Tete Montoliu

ruido-blancoLos años ochenta supusieron un importante momento de auge y expansión del jazz por toda España. A principios de la década comenzaron a proliferar festivales de jazz, trayendo a las figuras más legendarias procedentes de los Estados Unidos, como Miles Davis, Oscar Peterson, Joe Pass, SonnyRollins, Ella Fitzgerald, Art Blakey, HerbieHancock y un interminable etcétera. El jazz, en sus distintas vertientes (rock, clásico, bop, free,…), era una realidad desde los grandes locales (como el Teatro Real o el Palacio de los Deportes de Madrid), a los pequeños clubs de jazz. Incluso había excelentes programas de jazz en Radio Nacional de España – con Paco Montes (Jazz Internacional) o Juan Claudio Cifuentes “Cifu” (Jazz porque sí) – o TVE (Jazz entre amigos), y era frecuente leer crónicas periodísticas sobre conciertos. Se estimuló la oferta y la demanda por parte de un público muy numeroso y variopinto. En consecuencia, el número de músicos de jazz profesionales creció, así como las escuelas de jazz para aficionados y futuros profesionales. Desde entonces hasta hoy, con sus altibajos y sus dificultades, el jazz en España goza de buena salud.

Pero no siempre ha sido así. El jazz en la España de los años 50 y 60 era algo residual, localizado sólo en las dos principales capitales, con dos clubes míticos, el Jamboree (en Barcelona) y Whisky Jazz(en Madrid). En Barcelona fue donde surgió el milagro de Tete Montoliú, uno de los mejores pianistas de jazz de la historia en todo el mundo. Son muchos los músicos españoles que desde entonces han viajado a Estados Unidos para hacer carrera allí (como Pedro Iturralde, Jorge Pardo, Carles Benavent o Perico Sanbeat) pero ninguno de ellos ha alcanzado jamás el nivel de reconocimiento de Tete. Durante un tiempo estuvo tocando en Berlín y en Copenhague, donde grabó algunos discos acompañando a figuras célebres como Dexter Gordon o Benny Golson. Dio numerosos conciertos por EE.UU., distintos países de Europa e incluso Japón.Pero no renunció a vivir en Barcelona; desde 1970 visitaba Madrid casi todas las temporadas para tocarenla programación de los conciertos memorables que organizaba el Club de Jazzdel Colegio Mayor San Juan Evangelista (conciertos que lograban llenar el aforo, y donde la gente no tenía butaca y tenía que sentarse en el suelo en cualquier rincón).

Ciego, sordo, un tipo muy inteligente y con cierta sorna, acumula muchas anécdotas. Cuando algún joven se le acercaba para pedirle clases, él le remitía directamente a escuchar sus discos (una manera muy educada de declinar la proposición). Tete grabó en 1976 la maravillosa sintonía del programa Jazz Internacional, de casi dos minutos, versionando La Generala, aquel tema de origen burgalés que Radio Nacional de España utilizaba como cabecera desde sus orígenes en la Guerra Civil para retransmitir “el parte” hasta 1977.

Pianista de un talento creativo extraordinario, con una asombrosa agilidad mental y técnica, con una infinita gama de recursos armónicos y melódicos, excelente solista y acompañante, buen conocedor de los secretos de su instrumento, capaz tanto de tocar Giant Steps a un tempo endiablado como de reinterpretar a Joan Manuel Serrat con exquisita dulzura. Jamás le he visto acompañado por un músico mediocre. Tete es un músico que todo melómano que se precie debería conocer y disfrutar.

Jazz entre amigos – Tete Montoliu (parte 2)

Antonio Fernández Reymonde
Ruido Blanco

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4 COMENTARIOS

  1. Cuánto eché de menos un poco de jazz la nochebuena pasada. Lo añoré doblemente: porque Raphael, ese cantante al que el impudor le hace perder el sentido común ( le bastaría un poco de sentido crítico, de hecho, para darse cuenta de que la última vez que cantó bien fue hace 35 años , y muy bien, hace cuarenta), resulta tan insoportable y decadente que a la tele pública debería darle vergüenza mantener a ese fantoche año tras año en la parrilla navideña. Y , por último, porque con un poco de jazz uno hubiera disfrutado y habrían desaparecido de un plumazo los brasas de mis cuñados. Un verdadero coñazo.

  2. El pasado día 24 de agosto de 2017 hizo veinte años que murió Tete Montoliu y, también, en marzo de ese mismo año, se cumplieron veinte años de su último concierto en el Palacio de la Música Catalana.
    Tuve la oportunidad de escuchar en directo a la ‘Orquestra Taller de Musics’ de Barcelona con Tete Montoliu y acudir, en alguna ocasión, a sus clases magistrales durante los meses de verano allá por 1987 y 1988 en la calle Requesens de Barcelona. Un grato recuerdo.
    Es lamentable que todavía los músicos de ‘jazz’ estén condenados al pluriempleo. Y es que, en nuestro país, el que no toca, porque no tiene dónde, enseña o monta un estudio de grabación.
    Todo esto a pesar de que el peso que tiene el ‘jazz’ en la Música está fuera de toda duda.
    Si el apoyo institucional a nuestro cine es insuficiente, a nuestro ‘jazz’ es nulo.
    Gracias, Tete, siempre con su piano de cola ‘Yamaha’….

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