Visión antropológica de la Borricá de Torrenueva

Ana María Medina Pérez, Tonka Ivanova Angelova, Eva Mª Jesús Morales y Raquel Almodóvar Ortíz. UNED Ciudad Real  /  ORISOS.- El día 5 de marzo de 2019, martes de Carnestolendas, visitamos la Borricá de Torrenueva, una celebración “pagano-religiosa”, con un sentimiento compartido por todos los paisanos en una singular dicotomía que nos hemos propuesto desvelar.

Desde las 8 de la mañana de este día ya empieza el trasiego. Realmente, los preparativos suponen un trabajo de varias semanas, días durante los cuales mucha gente colabora en la preparación de la comida y la bebida, el acondicionamiento de la casa, el aprovisionamiento de útiles…, aunque los gastos corren por cuenta de la familia abanderada.

Este año, Antonio y Miriam ofrecen la bandera en agradecimiento a las ánimas, a quienes encomendaron la vida de su hija cuando tenía 3 meses. A partir de entonces -nos explica un Antonio emocionado- la niña, a pesar de permanecer un mes en la UCI, empezó a recuperarse sin secuelas. Seis años después, el pueblo les acompaña y comparte sus mismos sentimientos y emoción, haciendo palpables la solidaridad, el apoyo y la unión de unos paisanos volcados con esta celebración.

El Alcalde, D. León y su esposa, Dña. Feli, así como la anterior alcaldesa, Dña. Esperanza con dos compañeros, D. Julián y Dña. Nieves, son algunas de las muchas personas que también acompañan a la familia abanderada, con las cuales tenemos la oportunidad de hablar y que coinciden en destacar la devoción y el sentimiento con el que viven este día, la simbología de la bandera con la calavera y las dos tibias entrelazadas (haciendo referencia a las almas) y el bastón (posible reminiscencia del siglo XVIII sobre el poder militar).

Respecto a la evolución experimentada por la Borricá, autoridades y vecinos coinciden en el recuerdo de los burros y las mulas de antaño, más engalanados que ahora si cabe; aunque, en cambio, no había tantas viandas. Otro cambio importante sucedió en el año 1999, cuando el párroco decidió separar la fiesta del carnaval de la celebración de las ánimas. Hasta entonces, este día se celebraba con disfraces, dando un toque más festivo y humorístico. Al respecto hay opiniones encontradas, entre quien valora el hecho de haber avanzado hacia una celebración más religiosa, separándola un poco de aspectos más paganos; pero también hay quien recuerda con anhelo aquellos días de disfraces. Todos coinciden en describir a Torrenueva como un pueblo bastante religioso. No obstante, la celebración sigue en auge, llegando a ser declarada Fiesta de Interés Regional en 2014.

Respecto a esta interesante convivencia de lo pagano con lo religioso, el visitante indiscreto puede encontrar explicaciones a ambas distinciones:

Las personas más religiosas consideran que es una fiesta pagana totalmente. Los hay que se encomiendan a Dios, en lugar de a las ánimas, ante las adversidades. Estiman que la simbología del pelele que se quema por la noche para echar del pueblo a los malos espíritus, el exceso de manjares, incluso el hecho de que algunos jinetes monten con sombrero, entre otros, son ejemplos del paganismo de esta festividad, seguida por la gente joven, más por la fiesta en sí, que por la religión. Hay quien se aventura a comparar la Borricá con el Rocío.

Otra parte de la población pone el acento en el cambio que supuso la supresión de las máscaras de este día, concibiendo una celebración más religiosa. Desde luego, parece que sería la intención del párroco de aquel año. Para ellos, incluso la quema del pelele, situado en la zona más cercana a la salida del pueblo, en la calle de la familia abanderada, representa la expulsión de los malos espíritus para quedarse con lo bueno.

Todo ello evoca el recuerdo de la Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio, surgida en 1694, en cuya segunda Constitución se establece la creación de dos compañías encargadas expresamente de recoger limosnas y hacer ofrecimiento público, una de gala y otra de disfraz.

Ahora bien, unos y otros participan y entienden la emotividad que este día supone para la familia abanderada. Lo anteriormente expuesto no significa que no sean capaces de compartir sentimiento y vivencias, lo cual sugiere la importancia de la unión y de la solidaridad, sensaciones que sí comparte el pueblo de Torrenueva.

Terminamos, por tanto nuestra visita, reconociendo que esta dicotomía no necesita ser resuelta, ya que los torreveños son capaces de unir ambos aspectos en uno de los días más importantes para el pueblo, sin que ello suponga ningún inconveniente. Prima el apoyo a la familia abanderada, compartir su sentimiento y emoción por el apuro superado. Se trata de una tradición que no precisa ser pensada para desarrollarse de la mejor manera posible, religiosa y festiva, que sigue y se seguirá transmitiendo de generación en generación, en un pueblo, básicamente religioso, pero que ansía continuar con su historia, dar a conocer sus costumbres y su folclore, y donde el visitante es muy bien recibido y agasajado con múltiples viandas.

 Foto 1: Caballistas participantes  recorriendo las calles de Torrenueva en esta Jornada de la Borricá 2019.

Foto 2: Bajada de la Bandera en la casa de la familia abanderada.

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