Pactos y cordones

Manuel Valero.– Antes que nada tiremos del diccionario de la RAE que en la primera acepción define el pacto como un acuerdo entre personas, entidades, partidos políticos o Estados que exige el cumplimento por las partes de lo pactado.

En España no estamos acostumbrados a los pactos entre partidos porque en España se concibe la democracia y su ejercicio solemne de las elecciones  como una descarga –o carga-emocional que aviva si conviene las escaras del pasado belicoso. Durante decenios el minimalismo bipartidista daba o quitaba el poder a las dos fuerzas preponderantes. Cuando uno de los dos grandesPSOE y PP– tenía que tirar de apoyos corría raudo a la puerta de los nacionalistas del norte y sobre todo a los del nordeste.

Como no era un pacto producto de la práctica democrática entre dos o más partidos nacionales, los acuerdos con los nacionalistas se cerraban en la rebotica con poca luz, ni papel firmado y con el ojo vago sobre las fechorías de la otra parte irredenta. Le pasó a Felipe González, le pasó a José María Aznar, le pasó a José Luis Rodríguez Zapatero y le pasó a Mariano Rajoy. Cuando el cambalache era para apaciguar la bicha vasca enseguida se estampaba en el sobre del documento el top secret y a otra cosa. Pero un pacto pacto lo que se dice pacto, bajo las cámaras de tv, con documento público, claro, concreto  y argumentado ante la opinión pública por los firmantes entre dos partidos nacionales… de eso, cero patatero. Entre otras cosas por los ectoplasmas de siempre.

Por eso,  quien esto suscribe siempre ha considerado que el exprimer ministros francés y candidato a la alcaldía de Barcelona por un Ciudadanos a la acuarela, es un político absolutamente diferente a la horma clónica de los políticos españoles. Manuel Valls habla sin complejos y sin la rémora del españolismo cuartelero ni su contrario. Y este miércoles lo ha vuelto a demostrar con la naturalidad desacomplejada con que le ha ofrecido a Ada Colau los votos ciudadanos sin condiciones sólo por evitar, ha dicho, que los separatistas gobiernen la capital de la soñada república.  

Ahora entramos en la segunda parte de las elecciones –hay que recordar que aún no hay Gobierno electo de España-, a la escenificación de los pactos y al juego del toma y daca. Como no hay costumbre, todo cuesta mucho más por el prurito de los prejuicios. Nada que ver con la espontaneidad de Valls y su claridad. Valls aporta europeidad a la acomplejada democracia española. Es verdad que hay organizaciones que no pegan ni con cerote  pero también que hay partidos que pueden pactar – o deberían hacerlo- con tranquilidad sin la pegajosa mala conciencia ni el temor a ser intoxicados por el contrario. Con los años que llevamos a cuestas de bendita democracia es para exigirles a los candidatos que la próxima vez hagan el favor de no decir cosas de las que luego se arrepientan o se tengan que desdecir por las circunstancias. Con Rivera, no. Con Rivera, no. Con este PSOE amigo de los malos ni agua. Y así. Somos más de cordones sanitarios que de pactos.

Por lo que nos toca ha habido dos noticias que afectan a dos ciudades importantes de la provincia: la capital y Puertollano. En Ciudad Real todo depende de cómo se pacte pero es la prueba más palmaria de la falta de costumbre y eso que la actual alcaldesa, Pilar Zamora, lo fue por el apoyo y los compromisos adquiridos con la alicaída Unidas Podemos. Por un lado, un acuerdo de legislatura PSOE- Ciudadanos; por otro la aplicación del modelo andaluz PP-C,s-Vox. Pero ya hemos visto cómo está el patio: si el secretario de Organización naranja, Alejandro Ruiz  tensaba el cordón contra los “xenófobos y homófobos” verdes  (de Vox, claro) lo que abre la puerta a un entendimiento con los socialistas o a un entendimiento con nadie y dejar el agua correr hacia la más votada, Vox-CR  reaccionaba ante los brochazos “traicioneros y de baja estofa “naranja y avisaba con cara de pocos amigos como ha hecho Santiago Abascal en Madrid. Incluso advertía  a los medios de comunicación de que no caigan en la tentación del menosprecio, algo insólito, porque tendrán que acostumbrarse a la crítica libre.

Pilar Zamora (PSOE) y Eva María Masías (Cs) en el acto de presentación de la Dulcinea 2016

El otro gesto ha sido el de Casimiro Sánchez Calderón que ya ha avanzado que no votará a favor de la investidura de la ganadora de las elecciones en Puertollano, la socialista Isabel Rodríguez, si ésta no contrae el compromiso de integrar a todos… ¡a todos! en su equipo de gobierno, en una concentración de emergencia como si los cimientos de la ciudad estuvieran a punto de colapsar. En su derecho está el buen iberista que une al encomiable sueño de una península unida-ojalá- el de un gobierno municipal en armonía cósmica. La política es el arte de lo posible y la utopía como dijo alguien sirve para caminar o avanzar. Pero entre la dificultad de un pacto como en Ciudad Real a la comunión fraternal entre socialistas, liberales, neocomunistas y derechesíma pata negra hay un trecho que separa el pragmatismo del arrebato místico.

Eso sí nadie les podrá reprochar falta de coherencia porque ya lo dijeron. Además la candidata puertollanera será alcaldesa sí o sí tanto si consigue apoyos que le den la mayoría absoluta en la investidura, como si no, por su abultada mayoría simple, mientras que Zamora lo será también si pacta con C,s o no hay acuerdos en ninguna parte por ser la más votada. Solo el modelo andaluz puede enviar a la capitalina a la oposición.  Aunque habría que preguntarse ya puestos si el PSOE sería capaz de pactar con C,s renunciando a la alcaldía para evitar la presencia  de Vox en el pleno municipal.  

