Éxito de participación en el taller de castañeras de barro de Alfar Arias

El Alfar Arias y el Centro Alfarero La Estación lo componen María de Gracia Arias, Ángel Leal y María Gracia Leal Arias, una familia que han dedicado gran parte de su vida a rescatar la alfarería que se ejercía en Puertollano y Argamasilla de Calatrava y a compartirla con todos aquellos que, de una manera u otra, se acerquen a su taller.

Son pioneros en la recuperación artesanal y para ello llevan a cabo cursos, exposiciones y encuentros…, desarrollados bajo minuciosas técnicas didácticas y pedagógicas.

En esa constante búsqueda de `rescatar’ para el presente lo que el pasado dejo perder, el Alfar Arias al completo se desplazó a Madrid, más concretamente a la Gran Vía de Madrid, donde está situada la Oficina de Promoción Turística de Castilla La Mancha y allí enseñaron, a todos los que quisieron participar en el ‘Taller de Castañeras de Barro’, como volver a disfrutar de los singulares tostadores de castañas.

El taller, con cinco pases a lo largo del día, mantuvo una alta presencia de personas interesadas en el buen hacer de los alfareros y haciendo bueno el refrán de ‘Por San Eugenio, pon las castañas al fuego’, los participantes a dicho taller, fabricaron sus propias ‘Ollas Castañeras’.

El otoño es la época en la que tenemos las bellotas y las castañas, por eso la Castañera es un elemento típicamente otoñal, antiguamente en lugar de tomar las castañas o las bellotas en crudo se utilizaba esta vasija de barro, que una vez depositada en la lumbre y a través de sus agujeros se iban tostando las castañas o bellotas.

La olla castañera, como otros muchos objetos de la alfarería de la cocina tradicional ha desaparecido del mobiliario de nuestras cocinas dando paso a la modernidad y perdiendo la costumbre de comer las castañas asadas en otoño, ahora han pasado a ser utilizadas como elemento decorativo, contenedor de velas, flores secas o incluso con finalidad de macetero.

Disfrutando con el barro

Para María de Gracia Arias, “entrar en contacto con el barro de una manera tan directa tiene grandes ventajas sobre niños y adultos. Sirve para desarrollar el potencial cognitivo, emocional y la psicomotricidad, favorece la paciencia y disminuye los niveles de ansiedad. Además, fomenta la creatividad, la atención y la concentración” nos dice la alfarera.

También opina lo mismo la hija de la pareja de alfareros manchegos, María Gracia Leal Arias, quien además afirma que en “Alfar Arias llevamos ya años compartiendo nuestro amor por la alfarería con alumnos de varios colegios. Hemos desarrollado proyectos colaborativos en los que cada niño/a se siente comprometido/a, ganando confianza y refuerzo personal”.

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