Don Benito, el padre de la gran narrativa

Manuel Valero.– Basta contemplar los tomos de los Episodios Nacionales. Apabulla. Ya no digo leerlos que puede resultar petulante pese a que lo hice. Heredé de mi suegro Luis Mozos Daimiel, sus libros. Era un lector empedernido, mi suegro.

Yo apenas había leído lo acostumbrado de Galdós embebido como estaba con los autores del canon indispensable de mis años juveniles en todos los géneros y de todas las latitudes, desde Pablo Neruda a Herman Hess y en medio un buen listado que no refiero por no resultar pedante. Un día tomé el primer tomo  de los Episodios, en una edición en papel biblia de Aguilar y comencé a leer la primera novela-episodio ,Trafalgar, y ya no paré hasta Cánovas, la última. No sé cuánto tiempo invertí porque leía a mi modo, sin los artilugios de la lectura rápida que, desde luego hubiera desechado, de haber tenido oportunidad. Leía lenta, pausada, pasionalmente hasta que se produjo el milagro y las páginas biblia no me resultaron tediosas, pese a que leías mucho y avanzabas poco. La edición era además a dos columnas. Pero ni así. Aprendí más Historia del XIX español que en todos los libros académicos. 

Este año que celebramos el centenario de la muerte de don Benito Pérez Galdós , el 4 de enero de 1920, (si hay un escritor que merece ese trato cortés  es él) ha habido un interesante debate periodístico en torno a  su figura en el que han terciado, Javier Cercas, Antonio Muñoz Molina, Almudena Grandes, sobre todo, pero que al menos a este modesto autor le ha dejado un regusto agridulce. ¿Cómo es posible que se justiprecie a la baja, a veces con cierta soberbia, al mejor novelista español de todos los tiempos? Y peor aún, ¿cómo se recurre a la comparativa de Galdós con otros cimeros de la gran narrativa del  XIX para rascar unos puntos en su contra? Ese detalle es el más deplorable. Es don Benito, como dice Cercas, cuya calidad y cantidad literaria tiene las dimensiones físicas de una micra al lado del fabuloso legado de Galdós,  (hoy la mayoría de escritores son betselleristas comerciales más que creadores literarios)  un segundón al lado de la triada francesa Stendhal, Balzac y Faublert, o los rusos (León Tolstoi) e incluso Chales Dickens. Y no le encuentro razón salvo por esa  tendencia tan española a la denigración propia o porque Galdós no vivió para poner su nombre en el victimario de la Guerra Civil, tan decimonónico él, ¡que lo fue! Tanto los franceses, como los rusos, como los grandes novelistas del XIX,  realistas, naturalistas, bucearon en la realidad de su tiempo ; Galdós los leyó y le influyeron y  como ellos abrió la España de su tiempo en canal, y más concretamente  Madrid, crisol de todas las Españas.

No se trata ni de hacer una tesis acelerada de la obra de don Benito, pero el gran canario es el padre de todos los novelistas españoles posteriores, no tanto en su estilo, clásico, costumbrista, como en su introspección  en la psicología de personajes sobre todo los femeninos, (Marianela, Tristana, Fortunata y Jacinta), algo que ya hizo con asombrosa precisión su amigo Leopoldo Alas en La Regenta, obra que no tiene nada que envidiar ni a la Madame Bovary de Flaubert ni a la Ana Karenina de León Tolstoi, con el mérito añadido de que en el caso de La Regenta, Ana Ozores languidece de su fidelidad ante Alvaro Mejía mientras es un cura, Fermín de Pas, quien también la desea, en un triángulo amatorio transgresor impensable para la época. El final de la novela es escalofriante.

