Aeropuerto de Ciudad Real: La X en el mapa del esperpento (editorial)

Editorial de miciudadreal.es.- Cada temporada de esta serie supera a la anterior. El último capítulo de la viscosa y poliédrica historia del Aeropuerto de Ciudad Real ha hecho honor a su naturaleza de folletín de intriga y comedia, consagrando a la provincia de Ciudad Real como lugar marcado con una X en el mapa de los esperpentos urbanísticos que incubó la orgía constructora y especulativa de la nefasta burbuja.

Aeropuerto de Ciudad Real. Foto de archivo
Aeropuerto de Ciudad Real. Foto de archivo

El proyecto reúne todos los ingredientes para convertirse en un estigma vergonzoso durante décadas. Relacionado en sus inicios con ilustres apellidos deificados por la prensa que camparon a sus anchas por este páramo, el aeródromo fue detonante de la ruina de una caja pública al tiempo que dañó colateralmente a instituciones y ayuntamientos mientras la opinión pública se tragaba el cebo adormidera de las glorias deportivas de un club de balonmano.

Quizá en su proyecto embrionario tuviera alguna posibilidad. En los tiempos de las comunicaciones y la bonanza económica ¿por qué no contar con un aeropuerto de carga que dinamizara el sur de La Mancha y creara una sinergia de empresas, negocios y empleo que pusiera a Ciudad Real a la altura de otras regiones de España?

Pero después la idea comenzó a deslizarse por extrañas pendientes, por un laberinto de intereses económicos y estratégicos. Desde sus inicios ya apareció lo insólito: un ave de comedia de situación como la avutarda inició el torcimiento del magno proyecto que en principio daría empleo, dinamismo, internacionalización, riqueza, oportunidades a un territorio que recién acababa de bostezar con los parabienes de un tren de alta velocidad.

La historia que sucedió como en una película de serie b está en las hemerotecas. Llegó un momento en el que cualquier información relacionada con el Aeropuerto Duelos y Quebrantos era cosa de risa, pese a los votos de las instituciones para cortar el nudo gordiano del dichoso aeropuerto y llegara el día del vuelo inaugural.

Pero todo fue fugaz. Primero vino el fracaso comercial y financiero, el escándalo político, el concurso de acreedores y un rocambolesco proceso de subasta. Ahora la serie se cierra en otro agotador continuará con un comprador sin dinero y plantado por un fondo británico que en realidad jamás firmó ningún acuerdo, con posibles compradores de mala ralea y con el aeropuerto a la vista de todo el mundo, con su solitaria torre de control como una Lemóniz manchega.

Llegados a este punto y cumplidos casi 20 años de su concepción –la mente original continúa hoy siendo un misterio que va desde el exalcalde de Ciudad Real, Francisco Gil-Ortega, al expresidente de la Cámara de Comercio Juan Antonio León Triviño pasando por el factótum intocable y casi innombrable del constructor Domingo Díaz de Mera- el culebrón parece infinito.

¿Debe Ciudad Real resignarse a dejar que la estructura quede oculta por las arenas como las ruinas de una ciudad perdida en el desierto? La solución natural en otros tiempos menos liberalmente salvajes sería que el Estado tomara cartas en el asunto, concibiera una obra ya hecha y, alegando motivos de interés nacional o estratégico, acudiera a la próxima subasta o lo expropiara. Descartada esta opción por el coste que en plena fiebre de austeridad supondría para las arcas públicas titularizar un proyecto en apariencia inviable, la infraestructura seguirá, pues, condenada al albur de la opción b: las intrigas empresariales, que en este caso han superado el ridículo más espantoso.

¿Merece un destino digno este aeropuerto que se pasa los años mirando las cigüeñas y los cardos y que los intereses de una élite económica conchabada con el poder político convirtieron en un sumidero de millones de euros? Ojala fuera así, pero la experiencia hace temer lo peor.

Comprobado el poco atractivo del aeropuerto para los inversores serios y calculando los cientos de millones de euros que costaría reconstruir las ruinas y revertir el abandono, la perspectiva no es muy halagüeña. Que los dioses de los vientos iluminen al juez que debe ahora reiniciar el procedimiento de subasta y que ahuyenten a los geniecillos subterráneos que, presumiblemente, acudirán de nuevo al reclamo del reino de los cielos… Aunque, visto lo visto, no se sabe muy bien a qué: si a estrellarse o a seguir en las nubes.

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18 COMENTARIOS

  1. En su día los retrasos eternos nos trajeron la T4 que lo hizo prescindible y ahora, los pájaros, que no las avutardas, van a llevar el precio de salida a cero para llevárselo crudo.

    Ya hay buitres volando en círculo…a esperar noticias.

