Parábola moderna del hijo no pródigo

Ángel RomeraSi me preguntaran quiénes son los individuos más despreciables de la Tierra, contestaría que son aquellos que hacen que los hombres que obran bien se arrepientan. Los que ofrecen mal ejemplo, porque creen que dar ejemplo es idiota o está de más. Podríamos llamarlos gilipollas, pero lo haríamos por envidia: no son tontos, triunfan y disfrutan de su egoísmo insolidario plenamente, muriendo en él. La mayoría, al menos.

A veces les llega su San Martín porque de repente aparece un espejismo rarísimo que en literatura llamamos justicia poética (que no debía ser poética si es justicia de verdad). Y eso que nos hace a todos iguales (ay, qué risa) ante la ley ve como alguien se toma la venganza no digo que por su mano, sino por error. Por ejemplo, una alcaldesa que se muere del estrés que le provocan sus idas y venidas para tapar la infamia, o un famoso y, más que provechoso, aprovechado banquero que se suicidó; todo el mundo andó a la greña buscando explicaciones (eso del suicidio, como la dimisión, es incomprensible para algunos), pero jamás se mencionó (y estuve bien atento) que podría haber sido por vergüenza, que podría haber sentido que no podía vivir con ella por respeto a sí mismo (el a los demás ni pincha ni corta hoy), como hacían los antiguos. En suma, que se hubiera hecho un harakiri o seppuku, como los japoneses honorables (el adjetivo ha sido muy devaluado por Pujol y sus siete niños de Cataluña). Y eso es porque ese antiguo «valor» (no me refiero al monetario, se entiende) de la medieval hidalguía castellana ya no existe. No hay caballeros ni, por supuesto, quijotes, como cantaba León Felipe; a lo más sansocarrascos:

Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. 
Se murió aquel manchego, aquel estrafalario fantasma del desierto
y… ni en España hay locos.
Todo el mundo está cuerdo, terrible, monstruosamente cuerdo.
Oíd … esto, historiadores … filósofos …loqueros … 
Franco … el sapo iscariote y ladrón en la silla del juez, repartiendo castigos y premios,
en nombre de Cristo, con la efigie de Cristo prendida del pecho,
y el hombre aquí, de pie, firme, erguido, sereno,
con el pulso normal, con la lengua en silencio,
los ojos en sus cuencas, y en su lugar los huesos…
El sapo iscariote y ladrón repartiendo castigos y premios…
y yo, callado, aquí, callado, impasible, cuerdo…
¡cuerdo!, sin que se me quiebre el mecanismo del cerebro.
¿Cuándo se pierde el juicio? (yo pregunto, loqueros). […]
¿Cuándo si no es ahora (yo pregunto, loqueros),
cuándo es cuando se paran los ojos y se quedan abiertos, inmensamente abiertos,
sin que puedan cerrarlos ni la llama ni el viento?
¿Cuándo es cuando se cambian las funciones del alma y los resortes del cuerpo
y en vez de llanto no hay más que risa y baba en nuestro gesto?
Si no es ahora, ahora que la justicia vale menos, infinitamente menos
que el orín de los perros;
si no es ahora, ahora que la justicia tiene menos, infinitamente menos
categoría que el estiércol;
si no es ahora… ¿cuándo se pierde el juicio?
Respondedme loqueros,
¿cuándo se quiebra y salta roto en mil pedazos el mecanismo del cerebro?
Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario fantasma del desierto
y… ¡Ni en España hay locos! ¡Todo el mundo está cuerdo,
terrible, monstruosamente cuerdo!…
¡Qué bien marcha el reloj! ¡Qué bien marcha el cerebro!
Este reloj…, este cerebro, tic-tac, tic-tac, tic-tac, es un reloj perfecto…,
perfecto, ¡perfecto!

Esta falta de ideales, de futuro, de juventud, reaparece en otro poema de León Felipe, también de tema cervantino, «Vencidos»: Por la manchega llanura  / se vuelve a ver la figura / de Don Quijote pasar. /Y ahora ociosa y abollada / va en el rucio la armadura, / y va ocioso el caballero, / sin peto y sin espaldar, / va cargado de amargura, / que allá encontró sepultura  / su amoroso batallar.

