La fiesta del carnaval en la provincia de Ciudad Real. Una aportación etnográfica

Julián Plaza Sánchez. Etnólogo.– En el año 1992 la Biblioteca de Autores Manchegos de la Diputación de Ciudad Real publicó el libro “El carnaval en la Mancha. Miguelturra y la provincia de Ciudad Real”. Se trataba de un trabajo de investigación basado, casi en su totalidad, en los datos recogidos por la Universidad Popular de Miguelturra.

Peleles en el Carnaval de Cazada de Calatrava de 2018

El resto del libro recogía diversas manifestaciones de la fiesta en distintos pueblos de la provincia. La investigación se centró en Miguelturra, fundamentalmente porque es aquí donde la fiesta ha tenido una mayor continuidad. Las prohibiciones de otros tiempos no se respetaban, las máscaras callejeras siempre estaban dispuestas durante estos días a salir a recorrer las calles del pueblo.

«Carnaval en La Mancha», de Julián Plaza

La fiesta del carnaval no tiene sentido sin la Cuaresma. Todas las modificaciones de conducta, las superposiciones y ese hacer lo que a uno le bien en gana, no tiene sentido sin el recogimiento posterior. Esta afirmación hecha en el momento de la publicación, con el tiempo se ha modificado sustancialmente. Actualmente hay una mayoría de personas que ya no practican la religión católica. El sentido religioso se ha empequeñecido, para una inmensa mayoría de gente solamente queda la manifestación lúdica. Esta fiesta, por otra parte, se ha institucionalizado y la diversión ya no es tan espontánea. Participar en los desfiles o en los concursos de máscaras conlleva conseguir un premio que suelen establecer los ayuntamientos de cada localidad. La máscara callejera, símbolo de la fiesta en nuestra tierra, se va desdibujando con el paso del tiempo. A partir de 1960 las peñas alquilan trajes para disfrazarse. Es a partir de estos momentos y más concretamente con la llegada de la democracia, cuando la diversión espontánea pasa a un segundo plano y aparece la competitividad en el atuendo o en los desfiles para conseguir el mejor premio.

En nuestra provincia se sigue celebrando la fiesta con cierta transformación social. La palabra Carnaval deriva de la italiana Carnavale. En la Edad Media se usaba la palabra Carnal, como dice el Arcipreste de Hita en oposición a la Cuaresma. En los siglos XIX, XX y actualmente la palabra Carlestolendas se considera arcaizante y se arraiga definitivamente la de Carnaval. Sobre el origen de la fiesta se ha escrito mucho. El gran etnólogo Caro Baroja afirma que nuestro Carnaval, quiérase o no, es un hijo del cristianismo y sin la idea de la Cuaresma no existiría en la forma concreta en que lo ha hecho desde la Edad Media europea. Aunque no se puede olvidar que dentro de este ciclo carnavalesco se incluyen ciertas fiestas de raigambre pagana.

Julián Plaza, en 1992. Foto: Revista Bisagra

De todas formas el origen no se ha concretado, pues unos creyeron que procedía de las fiestas Saturnales. A este respecto, el antropólogo inglés sir James George Frazer  ofreció, hace más de medio siglo una reconstrucción de las mismas, en su obra La Rama Dorada. Ningún rasgo de las Saturnales era para Frazer más extraño que las licencias que en aquellos días concedía el amo a su esclavo. Temporalmente se abolía la distinción entre clases libres y serviles y si le venía en gana al esclavo podía injuriar a su amo, sin que le dirigiera un solo reproche, por lo que en cualquier otra época del año no le hubiera traído sino  la prisión y la muerte con apaleamiento. Y aún más, los amos sustituyendo a los criados, servían a éstos en la mesa. Esta inversión de rango daba lugar a extremos difíciles de describir. Frazer vincula este uso del llamado “Reinado de Burlas”, con las Saturnales. La libertad gozada por los esclavos en tal época venía a ser una especie de restauración o resurrección del estado social de libertad que se disfrutaba en tiempo del mítico Saturno, quien sería tal vez representado por el “Rey de Burlas”.

Estas semejanzas entre las Saturnales romanas y el Carnaval de los pueblos de estirpe latina son sorprendentes, como lo ha demostrado Caro Baroja. Otros autores, atribuyeron su origen a las Lupercalias y hubo quienes se remontaron a las Dionisias griegas.

Pero en nuestra tierra la fiesta se manifiesta de diferentes formas. Una parte profana, protagonizada por las máscaras y con ellas la broma, la gracia y donaire, ingenio y salero, gozo y deleite, algazara, chanza, bulla, guasa, burlería, sátira, sarcasmo y retintín. Esta es la más extendida, en este sentido hubo algún pueblo, como ya hemos mencionado, que no interrumpió la celebración callejera y bulliciosa de máscaras, incluso en el tiempo de la prohibición. Aunque todavía pervive una parte religiosa que está íntimamente relacionada con las ánimas del purgatorio, esta se mantiene como algo inherente a la fiesta. En la provincia de Ciudad Real hay una clara manifestación al respecto. En Albaladejo existe una danza llamada “Danza de ánimas”. En Herencia hay dos mayordomías compuestas por una serie de personas, a ocupar unos cargos de carácter militar. Estas mayordomías durante los días de Carnaval deberán recorrer las diferentes Ermitas que se encuentran situadas alrededor del pueblo, y el domingo tiene lugar el ofertorio y ofrecimiento. Este último consiste en desfilar por un lugar preparado y destinado a tal fin en el que se encuentran las autoridades. Al pasar por dicho lugar todo el que lo desee deposita su donativo en metálico o en especie y besa la cruz que allí se encuentra colocada. Terminado el ofertorio, se dicen sufragios por las benditas Ánimas del Purgatorio. En Malagón hay una compañía de Abanderados de las Ánimas.

En muchos casos la fiesta nos llega desdibujada, como si hubiera perdido el sentido. Algunas localidades de nuestra provincia intentan recuperar la máscara callejera para reactivar la fiesta. En pleno siglo XXI, los ayuntamientos siguen destinando una cantidad de dinero para concursos y desfiles, pero si el pueblo no se siente motivado para participar como cuando lo hacía en otros tiempos en que la fiesta no estaba tan institucionalizada, se perdería el sentido  que tiene la fiesta del Carnaval. Esperemos que las influencias recibidas del exterior no destruya la esencia de nuestro carnaval.

                                                                                       

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1 COMENTARIO

  1. Es cierto que el auge del Carnaval tuvo lugar con la expansión del cristianismo, como forma de despedirse de la carne durante el tiempo de cuaresma.
    Hoy día, hacen falta iniciativas para animar a los jóvenes aficionados para escribir y componer……

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