El mercadillo medieval vuelve a las calles de Ciudad Real

La principal actividad comercial de la ciudad medieval se desarrollaba en su mercado urbano, ya fuera diario, semanal o el extraordinario ferial.
El abastecimiento diario de productos alimenticios fue la preocupación fundamental de las corporaciones municipales. Garantizar los suficientes productos alimenticios les llevó a generar políticas proteccionistas que aplicaron con rigor. No se podía sacar trigo, vino ni cualquier otra vianda de las ciudades hasta que sus vecinos no se hubieran proveído.
Aunque, en aquellos tiempos, las condiciones higiénico-sanitarias y la higiene personal distaban mucho de lo que hoy conocemos y practicamos. En los grandes y ampulosos palacios de la Edad Media no existían los baños. El Palacio de Versalles es un ejemplo.
En estos mercados medievales, la multitud de personas en la calle producía un hedor tan detestable que no podía soportarse.
Sin embargo, sí existía el reciclaje. Había personas que recogían los excrementos para venderlos como abono.
Si llovía, las calles se convertían en un lodazal de destino incierto.
Afortunadamente, en la actualidad, los mercadillos medievales son motores económicos que repercuten positivamente en la economía local.
Por cierto, el ‘ranking’ de mercadillos medievales está liderado por la Gran Feria Medieval de la Villa de ‘El Álamo’ (Madrid) y el más grande de Europa es el de Alcalá de Henares (Madrid).
¡A disfrutar del mercadillo medieval de Ciudad Real!…

es cierto que no son mismos de tos los años?