El descaro de los sinvergüenzas, de los corruptos, de los hombres sin palabra (porque para ellos la palabra no es nada) y sin la decencia de dimitir o de apartarse para que los jóvenes ocupen el lugar que la cronología les depara, es el que escribe las leyes. Nosotros les elegimos para ello: para mantener las cosas como están y (de paso) para mantenerlos a ellos donde están, dando todo el mal ejemplo que pueden dar y corrompiéndolo todo: la televisión, la cultura, la educación, las costumbres, la decencia… Es lógico que la gente honrada sienta ese tipo de vergüenza que no debería sentir: la vergüenza por obrar bien, por pagar los impuestos, por acatar la ley (con sus errores y todo), la vergüenza incluso de ser españoles o catalanes, que es lo mismo  (si hubiera un sistema político honesto y realmente democrático en España, no sentirían los catalanes esa vergüenza que nosotros tildamos como orgullo).

En el Evangelio de Lucas (y solo en él, ¡qué curioso!) aparece una famosa parábola, la del hijo pródigo, cuyo protagonista es para mí no ese hijo que recibe su parte de la herencia paterna y la gasta en prostitutas, para luego pasar hambre cuidando cerdos y envidiando lo bien que comen; para mí el protagonista es ese hermano que ve como regresa arrepentido y el padre manda hacerle unas fiestas apoteósicas que a él, por hacer lo correcto, nunca le hizo, matando el mejor becerro de su corral:

Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. Mas él, respondiendo, dijo al padre: «He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.»

No debemos nunca arrepentirnos jamás del bien que hacemos. Pero uno no puede evitar sentirse un poco como ese hijo cabal, que nunca se ha ido de putas y tampoco nunca ha recibido recompensa por asumir la severidad del padre. Con frecuencia los padres se dedican más al hijo más perdido (que, por ejemplo, ha caído en la droga) y los que les han salido bien, en esa sequedad de atención, terminan más perdidos que los otros por envidia de ese afecto. Y la desgracia se hace general.

Seguramente el hijo bueno se fue de putas esa misma noche y el perdido tomó su lugar. Ya nunca más se supo del hijo bueno.

Y, ahora, piensen que el hijo pródigo es el estamento dirigente, los bancos y todos esos incompetentes que nos roban la herencia; y el hijo bueno, la juventud española, nuestro futuro.

Desde Kafka las parábolas modernas no tienen moraleja, y debería haberla. Ya se sabe cómo acabó la Europa de Kafka.

Contornos
Ángel Romera

http://diariodelendriago.blogspot.com.es/

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42 COMENTARIOS

  1. Esos dos poemas de León Felipe forman parte de la banda sonora de mi infancia. El primero, musicado por Paco Ibañez y el segundo por Serrat, eran los temas que mi madre, cuando se encontraba triste, pinchaba en el tocadiscos una y otra vez para, imagino, entristecerse un poco más hasta tocar fondo y salir fortalecida hacia la superficie. El poemario de Felipe me lo regaló una tía años después.
    La parábola del hijo pródigo es de una injusticia que tira para atrás.

  2. Con las reformas es posible evitar el caos.

    Ni el caos que provoca el inmovilismo del que predica con el mal ejemplo, ni el caos que provoca la revolución del opulento insatisfecho.

    Sobre la parábola, única para conocer a Dios y específica para conocernos a nosotros mismos.

    • Los jóvenes no tendrán futuro si no lo conquistan como todos, si quedan desalentados por el mal ejemplo y si compran un producto que acaba en tiranía.

      Que se lo pregunten al famoso joven venezolano que se manifestaba contra Maduro con el violín. Salió del país para tocar el violín y como invitado pues se hizo famoso.

      A la vuelta le secuestraron, pegaron y le dispararon en la cara.

      Todo hay que decirlo por si alguien no quiere recordar.

  3. Hombre, un poco forzado todo me parece. Arrepentidos los quiere Dios. Peor es aquel sinvergüenza que harto de hacer daño al prójimo no siente el más mínimo cargo de conciencia. Que alguien se arrepienta y vuelva al buen camino, no es ningún desdoro. Fíjese en San Agustín, un crápula que se ponía como Maradona. El tipo se arrepintió, descubrió a Cristo, y obispo de Hipona y doctor de la Iglesia. Algo tuvo que ver su madre, Santa Mónica; paciente y sufrida madre.

