¿Poética institucional?

joseRivero2Es raro que las Instituciones, vivas, muertas o desaparecidas, den nombre a trabajos poéticos.

O que alienten trabajos que no son, propiamente, los de investigación sobre ellas mismas.

Y es que las instituciones sólo son capaces de producir Ordenanzas, Estatutos y Reglamentos.

Pero rara vez, darán vuelo a un registro poético o a un cuerpo narrativo de interés.

CARNEROY es que es raro que las Instituciones, vivas, muertas o desaparecidas, den nombre a trabajos poéticos, más allá de un gesto de hermanar la pluma y la lanza.

Aunque en el fondo, luego todo ello sólo sea un pretexto, para algún ejercicio poético unas veces, retórico otras más.

Digo lo que digo, cuando he conocido que el último trabajo  del poeta Guillermo Carnero se denomina pomposamente Regiones devastadas.

Un poeta novísimo en los 70 que ahora opta por un poemario con sabor guerrero.

B3CRECONQUnas Regiones devastadas aparecidas hace semanas, aunque puedan transportarnos mucho más lejos en el tiempo

Y, por ello, Carnero se apresta a advertirnos que su trabajo poético así denominado, no tiene  nada que ver con la institución administrativa del franquismo.

Es sabido que dependiente del Ministerio de Gobernación, apareció en 1939 la llamada Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones.

Cuyo objetivo básico fue intervenir en los enclaves asolados por la reciente Guerra Civil.

Enclaves como el Alcázar de Toledo, el santuario de Santa María de la Cabeza en Andújar, buena parte de la ciudad de Oviedo, parte de la ciudad de Guernica o la catedral de Sigüenza, aparecieron como emblemas e insignias de la afamada Dirección General.

RC3PDCuyo nombre quedó simplificado a Regiones Devastadas.

Y que mereció una memorable exposición, en 1987, en el Ministerio de Obras Públicas, denominada Arquitectura en Regiones Devastadas.

Una Dirección General que llegó a publicar la revista Reconstrucción. Una rareza.

En 1995, la desaparecida Enriqueta Antolín, produjo dentro de su Trilogía de Toledo, el volumen denominado Regiones Devastadas.

Donde la escritora daba cuenta de su estancia toledana, justamente en los bloques construidos por Regiones Devastadas, en la Avenida de la Reconquista.

Y en esa memoria de la adolescencia recuperada aparece el nombre de una obra literaria que toma en préstamo el nombre de una institución.

Cosa que no cita, por cierto Carnero.

RENTA ANTIGUAAlgo similar realizó Jon Juaristi en 2012 con el poemario Renta antigua.

Que tomaba prestado el nombre de uno de los tipos de viviendas sociales que introdujo el franquismo, en una amalgama de tipos, rentas y beneficiarios.

Aunque luego el contenido no tuviera nada que ver con cuestiones propias de las moradas y los alojamientos.

Cosa que ocurre con los nombres de los libros de Juaristi, que aparecen como una coraza que oculta su contenido.

Esa captura de Juaristi me hizo recordar el nombre dado entre nosotros a la novela de Giovanni Testori, traducida como Casas Baratas.

RRDDAunque el nombre italiano fuera Il fabbricone, según la traducción de Domingo Pruna.

Il fabbricone, en italiano sería el equivalente no a las Casas Baratas, sino a los tugurios y cuchitriles cercanos a la infravivienda.

Cosa que nunca fueron las Casas Baratas.

Que nuevamente fijaba un concepto residencial y edificatorio de 1912.

Cuando se produjo la primera legislación de Casas Higiénicas y Baratas.

Que ese era su nombre completo.

TESTORIY de esa legislación nacieron cientos de cooperativas que construyeron barrios que luego fueron conocidos como el barrio de Casas Baratas.

Que no dejaban de presentar estándares de vivienda herederos de tradiciones anglosajonas de la ciudad-jardín, y de los bloques de viviendas centroeuropeos.

Pero ni Casas Baratas es un relato británico, ni Regiones Devastadas un poemario alemán.

José Rivero
Divagario

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4 COMENTARIOS

  1. En literatura, la ruina era un símbolo polisémico cuya interpretación dependía del periodo en que se usara. Para el renacimiento y el barroco (con minúscula quieren ahora escribirlo) eran un ejemplo de vanidad y del tópico ubi sunt?, pero durante el romanticismo la ruina se convirtió en un símbolo de la victoria de la naturaleza, del tiempo, de lo imperfecto y de lo mortal frente a la civilización y la perfección eterna del clasicismo inmortal. Pero ambas son fases del mismo proceso: a las instituciones y a los imperios no les gustan las ruinas, pero las hacen para poder construir sobre ellas: «Auferre, trucidare, rapere falsis nominibus imperium, atque ubi solitudinem faciunt, pacem appellant». Hitler devastó Europa porque quería levantar de sus ruinas una Germania neoclásica y letal de mármol blanco. Stalin hizo lo mismo, pero lo único que dejó fueron feas fábricas abandonadas y llanuras contaminadas o radiactivas.

    • Por demás ya lo dijo Giacomo Leopardi en su «Palinodia»; copio la traducción de Menéndez Pelayo:

      Como un infante, con asiduo anhelo
      fabrica de cartones y de hojas
      ya un templo, ya una torre, ya un palacio
      y apenas lo ha acabado lo derriba
      porque las mismas hojas y cartones
      para nueva labor son necesarias,
      así Natura con las obras suyas,
      aunque de alto artificio y admirables,
      aún no las ve perfectas, las deshace
      y los diversos trozos aprovecha.

      Y en vano a preservarse de tal juego,
      cuya eterna razón le está velada,
      corre el mortal y mil ingenios crea
      con docta mano, que, a despecho suyo,
      la Natura cruel, muchacho invicto,
      su capricho realiza y sin descanso
      destruyendo y formando se divierte.

      De aquí varia, infinita, una familia
      de males incurables y de penas
      al mísero mortal persigue y rinde:
      una fuerza implacable, destructora,
      desque nació lo oprime dentro y fuera
      y lo cansa y fatiga infatigada
      hasta que cae en la contienda ruda
      por la impía madre opreso y enlazado…

    • Albert Speer, arquitecto de la corte hitleriana llegó a publicar un texto llamado ‘Teoría sobre el valor de la ruina’. Donde proclama que hay que construir pensando en la ruina venidera.

  2. Las ruinas reconstruyen la historia del mundo de las ciudades vencidas.
    Aunque, como decía el poeta italiano Giuseppe Giusti, «en el mundo hay gentes que, incapaces de elevarse una pulgada, miran de alzarse sobre las ruinas de los demás»…

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