Llamada a debatir contra la España vacía, «algo que es eterno, la soledad de los pueblos»

La Feria Nacional del Vino de Ciudad Real, FENAVIN, ha servido también para que tres escritores Juan Cruz, Julio Llamazares y Sergio del Molino debatan “Contra la España vacía”, y se ocupen de “algo que es eterno, la soledad de los pueblos”, que dijera Cruz.

Juan Cruz comenzó haciendo referencia a como los dos escritores que le acompañaban hoy, Julio Llamazares con “La Lluvia amarilla” y Sergio del Molino, con su libro “La España vacía”, han puesto voz literaria a lo que ya susurraba Azorín y casi gritaba Unamuno: “España necesita escritores que, de verdad, tengan en cuenta la geografía como materia literaria y que se ocupen de algo que es eterno que es la soledad de los pueblos”.

Para el periodista canario y Julio Llamazares, “hay que corregir el supremacismo de lo urbano sobre lo rural o España seguirá vacía. Hay pueblos que están vacíos, porque siempre España ha tenido zonas que están vacías”. Y refería Cruz como Unamuno en “Por tierras de Portugal y de España”, o César Vallejo, hablando del vacío en Perú, también trataban el tema para añadir como “creo que España no está vacía, está vacía para los que consideran que España ya está hecha”.

Llamazares se mostraba convencido de que estamos viviendo desde hace muchos años, al igual que en el resto del mundo, un éxodo del mundo rural a las ciudades, pero que “en España tiene unas características más acentuadas, de ahí que sea un fenómeno mucho más agudo que en Portugal, Italia o Francia”.

“Los escritores que estamos aquí hemos puesto el foco en una España de la que no se habla que cada vez se queda más sola y olvidada respecto a la España urbana, de la costa o del turismo, porque seguramente un equilibrio entre las dos ayudaría a un mayor entendimiento y confortabilidad social y económica entre todos los españoles”, añadía Julio Llamazares.

El escritor leonés comentaba como, de repente se ha invertido la dinámica. “Hemos pasado de adorar la “movida” madrileña y de las ciudades, a mirar al campo, porque hemos visto que tanta ciudad no es sano desde el punto de vista político, ecológico, social, de salud, etc, y hemos pasado a llamar ciudadano a un pasiego”, a la vez que recordaba ese comentario leído en un periódico de provincias, durante una campaña electoral cuando un político se subió a un tractor: “es la primera vez que veo a un tío subido en el tractor con zapato de ante”.

Sergio del Molino decía como desde el siglo XIX empieza a notarse ese abandono y ese contraste de que hay una parte del país, una parte campesina, que está extinguiéndose, y que no ha estado en el debate político, solo a nivel local y regional durante la transición hubo cierto debate, pero nunca ha estado en la agenda, ¿por qué ahora?

Quizá ahora ha influido que haya  un topónimo, la España vacía, y esto puede amalgamar voluntades. “En estos tres o cuatro años, ese topónimo facilita que se debata, y haya más sensibilidad, no tanto en los lugares más afectados por la despoblación, y sí en las ciudades”, añadía.

Para Del Molino, “era un tema ignorado por los políticos y periodistas, y de repente ha habido como una toma de conciencia, un flash, o de mala conciencia, ya tarde porque lo hemos perdido , uno solo se da cuenta de las cosas cuando las pierde, quizá ya sea tarde y debió hacerse hace 50 años”.

La hipocresía política y periodística con la España Vacía

Para Sergio del Molino, también es un tema políticamente agradecido, que no genera enfrentamientos, porque “un político dice que quiere defender la España vacía y darles más servicios a los pueblos, y tu oponente político no te va a quitar la razón. Esto genera un consenso y facilita los acuerdos, en estos momentos de más fragmentación política”.

En el debate, o “coloquio de bolsillo” como definió Cruz, que se estableció entre ellos y el público, este periodista se refirió a la “hipocresía política y periodística, de quienes van a las manifestaciones para defender la España vacía y luego se olvidan de sus promesas”. Al respecto, Llamazares llamaba la atención como, en las pasadas elecciones, los principales líderes políticos no habían ido a 21 provincias, y eran de la España vacía. 

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