    Hay que perdonar, pero también hay que arrepentirse y hacer propósito de enmienda… Y como ya dije en otro comentario, no se conoce caso de socialista, comunista o sindicalista cuya vergüenza y cargo de conciencia por sus actos los lleve a tomar el camino de Blesa, por quien siento pena, a pesar de todo. Porque si de robar y maltratar al prójimo se trata, la izquierda no tiene rival; pero ahí están, encantados de haberse conocido y dando lecciones de moral no cristiana. Con un par.

    Y no excuso ni defiendo a nadie. Y menos al PP, ese partido que rige un señor que disfrazado de enterrador preside el tribunal que le toma declaración como testigo; epítome de la degradación a la que ha llegado nuestra democracia. Que conste.

    Pero esos jóvenes de «su» parábola bien harían en desconfiar de los nuevos mesías que culpan a los bancos, a la derecha y al capital de todos sus males, pero que no están dispuestos a morir en la cruz por su salvación.

      • Blesa lo hizo por miedo, no por conciencia. Por miedo a la cárcel.

        Con 70 años, después de haberse pegado la vidorra a costa de los muertos de hambre a los que hundió en la miseria, su vida sólo podía ir hacia abajo. Prefirío irse de rositas como un triunfador, antes de convertirse en un perdedor. Y que le quiten lo bailao.

        Censor, hay que tener cuajo (y arte, lo reconozco) para retorcer las palabras de tal manera que Blesa haga mejor a los de su calaña. Con un par.

        Pero conmigo al menos, no cuela.

    • Se equivoca. Precisamente los jóvenes de hoy ya no buscan mesías, los rechazan, los abominan; los mesías que ve usted y otros conceptos que usa son de época analógica, no digital.

        • El Padre Cué SJ, decía que hay dos tipos de cruces, las que llevan a Cristo y las que no lo llevan.

          Son dos formas distintas de vivir el drama y la tragedia humanos.

          Yo pese a que cada vez soy cada vez más contrario a las clasificaciones, en materia de sufrimiento y con sus múltiples matices personales, está clasificación me gusta.

          Lo que está claro, es que el sufrimiento hay que aceptarlo porque forma para unos parte de la vida, para otros de las pruebas que Dios nos manda, ambas cosas, y para mí todas relativas.

          Me importa más el sentido del sufrimiento y en general de las cosas que le pasan a las personas en la vida, que su explicación.

          Que haya cosas en la vida que no tengan explicación no significa que no tengan sentido. Descubrir el sentido es el camino, y lleva su tiempo y aprendizaje. La literatura es buena escuela.

          Nuestra cultura es pobre en encontrar el sentido de las cosas, está obsesionada en la explicación. Y lo que es más vulgar, muchas veces ni eso.

          Todo no pueden ser emociones, ni razones. Lo más importante son los afectos.

        • Lo afectivo es verdaderamente lo efectivo.

          Y la parábola del Hijo Pródigo es un buen ejemplo de ello. El perdón y el amor para quien no se lo merecía, el mismo amor pero el rencor de quien se lo merecía.

          El corazón de Dios es femenino. Ama como una madre.

          Y es apasionante saber eso y a la vez tremendamente seductor por parte de Dios.

          Porque como se decía en la Edad Media, parece ser un cartujo inglés anónimo (La nube del No saber):

          A Dios no se le puede conocer, se le ama o no se le ama.

          Qué injusto es Occidente con la Edad Media.

        • Y, por cierto, observe cuán arrepentidos están algunos malos curas de lo que han hecho a los niños durante siglos. Hay un libro al respecto que ha presentado el papa Francisco que resulta muy encomiable. Sencillamente, no lo «ven» y sus obispos los cambian de lugar para que sigan haciendo lo mismo. Realmente evangélico y aleccionador. Incluso el hermano de Benedicto XVI se mostró sordo, ciego y mudo. Esas cosas no van con ellos, como la corrupción tampoco va con el señor Rajoy, que es un hombre honesto e impoluto y milita en el partido de la gente honesta e impoluta.