En un pacto se negocia y se habla de todo –puestos, personas, cargos, permutas de un territorio o una alcadía por otra, y sí, del programa-. Pero no del programa, programa, programa o no con esa cadencia tan pertinaz y eso que asombrosamente los ayuntamientos tienen más experiencia en pactos que el Estado y las CCAA. Es de suponer que en un pacto también se discute la mejor forma de gestionar una ciudad por encima de intereses partidistas y las normales veleidades y debilidades de la condición humana. Uno al menos le da a los pactantes ese voto de confianza. Después de haber depositado el de papel que también es de confianza. De qué si no.

Relacionados

11 COMENTARIOS

  1. Los pactos son necesarios porque detrás hay una positiva pluralidad en la sociedad civil española y sólo en ella.

    Y sólo en ella.

    Valls supone una injerencia francesa más en la politica española, y será humillado por una Colau que no lo quiere porque tiene odio de clase y a los mejores.

    Valls es anécdota, y una bomba lapa en Ciudadanos, porque a él no le quieren más que a Rivera. Quieren en realidad a Arrimadas, alguien con solidez y carisma, aunque no se atrevan a decírselo a Rivera, que no será el líder que les haga ganar las elecciones.

    España no puede tolerar complejo alguno, llevamos odiándonos más de 500 años y hemos sobrevivido.

    La Unión Europea no lleva ni 100.

    Y Francia no es que no tolere los complejos, es que los persigue porque no admite divisiones nacionales.

    Y esa Manuel…es la realidad imperante…y no sus ensoñaciones pactictas y europeístas.

    VALLS NO PACTARIA EN FRANCIA CON SECESIONISTAS NI SUS COMPLICES, NO ADMITIRÍA A NADIE QUE PUSIERA EN PELIGRO LA UNIDAD NACIONAL FRANCESA, y la izquierda es su cómplice porque busca la República Federal sin pasar por la Reforma de la Constitución.

    Pasó en el 31 y pasará de nuevo.

    Pero usted siga con sus ensoñaciones…

    Yo quiero al Valls de Francia…no al de la nada que ha llegado a Barcelona.

    Por eso afirmo que VALLS es un submarino de la injerencia francesa en España.

    No quieren para España la determinación con la que resolverían en Francia el cuestionamiento a la Unidad de la Nación.

    • Quieren una España sometida a la servidumbre de los intereses de Francia y la UE.

      Por qué?

      Porque Reino Unido se ha ido, y España ocupa ahora su lugar.

      España desestabilizaría todo si se le ocurriera irse al sector de Viktor Orban, o sea al sector que defiende primero los intereses de su país que los de sus vecinos.

      Porque eso es lo que debe hacer un buen gobernante.

      En España nos agachamos e inclinamos…que cualquiera entre por donde quiera…porque claro, de geriátrico y parque temático de los europeos más ricos no debemos salir.

      Y nuestro campo y nuestra escasa industria que no compitan con ellos, y aquí entre todo en la aduana que no cumpla con controles ni con la normativa que deben cumplir exahustivamente nuestros productores.

      MIERDA DE EUROPA.

      Y MIERDA DE PERIODISMO.

      • Vox: «no somos antieuropeos»

        Angelmanolito, el altavoz de vox en MICR: «MIERDA DE EUROPA»

        Claro Claro, no son antieuropeístas, ni homófobos, ni xenofobos, ni nada malo. Son seres de luz (hasta que alcanzen el poder, después de tomarlo, os vais a cagar)

        • Somos eurorrealistas.

          Y tú tendrás un mal sueldo porque aquí en España quieren la mano de obra barata, y a ser posible que trabajes en serviles una cerveza o hacerles la cama del hotel en el que se alojen.

          Que es lo que pasa.

          Y ahora lo que decía Chesterton, si se deja de creer en Dios, se cree ya en cualquier cosa.

          Porque necesitáis creer en algo, la realidad es muy trágica.

          Así que a comulgar con piedras de molino.

  2. Es cierto que este asunto de los ‘pactos’ ha colocado a España en un terreno hasta ahora inexplorado.
    Y es que los ‘cordones sanitarios’ son como las plantas: fáciles de sembrar , pero difíciles de arrancar…….

    • Los cordones sanitarios eran para el PP. Hasta iban a firmarlos ante notario. Luego eran para Ciudadanos. Al final, para VOX. Pareciera que la única con derecho a gobernar es la izquierda. Es la dictadura de los que se empeñan en hacer el bien aunque haya que pactar con terroristas, excarcelar a violadores y apoyar a sátrapas venezolanos que matan de hambre a su pueblo. Maña tienen, pues son ya 100 millones los muertos y varios los países que el socialismo ha llevado a la ruina. Para celebrar sus crímenes cantan la Internacional. En España dieron un golpe de estado contra «su República» en 1934, y otro más tarde en 1936, el pucherazo de las elecciones de febrero. Y es que la derecha no tenía derecho a gobernar. Entonces el cordón sanitario consistía en matarlos como a conejos. Fue el momento que, un tanto incómodos, las víctimas se defendieron de sus verdugos. Hoy como entonces, todo acabará mal, porque el socialismo siempre acaba mal. Y hoy como entonces, la culpa será de los demás.

ESCRIBE UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí


spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img