La Hispanidad como polo dialéctico imprescindible

El 27 de Febrero de 1.875 nació en Buenos Aires Manuel Ugarte; político, escritor y diplomático argentino creador del concepto de la Patria Grande: unidad territorial superior llamada a integrar a las múltiples repúblicas nacidas de la desmembración del Imperio hispánico.

Ugarte era miembro del Partido Socialista. Para él, la república argentina, y el resto de las repúblicas hispanoamericanas, se enfrentaban, un siglo después de su independencia, a dos problemas claves: la cuestión social y la cuestión nacional. Esta última sólo podría resolverse mediante la reunificación de la América española.

En el prefacio de “El porvenir de la América Latina” dejó escrito:

“Nadie puede poner en duda que la frontera de México es un límite entre dos civilizaciones. Al norte resplandece el espíritu anglosajón, al sur prevalece la concepción latina. Son dos entidades antagónicas que sintetizan un divorcio de intereses y de atavismos en un dilema histórico que nadie puede conciliar. Lo que separa y limita no es un mojón antojadizo colocado al azar de una victoria de cancillería, sino a una incompatibilidad que toca a las raíces de cada uno de los bandos. El problema de saber si los anglosajones de América deben reinar sobre el continente entero o si los latinos, más mezclados con las razas aborígenes y más viejos en la ocupación, conseguirán defender de norte a sur su lengua, sus costumbres y su carácter en las grandes colisiones de dos mundos irreductibles, no puede dejar indiferente a nadie”

Ugarte defendía la unidad hispanoamericana frente al proyecto panamericano propugnado por EE.UU. que abarcaba a todo el continente e islas, desde Alaska hasta Tierra de Fuego, por considerar que esta unidad sólo serviría para consolidar la supremacía del mundo anglosajón; que sería una cárcel donde el polo dialéctico hispano acabaría sometido irremisiblemente.

La pertenencia a la Patria Grande la llamó “patriotismo superior” 

Realizó una enorme gira por gran parte de los países hispanoamericanos dando a conocer sus ideas. La financió con sus propios recursos. En muchas ocasiones no le fue fácil encontrar un teatro, un local, algún lugar en donde congregar a la gente. Los gobiernos temían las represalias de EE.UU. Los estudiantes y organizaciones obreras fueron su principal apoyo. Y llenó cada sitio en donde pudo hablar.

El socialista Ugarte vivió de primera mano cómo el Partido Socialista argentino defendió la política injerencista de EE.UU. en Hispanoamérica:

“Tenemos motivos para creer que la intervención o conquista de las repúblicas de Centroamérica por los EE.UU. puede ser de beneficios positivos para el adelanto de las mismas”

Ugarte debió quedarse perplejo ante semejante aseveración. Quizás no, ya había asistido al Congreso de la II Internacional de 1.907 en Stuttgart, donde hubo delegados de países con posesiones coloniales que barrieron para casa con argumentos como “En circunstancias determinadas, la política colonial puede ser obra de civilización”. Entendamos que hablamos del colonialismo/imperialismo del siglo XIX que nada tiene que ver con la idea de un Imperio que se replica a sí mismo allá por donde va, como el Romano o el Español.

Las experiencias de Ugarte pueden servir para entender cómo la política injerencista de EE.UU. en Iberoamérica tuvo cómplices en todos los lados del espectro político.

La Hispanidad no es un concepto vago. Quizá su génesis fuera festiva: reivindicar un determinado ámbito cultural. Sin embargo, Ugarte ya se había referido a ella sin nombrarla, -aún no había surgido el término-, dotándola de un contenido claramente político: la civilización anglosajona frente a la civilización latina (hispánica), es decir, la Hispanidad.

Casi un siglo después -1.999- Gustavo Bueno publicaría un libro capital, España frente a Europa, que llega a la misma conclusión que Ugarte.

Hoy la Hispanidad ha adquirido naturaleza política con fuerza reivindicativa, como una reacción necesaria a la pugna dialéctica de dos visiones diferentes del mundo encarnadas en su día por Inglaterra y España y, hoy, por lo que podríamos llamar la anglosfera e hispanosfera.

La hispanosfera se niega a ser engullida. No es casual que sea en Argentina donde haya surgido la brillante idea de conmemorar la semana de la Hispanidad de forma virtual, sumándose empresas, académicos, organizaciones, etc. Y no es casual que la iniciativa proceda del otro lado del charco ante la toma de conciencia de la inaplazable necesidad de impulsar fórmulas de articulación común para enfrentar los desafíos futuros.

