Detenidos, de nuevo, varios miembros del clan de los Cotoni

La noticia no es nueva, pero es ahora cuando ha trascendido la identidad de los detenidos hace casi un mes, cuando la Guardia Civil y la Policía Nacional, en un operativo conjunto, desarticularon una banda itinerante compuesta por tres personas a las que se les atribuyen al menos ocho robos en Galicia, además de otros delitos en el territorio nacional, para los que utilizaban a niños de corta edad.

Se trata de miembros del clan de los Cotoni, una parte del cual está asentado en Puertollano, donde ha sido objetivo de varias operaciones policiales. De hecho, ya se dio por desarticulado en 2012.

En concreto, según ha explicado la Policía, los tres detenidos se dedicaban a robar en establecimientos comerciales de distintos puntos y empleaban a dos niños de siete y nueve años para entrar en lugares angostos o para despistar a los empleados.

La investigación se inició después de tener conocimiento de un robo en una joyería de Pontecesures (Pontevedra), de donde se sustrajeron joyas por valor de 30.000 euros. Tras dar la voz de alarma, los agentes interceptaron a los sospechosos en Pontevedra ciudad, por lo que los identificaron y constataron que portaban documentación falsa.

Al establecer su verdadera identidad, los agentes comprobaron que tenían en vigor órdenes de detención de distintos juzgados españoles. Además, en el cacheo, se les intervinieron dos fajos de billetes, uno de 880 euros y otro de 90 euros, así como varias joyas, algunas aún con las etiquetas.

En compañía de los tres detenidos había dos niños de siete y nueve años, que los agentes consideran que la banda utilizaba para cometer los robos. Fueron entregados a otros familiares para que se hiciesen cargo de su custodia.

Más hechos delictivos

Las investigaciones realizadas en torno a esta banda de ladrones permitieron a los agentes identificar su participación en al menos otros siete hechos delictivos.

En concreto, la Guardia Civil apunta su intervención en cuatro hurtos, dos en joyerías y dos en farmacias de los ayuntamientos de Sigueiro (A Coruña), Outeiro de Rei y Guitiriz (Lugo) y Pontecesures.

Por su parte, la Policía los considera autores de un hurto en un estanco de Pontevedra ocurrido en abril, del que se llevaron 1.400 euros en efectivo; de un robo sucedido en Marín (Pontevedra) en junio, de donde sustrajeron 15.000 euros en joyas; y de un robo en un establecimiento comercial en A Coruña, donde dos mujeres con dos menores se llevaron 1.100 euros.

Por otra parte, la Guardia Civil de Lugo ha informado de la detención en Burela de un vecino de Barreiros de 34 años como autor de un supuesto delito de lesiones.

Según la información del cuerpo, el hombre está acusado de haber agredido a una persona, que necesitó puntos de sutura tras los golpes.

Desarticulados en 2012

Esta no ha sido la primera operación en la que se ha dado por desarticulada a la banda. En julio de 2012, la Guardia Civil informaba de la detención de ocho personas del clan familiar, asentado en Puertollano, que estaba especializada en el robo de joyerías y que utilizaba a menores de edad para llevar a cabo estos atracos en todo el territorio nacional.

Las investigaciones se iniciaron tras un robo cometido en una joyería de la localidad de Chiclana de la Frontera (Cádiz), en el que se sustrajeron joyas por valor de más de 200.000 euros y más de 6.500 euros en metálico, comprobando que se trataba de un grupo organizado y especializado. En el transcurso de las investigaciones, los agentes tuvieron conocimiento de la comisión de robos con idéntico modo de ejecución en varios puntos de la geografía española.

Los agentes descubrieron que dentro de este clan existía la figura del «patriarca» y la «matriarca», que eran los que tomaban todas las decisiones, indicaban la ciudad a la que tenían que viajar para cometer los delitos, los hoteles en los que debían hospedarse, y las medidas de seguridad a tomar con el fin de evitar la responsabilidad de los hechos, incluido el cambio periódico de color de pelo de las mujeres.

Se constató la forma de actuar de este grupo organizado, en el que cada miembro tenía una misión asignada. Los hombres realizaban labores de conductores y seguridad, dejando a las mujeres en las zonas comerciales y permaneciendo en sus vehículos en los alrededores para facilitar una posible huida.

Las mujeres eran las encargadas de entrar en distintos establecimientos en los que además de los hurtos en joyerías, llevaban a cabo el conocido «timo del cambio», que consiste en la compra de un artículo de escaso valor que pagan con un billete de 500 euros, para una vez que tienen en su poder el cambio, anular la compra en ese mismo momento con cualquier excusa, quedándose con parte del mismo.

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