Crítica teatral de la obra «Deja vu» del grupo de teatro Epidauro

Carlos Etxeba.- Al hablar de dramaturgia esencial parece que se asocia más la palabra dramaturgo a la de dramaturga, porque son menos las mujeres que se han dedicado a este arte. Sin embargo hoy podemos afirmar que en el Grupo de Teatro Epidauro ha nacido una excelente escritora. Su nombre es Marta Solís Lajara y al mismo tiempo es una excelente actriz muy cualificada en el mismo grupo de teatro.
teatro
El teatro entendido en toda su profundidad histórica tanto escrito por hombres como por mujeres ha sido siempre y será una representación moral de las costumbres. Ha sido siempre una excusa para vituperar vicios, para alabar virtudes y para divertirse, mirándose como en un espejo cómico donde se reflejan los infinitos defectos que nos caracterizan. Además como nuestros defectos, vicios y virtudes van variando a lo largo de los tiempos, el teatro es una crónica detallada de nuestra moralidad a lo largo de la historia.
Ante el nacimiento de esta nueva autora nos asalta la primera pregunta, ¿Cuáles son las claves teatrales con las que la nueva autora interpreta el mundo que le rodea? ¿Atacará su puñal teatral incisivo alguna costumbre incipiente, alguna pequeña degeneración naciente o se reirá abiertamente de este ser humano cada vez más lamentable políticamente y socialmente?

Como abanderada de la verdad debería seguir al pie de la letra las palabras de Cervantes: “La verdad enflaquece pero no quiebra, permanece siempre sobre la mentira como el aceite sobre el agua”.

La mentira sería el fracaso total de su obra, ya que todo el mundo y las generaciones posteriores se darían cuenta. A veces no se miente, pero no se defiende lo suficientemente la verdad. Es como si se sintiera miedo de defenderla. Entonces su obra quedaría en entredicho y también su prestigio. ¿Debería seguir el consejo del gran dramaturgo español Lope de Vega líder también del teatro del enredo?: “Forzoso es hablarle al vulgo en necio para darle gusto”

Aquí nos encontramos ante un verdadero dilema. ¿Es forzoso, es obligatorio, es aconsejable hablar en necio al auditorio, sabiendo que se podrían corregir muchos defectos sociales, si el dramaturgo o dramaturga cumplieran su deber? La respuesta está en la conciencia de cada persona.

En este caso nuestra escritora no ha tenido que acogerse a estos extremos. Sencillamente ha escogido el camino de la comedia cómica y para ello ha tenido que acudir al eclecticismo dentro de los programas realizados en sl mismo Grupo Epidauro.

Ha escogido el teatro de enredo donde se ven los personajes como en un espejo curvo, acentuando su lado cómico, sin tocar los límites del otro teatro del absurdo tan parecido y tan diferente al mismo tiempo.
Marta Solís Lajara sabe enredar cómicamente a los personajes dentro de una trama preestablecida, provocando frecuentemente la hilaridad. Es consecuente con la verdad que nos ha tocado vivir en este mundo engañoso, señalando nuestros vicios, virtudes, defectos y despistes en forma teatral en una buena ambientación escénica. El enredo armado por la autora en esta obra está perfectamente tramado desde el principio al fin, colocando al espectador siempre en situación de no poder vislumbrar el desenlace hasta el final. Ha escrito sobre unos personajes de nuestro tiempo, normales y corrientes, prestando gran verosimilitud a toda la trama y ha entrelazado bien las escenas de la obra con escenas de otras ya representadas.

El Grupo Epidauro se ha propuesto viajar en el tiempo señalando sus mayores éxitos, De todos es sabido las penurias económicas con que cuentan actualmente las compañías teatrales, penurias que les obligan a representar básicamente monólogos para poder hacer frente a todos los gastos. Al contar con un nutrido grupo de actrices y de actores que han secundado su iniciativa, la autora se ha liberado del pesado yugo de tener que escribir monólogos y ha optado por escribir una comedia con veintiún actores, aunque varios de ellos hayan tenido que representar dos papeles.

La dirección de esta representación corre a cargo de todo el Grupo Epidauro y es a él a quien hay que adjudicar muchas virtudes y aciertos. Todos sus componentes son expertos actores que en el escenario están en su elemento como los peces multicolores en el agua, exhibiendo con determinación sus diferentes potencialidades de actuación.

La autora se presenta como una consumada actriz en las lides interpretativas, haciendo de una mujer sencilla como tantas otras mujeres españolas. Es de admirar el buen hacer teatral del actor José Sobrino Calle, sirviendo de hilo conductor de toda la trama con una ejemplaridad notable. Es y será un gran activo para todo el grupo; sabe sacar el gesto adecuado a cada diferente acción. Castor Horneros efectúa como siempre su interpretación con gran profesionalidad lo mismo que Juan Vicente Gavilán. Gema Céspedes interpreta como siempre con mucha naturalidad. Anais Arcediano lo hace con gran pericia. Victor Donoso actúa con gracia y donaire. María Martínez Moreno interviene con gran riqueza de matices. Amparo Visiedo es muy convincente. Diego Rodriguez Morales interpreta su papel con mucha soltura. Jose Luis Lajara actúa con gran naturalidad. Miguel Ángel Moraleda hace de un excelente vendedor cómico. María de Gracia trabaja con profesionalidad y comicidad notables. Es una excelente actriz que domina el gesto y que cosecha grandes aplausos. María Esther León lo hace con naturalidad. Prado Solís Alcaide aporta también su buena actuación como presentadora de todo el conjunto.

Hay que mencionar también el especial papel reservado por el regidor a la iluminación y sonido, utilizando la gran pared del fondo del escenario para visionar cinematográficamente las escenas de obras ya interpretadas y utilizando para los actores el patio de butacas como espacio escénico para enriquecer la acción. Es también digno de mención el elegante baile de época final con que obsequiaron al público. Las risas y los aplausos se oyeron con frecuencia, indicando que el público estaba muy satisfecho con la representación.

El Grupo de Teatro Epidauro está ya consolidado en muchas facetas interpretativas difíciles de abordar y por eso seguirá cosechando muchísimos y merecidísimos aplausos.

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