Puertollano: El caserón encantado de la calle Torrecilla

Santos G. Monroy.- Escuchábamos historias horripilantes sobre esta casa. Sollozos en la oscuridad, ecos de catacumba, resplandores tras las rendijas en las madrugadas de enero. Si algún edificio queda en Puertollano con el honor y la dignidad de albergar un fantasma, ese es el Colegio de Segunda Enseñanza de la calle Torrecilla, uno de los más antiguos supervivientes de la desolación de la piqueta y la avaricia urbanística en la ciudad minera.
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La actividad del antiguo Colegio Subvencionado de Segunda Enseñanza comenzó en 1932 y no fue hasta 1947 cuando pasó a llamarse Instituto Fray Andrés. Aquí pasaron sus mocedades generaciones de puertollaneros en los años de la guerra, el hambre, el carbón y el desarrollismo hasta que en 1959 la actividad se trasladó paulatinamente al actual centro de la calle Copa.

Pero el viejo caserón aún se yergue en la cúspide de la calle, con las ventanas cegadas y el tétrico rictus de las ruinas donde tantos fueron tan felices como pudieron.

Años después de su abandono en los años setenta contaban los vecinos que la casa estaba encantada. Que se escuchaban escorrentías subterráneas y el aire en las oxidadas cañerías. Eran tiempos más poéticos, y yo imaginaba que sería la letanía del espectro de uno de aquellos chavales llamados a filas como milicianos y masacrados en el frente de Aragón, que aparecía en la noche, repitiendo la lección, mirando al vacío desde la palestra en el sopor de quien no sabe que está muerto.

El viejo colegio es el único testigo de aquella calle Torrecilla que llegara a ser la Gran Vía de Puertollano, con perdón de la calle Aduana, y su trajín de lañadores, panaderos, mineros, señoritos, militares y estudiantes. Y ahí sigue el instituto, aunque quizá condenado a la desaparición no dentro de mucho, dado su estado de abandono. Ya ni nos queda imaginación para fantasmas, salvo para desintegrarlos con el conjuro de una excavadora.

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7 COMENTARIOS

  1. Esos lamentos son de los muchos yonkis que circulan por la calle del Cuadro y aledañas que se meten en las casas abandonadas de la zona a meterse su dosis.
    Una vergüenza que esto pase en estas calles tan céntricas.
    Y la policia lo sabe por que se les ha dado aviso , pero como las casas están a punto de caerse no pasan dentro. Así que ahí están los drogatas tan felices y contentos, todos con sus pagas que tenemos que pagar con nuestros impuestos.
    A ver si se caen las casas con ellos dentro y un problema menos .

  2. Muchos años lleva,pero durara poco,pronto lo tiraran para hacer pisos,o lo que les venga bien. En Puertollano no nos dejan nada para el recuerdo

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