        • Te creerás tú que de corrupción hay alguna institución o ser humano que esté libre.

          Todo empezó en el pecado original y sin duda tú parece que crees que hay seres humanos que están sin pecado.

          Quizás te encuentres tú entre esos seres angelicales.

          No robo, no abuso de niños y no soy carca…

          Qué poco tiene que ver eso con la realidad de cada uno y que sólo los próximos y uno mismo pueden juzgar.

          Y con ello no excuso los crímenes que citas, simplemente no olvido que el que se crea justo…revise su conciencia.

  4. Yo creo que el sentido del comentario de Censor es más político que religioso Que va. La derecha ya lleva unas cuantas baja y la izquierda trincona asavacas ninguna. Debe ser que el suicidio es conservador

  5. Por lo demás, los artículos de Romera son estupendos. Hoy estoy pelma. La culpa la tiene Rivero que me ha sacao de la vagancia.

  6. Que a Miguel Blesa le sobrevino un repentino ataque de mala conciencia por las tropelías cometidas, oh yes, con efecto retardado, es algo que solo los muy cándidos o manipuladores están dispuestos a tragarse. En la decisión fatal de ese prominente señor, nada tuvo que ver el sentirse apartado de los círculos de poder, qué va, esos que le negaron el saludo o le colgaban el teléfono; tampoco el que le embargaran sus cuentas o que le esperase un otoño de idas y venidas a los tribunales con una más que probable sentencia condenatoria que condujese sus huesos a la trena. El perfil de ese señor estirado no se compadece con alguien reconcomido por el veneno de la conciencia. Qué duro debió resultar para su soberbia tanto desprecio. Pero sigamos manipulando el debate con el manido recurso de rojo malo y ateo. Los rufianes , al menos para mi, no tienen ideología. Son despreciables todos.

    • Lo has clavado. Si al finado Blesa le hubiera llegado un atisbo de arrepentimiento, la lógica nos dicta que hubiera pedido público perdón , asumiendo íntegramente las penas impuestas, sin haber consignado una suculenta fianza para salir del trullo. Valiente arrepentimiento y propósito de enmienda el del pájaro pegándose un tiro para no afrontar lo que se le venía encima. Pero, bueno, mezclemos religión y política que , de resultas de esa ceremomia de la confusión, terminamos culpando a la izquierda de los óbitos de la derecha y viceversa y enfangando el debate.

      • Según parece el círculo más cercano a Blesa afirma que un desconocido le pegó en un restaurante. Su estado de ánimo con este hecho parece que se vino ya totalmente abajo.

        Decidió quitarse la vida.

        Y acabó su vida, los bienes que tuviera responderán de sus daños.

        Y formará parte de aquellos que se equivocaron de principios.

        Espero que Maduro acabe igual. Lo de Gadafi fue desagradable de ver.

        Quien a hierro mata…

        • Después de leer el artículo y los comentarios, incuído el tuyo, he perdido la esperanza en cualquier cosa.
          Pedancio está que no sabe saber metabolizar su mal interior y convierte en el objetivo de su obsesión a los fantasmas paralelos que no le dejan dormir.
          ¡Pobre Pedancio, piensas que el mundo te debe algo!
          Sus seguidores… escupen ideas que dan más asco que el peor liquidillo de un container.
          Pero tú, que le desees a Maduro el final de Gadafi…
          Maduro se merece el final de Carapiña Noriega.
          Y Pedancio… ¡Bastante tiene con ser su propio Ortega!

    • ¿Y quien califica a los rojos (por Dios que expresión más descatalogada) de malos y ateos? Yo soy machadianamente rojo y soy bueno y creyente.

      • Le falta decir que no necesita abuela. No sé, oiga, con su pan se lo coma, pero Machado era mucho Machado y , por otra parte, si rojo está descatalogado no entiendo por qué se lo adjudica. Y tampoco entiendo que no asuma que ha manipulado y retorcido los términos porque cualquier excusa es buena para desacreditar a los que ideológicamente nos disgustan. Queremos desacreditar pero que no se nos note la ideología y eso es imposible, desde el momento en que se da carta de heroicidad a un suicida, uno, no tantos como apunta usted. No es pecado suicidarse para un creyente?

