trabajador en huelga, recordaba así la jornada: “Las obreras tomaron la iniciativa, rodearon a los cosacos con una compacta cadena humana. Gritaban: <<Nuestros esposos, padres y hermanos están en el frente,aquí soportamos el hambre, la carga de trabajo, los insultos, las humillaciones y los abusos. Ustedes también tienen madres, esposas, hermanas e hijos, ¡exigimos pan y el fin de la guerra!>>. Los oficiales, temiendo la influencia de la agitación sobre los cosacos, dieron una orden. Los cosacos se prepararon. Todos corrieron a cubrirse, agarrando piedras o piezas de metal, listos para lanzarlos. Sin embargo, los cosacos cabalgaron, pasaron sin atacarnos; luego dieron media vuelta y regresaron. Las masas los saludaron con gritos de <<¡Viva!>>, pese a que el corazón no podía creerlo y la mente dictaba precaución”.

Las fuerzas armadas del zarismo no son las de 1905, han vivido la amarga experiencia de la guerra, conocen el sufrimiento y el hambre de la población.  Las obreras habían abierto una brecha en la fuerza más fiel al zar. Gracias a esa brecha la masa de trabajadores y trabajadoras en huelga no hacía más que crecer: al acabar el día, 20% de Petrogrado y 30% de los textiles estaban en huelga. La empatía entre soldados y obreros resultaría fundamental para la continuidad del proceso revolucionario. Y a medida que la situación se agudice, los soldados irán tomando una posición más cercana al de las masas revolucionarias

Para el día 10 y según los datos del propio gobierno, 240.000 trabajadoras y trabajadores secundabanla huelga.Ya era imposible detener a las masas de trabajadores y trabajadoras organizadas. La huelga se ha convertido en una huelga general.

El 8 de marzo de 1917 las trabajadoras de Petrogrado iniciaron la revolución.Estos hechos resultan contradictorios, primero con el falso mito de la pasividad de la mujer a lo largo de la historia,  y segundo con la imposibilidad de la irrupción de un proceso revolucionario. Nos obligan a afirmar que no hay problemas que afecten a la mujer que no sean, al mismo tiempo, una cuestión social más amplia. La opresión y explotación de las mujeres es una cuestión capital de la lucha más amplia por el socialismo. Y el papel de las mujeres como sujeto revolucionario es necesario para  construir las condiciones de su propia liberación y del resto de la clase trabajadora.

Este 8 de marzo, debemosrecordar que el éxito delproceso revolucionariose debe al protagonismo de la mayoría oprimida. Una revolución que supone un inigualable paso adelante en los derechos de las mujeres rusas y del mundo entero.Desde el primer momento, el estado soviético,aplicó medidas para resolver los problemas de desigualdad en el plano legal, liquidando las leyes más retrógradas, por primera vez, un país tomaba medidas concretas para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres.Se establece el derecho al voto femenino y a ser elegidas para cargos públicos; Se abolieron todas las leyes que ponían a la mujer en una situación de desigualdad en relación al hombre. Se decretó el derecho al divorcio, el derecho al aborto legal y gratuito en los hospitales del Estado. La prostitución y su uso fueron descritos como “un crimen contra los vínculos de camaradería y solidaridad”. El Gobierno Soviético trató de atacar las causas de la prostitución, mejorando las condiciones de vida y trabajo de las mujeres; se eliminan las leyes en contra de la homosexualidad; se legisla para acabar con la brecha salarial de género, se implanta el permiso por maternidad de 4 meses antes y después del parto, así como la gratuidad del cuidado de los niños y medidas para la protección en el trabajo para las mujeres embarazadas.

Cien años después, las políticas neoliberales han agravado la situación para el conjunto de la clase trabajadora, en Europa y en España. Y las mujeres somos, otra vez, las principales perjudicadas por el sistema, porque las mujeres partimos desde una posición desequilibrada y desigual respecto a los hombres. Sufrimos una espiral de violencias machistas, consecuencia de la situación de sumisión y dependencia a la que nos relega el sistema, económica, social y culturalmente. La falta de trabajo digno, la feminización de la pobreza, el retroceso de derechos y libertades, la mercantilización de nuestros cuerpos. Hoy, a pesar de que somos más las mujeres que nos incorporamos al trabajo productivo, continuamos cargando con el trabajo reproductivo, con las dobles jornadas. Superamos el Rankin de desempleo en España, con menores prestaciones y durante menos tiempo, debido a nuestra inferior situación laboral. Ocupamos el 72% de los contratos a tiempo parcial y la mayor temporalidad también es femenina. La brecha salarial sigue en aumento y las mujeres representamos el 63,79% de la franja de salarios más bajos.

Como aquellas mujeres que cambiaron el curso de la historia queremos una vida digna y un trabajo dignos. Nos queremos vivas, sin que nos acosen, nos maltraten, nos mercantilicen o nos asesinen. En 2016 cientos de miles de mujeres salieron a las calles de todo el mundo. En 2017 las calles se llenarán de nuevo de mujeres con la clara conciencia de su papel protagonista en el trabajo productivo y reproductivo, y el poder que pueden ejercer mediante la huelga. Bajo el lema “si nuestras vidas no importan, produzcan sin nosotras” las mujeres en huelga este próximo 8 de marzo retaran a un sistema que infravalora e invisibilizado constantemente su trabajo, pero sin el cual, le sería imposible mantenerse en pie.

¡Viva el Día de la Mujer Trabajadora! ¡Viva la lucha de las mujeres en huelga!

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