    Mientras, Cospedal es incapaz de darle salida al conflicto aéreo que provoca Torrejón en Barajas. Ni para eso vale la ex-mantilla del Corpus.

  2. Que sirva de aparcamiento para el fenavin y todas esas ferias que van a copar Ciudad Real.
    Qué se matan por venir aquí JAJAJAJAJAJAJAJJA

  3. Yo creo que lo mejor es marcar conjunta y simultánea la ‘X’ en las dos casillas para un reparto equitativo de las responsabilidades.
    ‘Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios’.
    Mientras tanto, seguiremos mirando boquiabiertos al cielo para poder ver dónde cae el rayo…..

  4. Un editorial bueno y valiente.

    El futuro del aeropuerto ya es para la esperanza que pueda depositarse en él, pasto de los gusanos.

    No hay inversor si no hay licencia, y no hay licencia sin aeropuerto.

    El problema quizás? Que no se concibe un aeropuerto privado en nuestra práctica administrativa y en nuestra regulación.

    Y el ir de manos de un político (Sánchez Bódalo) puede hacer recelosa la actitud de los técnicos de la Administración. No le gustan las presiones.

  5. «La solución natural en otros tiempos menos liberalmente salvajes sería que el Estado tomara cartas en el asunto, concibiera una obra ya hecha y, alegando motivos de interés nacional o estratégico, acudiera a la próxima subasta o lo expropiara». Propone el editorialista pagar dos veces por la misma cosa. No se pregunta dónde está el dinero, se limita a expresarse con la demagogia más simplista: tiempos liberalmente salvajes. Que le den mucho y por dónde más duele al aeropuerto y a sus hacedores. Si nadie quiere pagar nada por el aeropuerto, a lo mejor es porque nada vale. Quizás haya que dejar que las cosas sigan su curso natural. Tal vez, si en vez de empeñarse en resucitar este muerto, le hubieran dado sepultura, ahora tendríamos un nuevo aeropuerto. La pregunta es por qué no lo dejan morir.

  6. Esto no es ningún Lemoniz, nada que se le parezca.

    Que le pregunten a Bono, Barreda, Hernández Molto por la desaparición de Caja Castilla la Mancha y donde fueron a parar los 9000 millones de euros que desaparecieron.

  7. Que le pregunten al expresidente Ba***da y demád secuaces contemporáneos qué pasó con los miles de millones de euros de CCM que se esfumaron como por arte de magia…

    Eso no es un aeropuerto, es el mayor pelotazo urbanístico de Castilla-La Mancha, perpetrado con el beneplácito de ciertos representantes regionales…

  8. Que lo alquilen como parking de aeronaves, seguro que así tendrá futuro, siempre hay la sombra de la sospecha de que detras de todas las penurias del aeropuerto está la mano de «algún» empresario que quiere quedarse con «sus» ruinas a precio de derribo.

  9. La realidad no es otra, este aeropuerto fue una fantasmada de la etapa socialista de Barreda, la peor y más ruinosa de Castilla la Mancha.
    El aeropuerto no vale nada, nadie tiene interés ya que dicha infraestructura no es viable, no hay población, no hay foco de atracción industrial para las mercancías y estamos muy bien comunicados con Madrid, la realidad es la que es.
    Una opción sería convertir la zona en polígono industrial y el mismo aeropuerto venderlo para otros usos.

  10. Es curioso, ahora todo el mundo ya habia avisado con anterioridad que el aeropuerto seria un negocio ruinoso y disparatado…, habria de recordar que decia toda esta gente tan «inteligente», en los años previos a la construccion, cuando cualquier critica suponia ser techado de persona contraria al desarrollo de esta region..
    Seamos serios, a aquel carro se subio mucha, unos por interes y otros arrastrados por la corriente generada en la opinion publica de forma muy interesada, de que la construccion de esa infraestructura era la unica posiblidad de desarrollo para ciudad real.
    Los gobiernos de aquella epoca no tuvieron muchas mas opciones que apoyar el proyecto, porque oponerse a aquello, por muy disparatado que fuera, era oponerse a la poblacion de la casi la provincia entera, que creyeron con la fe increblantable que les habian inculcado desde diversos medios, que realmente era el proyecto que iba a poner ciudad real en primera linea.

    • Somos responsables de votar a Barreda, pero no tenemos la culpa de que nos roben. Han pasado décadas y muchas cosas desde que comenzó este cuento. Cambiar y darse cuenta de los errores cometidos es un ejercicio saludable.

  11. Santos se te olvida señalar a Barrera y a su delfìn de entonces, el Señor Page. Còmo se te ve el plumero! Para lo que has quedado.

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