Hoy la Hispanidad es una forma de estar. De quienes han decidido asumir el combate cultural que el mundo anglosajón nos plantea sin alternativa. Del resultado de esta pugna cultural dependerá el destino de una civilización que antepuso el ser al tener; y la visión trascendente del ser humano a la utilitarista.

Humildemente me sumo a la celebración de esta semana de la hispanidad escribiendo un artículo hasta el día 12. En ellos se hablará sobre el pasado, presente y futuro de la misma en cuánto civilización con fuerte contenido político.

Sin tapujos
Marcelino Lastra Muñiz

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8 COMENTARIOS

  1. Económicamente, pero no de forma suficiente, nuestros intereses ya se han trasladado a los países hermanos hispanoamericanos.

    Políticamente, seguimos mirando demasiado a Europa, donde se tutelan a menudo intereses contrarios no solo a los nuestros, también al de otros socios no alemanes no franceses.

    Gustavo Bueno recupera para la filosofía el problema capital de la identidad española, al que une el proyecto hispánico para darle consistencia.

    La Hispanidad es un proyecto inacabado como lo fue también la Romanización.

    Muy oportuno tu artículo Marcelino.

  2. Esto del 12 de octubre, donde se conmemoraba el «Día de la Raza», fue un invento hispanoamericano para reivindicar la llegada de Colón, que dio origen a un mundo nuevo al margen de la barbarie asilvestrada que poblaban aquellas tierras, según los próceres del régimen.
    Más tarde se cambió por «Día de la Hispanidad» porque la cuestión racial comenzaba a ser políticamente incorrecta.
    Basta recordar que, en plena censura franquista, las negras de las tribus del África tenebrosa podían salir en tetas porque ni siquiera eran consideradas humanas…..

  3. Ojalá y hubiera algo que celebrar. Aunque fuera la hermandad entre más de 300 millones de hispanohablantes, después de haberlos jodido bien durante la «conquista» para darles todo nuestro amor, cultura y religión. Pero España hace muchos años que se olvidó de Hispanoamérica, cosa que aprovecharon muy bien EEUU, Canadá o China.

    Así es que, el día 12, como cada año, simplemente será un día más, que encima cae en Domingo.

    Absolutamente nada que celebrar. España ya solo es cola de ratón en la decrépita Europa.

  4. Los progres iletrados como tú no celebrarán el día de la Hispanidad…

    Los que valoramos lo que España ha supuesto para la Historia de Occidente, que es mucho, lo celebraremos.

    Para nosotros la Historia de España y la vida misma tiene explicación y sentido.

    Los existencialistas sesentayochistas, náufragos del nihilismo, podéis celebrar el coño insumiso para sentiros rebeldes sin causa y eternamente jóvenes y estúpidos.

    • Y, cómo lo vas a celebrar, sentado entero el día 12 delante del ordenador diciendo las mismas gilipolleces de cada día y sin hacer ni puto caso a tu familia?

      Podrías aprovechar leer y aumentar el repertorio de insultos contra todo y contra todos, o comprarte un desierto y barrerlo.

      Anda y vete a cagar a la vía. Lo que menos necesita este país es basura como tú. Ni este país no cualquiera de los que componen Hispanoamérica.

  5. No me extraña que estés como un cencerro…

    Siempre con la muerte y la violencia política…

    Un paranoico en toda regla.

    Hobbes dice:
    2 septiembre, 2018 a las 17:01

    Cómo disfruto cuando os dáis pomada el uno al otro.

    Qué guapos vais a estar con pistola por la calle Alarcos llevando gente a la tapia del cementerio.

    Eh Censor?

    ****

    Te traiciona el subconsciente chekista que tienes.

    Y NO CITES A LA FAMILIA de los demás, que puestos a sentir vergüenza la tuya se lleva el primer premio.

    Publicado por Hobbes el 25 de enero de 2017:

    «Me dejas más tranquilo, al menos ya no te ponen un coche bomba o te vuelan la cabeza…como antes. Habéis avanzado en esta materia. Ahora solo te cae una manta de hostias. Glups.

    Llévate una temporada a la mamarracha fascistilla de Angelmanuel, que es muy valiente escondido en su despacho de Hacienda…que vaya a soltar sus soflamas ultraderechistas al centro de Bilbao. Aunque lo mismo lo confunden con una mierda de perro y te multan…o te hostian.

    Yo qué sé.»

    FILOETARRA.

  6. Le leeré con mucho gusto. Pero mal haríamos en culpar de todos nuestros quebrantos a lo demás, y mal haríamos no mostrando nuestro orgullo por tanto y tan bueno que hemos hecho. Aguardo con impaciencia.

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