Pérez Galdós es de todos

Cuando se conmemora el nacimiento o la muerte de un personaje ilustre existe la tentación de apropiarse del mismo; no es difícil. La complejidad de las circunstancias de la vida facilita los personajes poliédricos, sobre todo si se trata de personas buscadoras del bien común y la verdad. A mi entender, este es el caso de D. Benito Pérez Galdós.

Intentar apoderarse del autor de los Episodios Nacionales; de alguien que nació hace 177 años y vivió en el siglo más convulso y difícil de la Historia de la España moderna, me parece una insensatez. Galdós fue un producto de su tiempo y, si se le recuerda y conmemora, no es por su faceta política. Fue un gran escritor, uno de los grandes. Soy de una generación donde sus obras eran de lectura obligada. En toda casa con cierta inquietud literaria no podían faltar ni El Quijote ni los Episodios Nacionales, y no para adornar las bibliotecas, aunque seguramente hubiera quien les diera semejante uso.

¿No sería más provechoso para todos tratar de entender al personaje, a D. Benito, en vez de arrimarlo a nuestra sardina, con la intención, de paso, de negarle el calor de sus ascuas a las sardinas de los demás? El maniqueísmo sólo es útil para cavar trincheras. Está muy alejado del ejercicio dialéctico de la razón. El maniqueísmo es irracional, no atiende a razones, pues de antemano señala a unos como buenos y a otros como malos. Así no iremos a ninguna parte que merezca la pena.

El siglo XIX, el de Galdós, no ha sido explicado de forma competente, siendo una época trascendental para entender la España de hoy. El recurso al grabado de Goya de los garrotazos; a la insistencia cansina de dos Españas irreconciliables: la de las luces y la de las tinieblas, donde unas y otras las representan siempre los mismos, por decisión de ese iluminismo fruto de la modernidad empeñado en negar el pan y la sal a todo el que no se alinee bajo sus dogmas, peca de soberbia. Esa explicación maniquea no puede conformar a nadie que todavía mantenga a raya a la pereza mental y disfrute de cierto espíritu crítico.

Para entender a Galdós, primero habría que entender las circunstancias que lo rodearon en aquella España decimonónica, y hacerlo procurando eludir las tentaciones sectaristas, lo cual es una quimera; la objetividad absoluta es imposible en las interpretaciones de la realidad. Bastante sería estar ojo avizor para evitar que las ideas preconcebidas dominen nuestro quehacer crítico.

Me sumo al homenaje a Galdós con la difícil tarea de no arrimarlo a ninguna sardina. Opino que el mejor camino es tratar de entender e interpretar su época para después entenderlo e interpretarlo a él, diferenciando su obra de su pensamiento político.

A ello dedicaré los siguientes artículos.

Sin tapujos
Marcelino Lastra Muñiz

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13 COMENTARIOS

  1. Es muy oportuno que reivindiques a Benito Pérez Galdós como un autor de todos y como testigo privilegiado de una época, el siglo XIX.

    En el siglo XIX la Nación española moderna se forja como reacción a la invasión napoleónica, y como sujeto político imperante frente al absolutismo monárquico y el federalismo republicano, que es un carlismo sin Dios, sin Rey y sin Fueros, es decir un absolutismo regional.

    Gracias por tu iniciativa. Tienes razón, el siglo XIX es pésimamente conocido y tiene una importancia capital.

  2. Me gusta más el Galdós de Isidro.

    El otro día, la utilización que hizo el bisoño Casado en las Cortes fue bastante vulgar.

    Buen día Marcelino. Sin trincheras…

  3. ¿ Cómo que Galdós no es de nadie? Galdós, como Cervantes o como tantos genios de las letras, es de quienes leen su gran obra y la disfrutan. Galdós es mío porque he leído y continúo leyendo gran parte de su novelística. Como Cervantes es más mío que de quien no haya leído nada de lo que ha dejado escrito. He leído el Quijote 5 veces por puro placer, así que, sí, es más mío que de quienes solo lo mencionan para vender quesos y vino.

    Joder, si es que parece que quiera rivalizar con Isidro. Publica el viernes ( día de la columna del mencionado profesor) lo que parece una réplica a lo dejado dicho por Sánchez. Cuánta bajeza moral.

    • Que yo sepa Antonio…Marcelino no forma parte de ningún partido en el poder, ni los justifica, para que digas que tiene bajeza moral…

      Y Galdós no es tuyo por mucho que lo leas…

      Lo sería cuando poseías el billete de las antiguas mil pesetas.

    • Amén, Antonio.

      A ver qué han leído muchos de los que cacarean sin parar.

      Muy bien dicho. Los libros son de quien los lee.

      • Cuántos libros entonces te has quedao de la Biblioteca???

        Devuélvelos!!

        Yo he leído también a Galdós y no se me ocurre la idiotez de decir que Galdós es mío.

        Y sí, ha habido cosas que me han gustado de él y otras no.

        Cuando se pone descriptivo es muy pesado. Como cronista es fantástico.

        Hay que ser idiota por engreído sin fundamento para decir que un autor es tuyo solo porque lo lees mucho.

    • No estoy contraprogramando a nadie.
      Es común en cualquier medio que diferentes columnistas escriban sobre el mismo asunto con diferentes enfoques. La actualudad es así, y Galdós será muy actual durante este año. Por otro lado: ¿De verdad es necesario recurrir a descalificaciones personales?

      Muchas gcs por tu comentario

  4. Nada Marcelino….

    Que si Galdós viviera hoy y escribiera los Episodios Nacionales sólo podría titularlos:

    Episodios Pluri-nacionales…

    Para no ser tachado de fascista.

    La idiotez no tiene límites…y hoy se disfraza de académica.

    Malos tiempos.

  5. Buenos días Don Marcelino

    Por lo visto se está preparando una amplia dotación presupuestaria para traducir a Galdós al «guanche». Por lo visto si esxcribió en español fue porque le obligaron, él en su vida diaria siempre usaba el guanche.

    Se adjudicará a familares y amigos del de Coalición Canaria que voto a favor de Sánchez.

    Serán marginados todos los que lo sean de la señora Oramas.

    No es coña. Ya se ha hecho antes, con Valle Inclán, por ejemplo, traducíendolo al gallego. Sabido es que Valle Inclán se moría de ganas de que lo traduciesen al gallego.

    O con el Aranzadi (de la cosas del Derecho) al euskera. Sabido es que la universidad de Deusto teiene fama en España porque sus licenciados usaban siempre que podían el euskera.

    Así vamos

    Un cordial saludo

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