Almodóvar del Campo despide al sacerdote ruandés Deogracias Rulinda, tras cuatro años al servicio parroquial

El alcalde de Almodóvar del Campo, José Lozano, entregaba días atrás la medalla de la ciudad, con las efigies de los santos almodovareños Juan de Ávila y Juan Bautista de la Concepción de un lado y el escudo de la ciudad del otro, así como el libro institucional con imágenes de la población, al sacerdote Deogracias Rulinda.

Y es que, tras cuatro años de estancia y ministerio en la Parroquia que dirige el también presbítero Juan Carlos Torres, el homenajeado dejaba la localidad manchega a la cual llegó desde su lugar de origen, el país africano de Ruanda, para desarrollar sus estudios de Derecho Canónico en España, a pesar de las barreras idiomáticas.

“En estos años he aprendido mucho. Lo primero fue el español que cuando vine no conocía nada, nada más que ‘buenos días’, ‘qué tal’ y el resto lo he aprendido por medio de profesores jubilados como Paco Solís, Mari Carmen Fernández y Paco Romero”, decía en un más que digno castellano y con ese acento francés tan suyo, de su lugar de origen.

Además, significaba otro tipo de aprendizaje, como el espiritual relacionado con los santos natales de Almodóvar del Campo, valorando “sobre todo entrar en contacto con la vida de San Juan de Ávila, al que había estudiado en el Seminario. Me ha encantado aprender aquí de su vida, por lo que tiene de profundidad espiritual”.

Muy feliz de su estancia en Almodóvar

Deo, como cariñosamente se le llama en la que ha sido hasta ahora población de acogida, se mostraba también muy feliz por haber podido compartir “la vida de los habitantes de Almodóvar del Campo, el modo de relacionarse, de acoger a los extraños,… Me ha encantado muchísimo, porque nada me faltó aquí”.

“Vine sin nada, nada más que algunas ropas que no me permitían vivir aquí porque en mi país no hace tanto frío, no hace tanto calor como aquí, así que algunos se ofrecieron para comprarme abrigos y todo lo que necesitaba para vivir”, añadía este hombre joven, de piel negra y gran envergadura, casi tanta como su alegría, su sonrisa y su humildad.

De tal manera que, apostillaba por último, “agradezco mucho a todas las personas de este pueblo de Almodóvar del Campo, al párroco, a la Parroquia y al Señor sobre todo y a la Virgen María que es sobre todo la más querida aquí en este pueblo. Que Dios os bendiga a todos”.

Para el alcalde “se nos va un hombre bueno”, destacando así, sobre otras, esta virtud tan característica de Deogracias, a quien reconoce haber “hecho mucho por Almodóvar y desde el sacerdocio nos ha transmitido mucho a todos los fieles”, asegurando por tanto que “todos lo vamos a llevar siempre en el corazón”.

Un buen recuerdo

Lozano, que también aludía a las iniciales dificultades de comunicación por el idioma, pero “habla ya el castellano perfectamente, de maravilla”, celebraba la solidaridad de sus convecinos almodovareños “y a todos los que han ayudado para que se lleve un buen recuerdo, en este caso económico”, para su pueblo y su familia en Ruanda.

Un regalo, más necesario que otros si se tiene en cuenta que el pequeño país ubicado en la región de los Grandes Lagos sigue sufriendo las secuelas de la guerra civil de hace no muchas décadas, los enfrentamientos políticos actuales y, desde más recientemente, la amenaza del ébola, además de penurias económicas en buena parte de la población.

Este otro presente, al igual que los demás, lo recibió Deo al término de la última misa que presidía en la parroquia almodovareña, el pasado domingo 28 de julio a las ocho de la tarde. En ella que también participó el diácono madrileño José Manuel Seijas y concelebró el párroco Juan Carlos Torres.

Éste, por su parte, también subrayaba “la bondad de Deo, su disponibilidad, el testimonio de su superación porque él vino a España sin conocer nada de español y cómo la oportunidad que se le ha brindado la ha aprovechado al máximo”, hasta el punto de que los estudios los ha superado con un diez de nota final.

Apostar por la formación

Torres, que ve “necesario apostar por personas que vengan a formarse a Europa, a tener estudios universitarios para luego poder iniciar allí obras de desarrollo en su país”, sobre todo si proceden de zonas en vías de desarrollo, aplaudía la acción a la que han contribuido la Iglesia española, la Diócesis ciudadrealeña y la Parroquia almodovense.

Y apelaba a que experiencias como las de Deogracias Rulinda, “son un modo también de descubrir la Iglesia católica universal, que atraviesa continentes, en la que compartimos la misma fe, el mismo credo, la misma misión…”, porque, añadía, “yo creo que los europeos parece que tenemos la patente del cristianismo, pero nació en Palestina”.

Este martes pasado, Deo tomaba un avión con destino a Ruanda, donde tiene previsto pasar el mes de agosto con su familia, de vacaciones. “Luego volveré a España y no en este pueblo sino en la Diócesis de Segovia. No sé a qué pueblo me mandarán, pero siempre será con el objetivo de seguir mis estudios”, concluía tan querido sacerdote.

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