Contabilidad electoral

Cuando hablamos de contabilidad electoral previa, lo hacemos del espíritu contable de los sondeos y de la práctica numérica de los estudios demoscópicos.

Práctica de los llamados Institutos de Opinión, encargados de tales estudios, que no cesan de crecer y aumentar.

Aunque esos estudios demoscópicos encargados por medios de comunicación con posibilidades y por partidos políticos con posibilidades, haya que pagarlo y repercutirlo en la cuenta de resultados de los encargantes.

Que no se sabe al final, adonde van esos apuntes contables.

Contabilidad como entresijos y como evanescencias.

Cuando hablamos de contabilidad electoral post-votacional, como si de un síndrome posvacacional se tratara, lo hacemos sobre las razones que han movido fatalmente a los electores, a hacerlo de manera tan complicada.

Y tan alambicada.

Esta contabilidad post-votaciones o post-votacional da para mucho.

Da para pensar que una cosa es el sondeo y otra cosa diferente es el recuento.

Da para encontrar razones para todos: ganadores y perdedores.

Y luego, y ya algo separada de la cita con las urnas, aparece otra contabilidad casi cuántica.

Ni pre-electoral ni post-votacional.

Contabilidad consistente en ver las sumas posibles de los apoyos necesarios para formar gobierno.

Que es una suma rotacional de apoyos y desencuentros.

Esta contabilidad de las coaliciones y de los apoyos resulta, a veces, opuesta a la contabilidad inicial de la campaña y de la pre-campaña.

Junto a estas contabilidades puramente numéricas, existen las contabilidades económicas.

Así las medidas de gobierno adoptadas con tintes electorales y con contenido económico, que luego habrá que pagar.

Y a eso le llaman déficit electoral.

Que ya anuncian que será una cantidad mil millonaria en euros.

Esto es, un gasto producido de forma excepcional y fuera de plazo, que habrá que contabilizar en el déficit general de la economía nacional.

Que somos todos. No sólo los votantes y los elegibles.

El efecto de esta contabilidad fiscal es similar al de comprar con tarjetas de crédito.

Parece que la compra es gratis, pero el cargo acaba llegando.

Aunque se demore.

Luego existe la contabilidad material más prosaica.

Esto es la de los partidos competidores en el encuentro electoral y que están sujetos a sus propios gastos y dispendios.

Cartelería, correspondencia y buzoneo, cuñas publicitarias, spots televisivos, alquileres de locales, desplazamientos de candidatos, caravanas promocionales, juguetería electoral, gastos de organización interna y gastos del día D en interventores y apoderados.

Esos gastos están obligados a declararlos, para poder recibir las subvenciones estatales.

Y esos gastos  están tasados a la cifra resultante de multiplicar por 0,37 euros la cantidad de habitantes con derecho a voto en cada circunscripción en que se presenten los respectivos partidos.

Pero luego hay descuadres entre los ingresos precisos y los gastos imprecisos.

Subvenciones que ascienden a 21.167,64 euros por cada escaño obtenido.

Y a 0,81 euros por cada vota emitido obtenido por cada formación en liza.

De igual forma que todo el aparataje de gasto electoral tiene un gasto para las arcas públicas.

Y esta sería la contabilidad real.

Que por lo anotado y estimado, asciende a la cantidad de 139 millones de euros en las Elecciones Generales.

Cantidad que sirve para engrasar la maquinaria electoral.

Desde el trabajo de Correos hasta la impresión de papeletas; desde las dietas de los miembros de las mesas electorales a las dietas de los Cuerpos de Seguridad encargados de velar por el orden de la jornada. Hasta la reposición de cabinas electorales y los gastos de señalización e indicación.

Sin olvidar los gastos del voto por correo y otros gastos que me parece no computan en esta serie económica.

Como la cesión de locales públicos para actos electorales, o los espacios de publicidad electoral en medios de comunicación públicos.

Que aunque no cuente con publicidad habitual, tienen un coste significativo.

Esos son los datos disponibles para las Elecciones Generales.

Falta cuadrar los derivados de las Elecciones Europeas (subvencionables por Europa), de las Elecciones Locales y de las Elecciones Autonómicas.

Que ya nos han avisado que en Castilla-La Mancha costarán sólo 3,7 millones de euros.

Que por cierto se podrían haber ahorrado de haber hecho coincidir todas las elecciones el mismo día.

Lo iremos viendo.

José Rivero
Divagario

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1 COMENTARIO

  1. Una farragosa realidad en su aplicación.
    Por cierto, los grupos políticos de la circunscripción de Ciudad Real que se presenten a las elecciones a Cortes de Castilla La Mancha del año 2019 no podrá realizar gastos electorales superiores 234.577 euros…..

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