La mujer del Valle (13)

¿Mercurio? ¿Mercurio¿ ¿Me está diciendo que se toma uno una píldora de mercurio y se convierte en Superman? Válgamen los santos todos en procesión. Abdón se quedó tan perplejo que parecía una estatua recién esculpida. ¿Y me está diciendo que este viejo y unos cuantos más está en la selecta nómina de quienes conocen el componente mágico?
relatovalero

La mujer del Valle

Manuel Valero

Capítulo 13

Francamente, policía, me aturde. El perro ladró. Tranquilo chucho, le dijo el poli. Pero el galgo no estaba para cumplidos. En el gruñido continuo que mantuvo tras un ladrido seco había como una advertencia. Caramba, Abdón, el perro suyo. ¿Qué pasa con el perro mío? Es como si temiera por su seguridad. ¿Y acaso eso no es lógico, dadas las circunstancias? No hay nada que temer. Nadie sabe que usted lo sabe. ¿Y por qué me lo ha dicho?, se quejó el viejo. Bien está que me digas detalles de la investigación pero lo otro… ¡Lo otro es un secreto de Estado! ¡Y tanto, amigo! Pero así me siento un poco más aliviado.

Era el pi y el 3. El vulgar e inquietante signo de las matemáticas que le recordaban su adolescencia. Era ese 3,1416… y así hasta el número final, incontable. No sigas, hazme el favor. Demasiado tarde, amigo Abdón. Ahora se trata de que esa información no se vuelva osmótica. ¿Osmótica? Qué pedantería, joven. Bueno, con todos los respetos, usted me parece a veces un poco pedante. Vaya, gracias. Luego el policía Wen Sil le contó el asunto. Había un modo de volver el mercurio tan inocuo como un grano de café. Bastaba con ensayarlo en el laboratorio. Si se suman los números 1416 tenemos 12 como resultado. ¡Aleluya¡ Si sumamos finalmente el 1 y e 2 tenemos el 3, que es númerito de antes de la coma y el que aparece al lado de la letra pi. El tres es la clave. ¿La clave? Me recuerda a un programa viejo de la televisión, cuando la televisión no era tóxica, gruñó el viejo. Entre nuestros expertos hay uno que trabajó con un Premio Nobel de Química. No me pregunte el nombre, que no lo recuerdo.

Aprendió mucho y tuvo acceso a algunos secretos militares de l Tío Sam cuando trabajó en su departamento secreto de Tres Alamos. Otra vez el 3, el 3. Los tres mosqueteros, los números que se dicen cuando hay que pasar a la acción, los días que relucen más que el sol, la Santísima Trinidad, Los jinetes del Apocalipsis… ¿No fueron cuatro? Ah sí… Apocalipsis, eso será lo que venga. Por Dios, Abdón. ¿No se da cuenta de que con la fórmula socializada, la muerte por enfermedad desaparece y que por ello solo quedarán tres, otra vez tres, modos de morir? Fantástico, esclamó el poli, siga siga… El accidente, la guerra y… ¿Y…? El suicidio. Habrá guerritas o guerrazas para que se cumpla lo de Malthus. Así ha sido siempre. Cuan absurdo es todo. El hombre descubre una mediación contra todas las enfermedades de golpe y por aquí puede venir el fin del mundo. Yo creo que hay otro modo, y ya no serían tres sino cuatro. ¿Ah, si, y cual si se puede saber? El meteorito ese que nos ronda desde antiguo. ¿Crees, joven, que acabará dándonos una pedrada? Tal vez, amigo Abdón, tal vez… ¿pero quién estará aquí para contarlo? Puede ser mañana, o el mes que viene… Guau. El perro que estaba echado en el suelo se levantó. Quieto, Capitán. Ahora si me lo permite, me voy a la comisaría. Me acaba de entrar un mensaje. El Alto Mando se desplaza a la capital. El poli se levantó de la mesa y se estiró las arrugas de los pantalones. Ya tienen ustedes la feria de mayo, dijo. Sí…, Abdón le respondió con un siseo apenas con la mirada perdida… ¿Sabes que hace muchos años, pero muchos años, mataron a una chica de aquí y nunca más se supo. Bajó de su piso de obrero a tirar la basura y alguien la abordó y la golpeó con una piedra en la cabeza y en el pecho. Era una joven vulgar, vendía vísceras con su madre en el mercado y luego en los almacenes… Se llamaba Charito Puente y nunca nadie supo quien la mató… ¿Usted que piensa? Nada. ¿Nada? Dicen que fue un loco que se murió días después. Pero yo creo que eso es una excusa para dar el asunto por cerrado. Le prometo una cosa…Dime, joven. Cuando acabe todo esto, me ocuparé de ello…De eso hace ya demasiado tiempo, chico. Tal vez quien lo hizo, si no fue el loco del almacén, también esté muerto y con él, el caso. Es lo que yo digo, unas tanto y otras tampoco. ¿Lo dice por las chicas? Si. Bueno las dos tuvieron la misma suerte. Sí, pero la de una interesa al mundo mundial de las conspiraciones y ese endiablado mundo de lo secreto y ha movilizado a todo Dios. En cambio la otra… pobre Charito Puente, vulgar, olvidada, como si no hubiera existido nunca…

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2 COMENTARIOS

  1. Todo, absolutamente todo, se puede reducir a un número.
    Hasta el nombre ‘Abdón’ queda reducido al número 9. Que, curiosamente, significa ‘filósofo’.
    Seguimos muy atentos…..

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