Puertollano: El asombroso gabinete del doctor Alonso

Santos G. Monroy.- 1912. El año del hundimiento del Titanic y del asesinato de Canalejas. Puertollano sería entonces algo parecido a una colonia del Far West con alma de la Barcelona anarcosindicalista. Debieron de ser tiempos difíciles pero también ingenuamente apasionantes, más propensos a la aventura, el asombro y el misterio… Y la entonces efervescente ciudad minera no estaba al margen.
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La Asociación Cultural Portus Planus ha difundo en la redes sociales este enigmático e inquietante recorte de prensa que muestra a unos bigotudos personajes mirando desafiantes al fotógrafo tras un cadavérico paciente. En realidad, se trata de un recorte del semanario ilustrado Vida Manchega y de la peculiar reseña de una operación quirúrgica realizada en Puertollano por el médico Alfredo Alonso y su colega Manuel Giraldo junto a otros dos practicantes. La foto está firmada por V. Rubio.

El doctor Alonso, que en aquel año 1912 ejercía en el balneario del Paseo de San Gregorio, se ganó gran popularidad gracias al éxito de sus asombrosas y «arriesgadísimas» operaciones. Ignoramos si el paciente de la imagen logró recuperarse, dado el aspecto con que salió del trance, pero lo cierto es que en aquella época genios manchegos como Alfredo Alonso se convirtieron en pioneros del conocimiento en un auténtico desierto para la ciencia.

Casualmente en abril de 1912, el legendario inventor Mónico Sánchez, natural de la vecina Piedrabuena y uno de los padres de la radiología y del teléfono sin cable, hizo una demostración práctica de su flamante aparato portátil de rayos X en la sede de la Cruz Roja de Puertollano, a la sazón hospital de la ciudad. «Tan convencidos quedaron todos que el presidente le encargó un aparato para la entidad», relata el historiador Modesto Arias. Lamentablemente Mónico Sánchez, un genio a la altura de Nikola Tesla o Thomas Edison, murió tras atravesar no pocas dificultades económicas.

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4 COMENTARIOS

  1. Igualito que ahora, un hospital donde se caen los techos de las habitaciones abarrotado de insectos, una clase política en las cloacas de la intelectualidad, paro, sueldos infames y hasta la aguja de jubilados y gente de mal vivir. 100 años han pasado y parece que vivimos en 1800. Cuando toque seguir votando a los mismos que vamos de p. m.

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