      • Manuel, eso cala en la gente con cerebro.

        No pidas a quien no tiene. En España Dios tiene que ser por huevos de derechas, del Madrid, con pulserita y demás avalorios. Y vive en el sagrario del Valle de los Caídos alabado por curas que viven en áticos de 5 millones de euros.

        Yo soy Ateo, pero en infinidad de ocasiones solo pido que existiera, porque a todos estos los iba a pasar por el alfanaje.

        • Alfanje, no alfanaje:

          Arma blanca parecida al sable, pero más corta, ancha y curvada.

          (Muy radical pedir que Dios existiera para que pasara por el alfanje a los «infieles»)

          Te has hecho islamista?

    • El suicidio es facha hasta que no se demuestre lo contrario. La alternativa es la eutanasia anticorrupción forzosa desde Monedero a Rato. Oh, si nos pusiéramos torquemadas no quedaba ni Dios.

  7. La honradez está, prácticamente, en desuso a tenor de los títulos que nos desayunan con corruptelas y cohechos, sin que se inmuten sus señorías.
    De manera que el ‘buen hacer’ ha devenido en caricatura, porque ya no importa la buena gestión y el trato correcto. Lo que prima es el negocio y el ‘chanchullo’, el aprovechamiento del cargo.
    La honradez queda, por tanto, relegada en el baúl de los trastos inútiles.
    Es curioso observar que, en las tertulias televisivas que nos bombardean mediáticamente, ni la honradez, ni la honra se encuentran entre las virtudes de los ilustres personajes que nos entretienen.
    La pregunta que hoy cabría dejar caer es si ahora alguien estaría dispuesto a considerar la honra, la honradez y el honor, de nuevo, como las bases que guiaran su vida.
    Lamentablemente, hoy en día, el hombre honrado es el enemigo común. La corrupción es lo que prima, el talento es raro.
    Hay que mancharse las manos si se quiere sacar tajada, sólo es preciso sabérselas limpiar bien después; en eso consiste la moral de nuestra época….

  8. Dice el escritor Gerardo Tecé con ironía que: «Un buenista, si usted no está familiarizado con el término, sería aquella persona que vive instalada en un mundo de unicornios, piruletas de colores y mariposas.»

    Tecé se refiere con un humor de hiel a esa gente que está dejándose la piel y el dinero en la Costa Mediterránea sacando cadáveres, que ha perdido la vida en la India ayudando a los Ferrer, que sale a la calle cada vez que hay un asesinado de Violencia de género, que sale a la calle en defensa de los demás…básicamente, todos aquellos que han comprendido que vivimos en una comunidad (país) en donde el mero hecho de no defender derechos de forma muy activa nos lleva a tener un Gobierno de España como el actual donde, sencillamente, desaparecen.

    Por otro lado, y sin acuñar, está el término «malista»: que no son ni más ni menos, que estos individuos que pululan por las redes, sin otra cosa que hacer, que defender un ultraliberalismo que los arrasaría como los dragones de Daenerys Targaryen en caso de ponerse en marcha de verdad. El «malista» no es más que un Ignatius Reilly que trata de hacer el mayor daño posible a la sociedad, defendiendo algo de lo que nunca formará parte, pero que le hipnotiza igual que el brillo a los gatos.

    Individuos con escasa-nula formación cívica que no dudan en absoluto en usar la injuria, la calumnia, la posverdad y el excremento intelectual para faltarle al respeto a todos aquellos con los que conviven con la manida frase de «aquí todos quieren derechos, pero nadie quiere deberes»…a quiñen cojones se referirán en un país donde el salario que antes era de uno, ahora da de comer a tres…

    Ahí lo dejo, que me engancho. No puedo con estos siervos de Rouco Varela que han crecido a las faldas de la peor caverna mediática jamás instalada en Europa.

    • Les recomiendo, por si les apetece un escrito de Carlos Hernández titulado «Huelgas sí, pero sin molestar».

      A eso hemos llegado.

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