Pues con Galdós pasa lo mismo: seres humanos en su bonhomía natural, personajes perversos, la lucha de clases, su querencia por lo popular y su simpatía por los ideales republicanos, su anticlericalismo crítico, que no ateo, su inmersión en los perfiles femeninos, su disección de los valores morales y humanos… Su gran arquitectura literaria es única, y quizá la más prolija de las letras españolas. Que se debata sobre la figura de don Benito en este su centenario está bien porque indica que sigue vigente; devaluarlo desde la impostura intelectual me parece un sacrilegio. Y los sambenitos de casticista o decimonónico, una calificación sin base. ¿Qué otra cosa podía escribir un señor que nació en 1843 y murió viejo apenas dos décadas iniciado el siglo XX? Tanto entre sus coetáneos como en los prohombres del 98 tuvo sus seguidores y detractores pero  con  una diferencia, sus detractores en narrativa, no inventaron nada nuevo, si acaso  el modernista y esperpéntico Valle Inclán que no fue lo que se dice un entusiasta. James Joyce o Gabriel García Márquez vinieron después.

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5 COMENTARIOS

  1. En el debate sostenido entre Cercas y Muñoz Molina- Almudena Grandes, detractor el primero ,y defensores los otros de don Benito, ganan estos últimos por muchas razones. Cercas menosprecia a Galdós con argumentos harto endebles, contestando a un artículo que semanas anteriores publicó Grandes como gran defensora y apasionada de la obra de Galdós. Muñoz Molina hace lo propio con Cercas .Le responde en su sección a don Javier con argumentos sólidos , pletórico de matices , en un texto que merece ser guardado para la posteridad. Es curioso que el autor de Soldados de Ssalamina volviera a la carga, en una carta al director, para defenderse de algo que le dolió mucho. «Yo no le quito mérito a Galdós para dármelas de moderno, escribió. Sí, majo, tú y otros tantos como tú le perdonais la vida a Galdós porque vais de modernos y porque por muchas vidas que lleguéis a tener , nunca alcanzaréis a superar su obra ni en cantidad ni en calidad.

    Grande, inmenso Galdós. El que lo lee, lo sabe.

    • No estoy al tanto de ese cruce de artículos entre colaboradores de El País , a cuenta de Galdós. Solo leí el de Javier Cercas de hace dos domingos. Suficiente para tirar de perspicacia. La mía , que está muy desarrollada, me dice que Cercas no pretendía llegar tan lejos en su crítica al escritor canario. Se le fue de las manos. Don Javier apuntaba a la madrileña Almudena Grandes, la entusiasta del autor de los episodios, y disparó al referente de esta, que no puede salir de su tumba para darle una lección. La Grandes vende mucho, tiene un lectorado envidiablemente fiel, su último libro, La madre de Frankestein está por todas partes como evidencia de que su editorial tiene enormes expectativas de venta.

      Almudena Grandes vende, vende mucho. Pérez Reverte, también, dirás . Ya , pèro Grandes es una mujer. Y eso, a fulanos como los tres tenores amigos, Cerca, Marías, Reverte (y muchos más) les produce calambres.

  2. Esa es también mi opinión. Incluso creo que si se hiciera una pasada por los autores renombrados contemporáneos, Millás, Llamazares, Matute, Marías, Marsé, Vilas, Medoza, Freire, Pérez Reverte y la compañía, saldría objetivamente muy bien valorado, presumo, en una gran mayoría. Aunque, claro, cada libro de un autor y su obra ya no le pertenece en cuando publica y son los lectores quienes tienen la última palabra. Pero me mantengo en que la Literatura Española Contemporánea sería inconcebible sin el «garbancero», el genial garbancero canario de nación y madrileño de pasión.

  3. Ignoro cuál es el negociado competente para dar carnés de genio. Pero este menda, que sin haber leído todos sus Episodios ( solo 10 de la primera serie, aunque este verano volveré a la carga), Tristana, Misericordia, Ángel Guerra y Fortunata y Jacinta , piensa que si Galdós no es un genio de las letras , no lo es nadie. Los franceses e ingleses decimonónicos son buenos, muy buenos, mas Pérez Galdós es superior. Tal vez los rusos Dostoievsky y Chejov le superen en hondura pero los demás no llegan a hacerle sombra.

    Los chicos mimados de El País, Cercas y Marías, hace años que deberían dejar su columna semanal para dedicarse a tiempo completo a su narrativa. Es lo que mejor hacen. Sus artículos son penosos, más los de Marías. Marías contra el feminismo, contra las procesiones, contra el animalismo, contra los políticos de todas las ideologías. Marías insultando , vejando… Marías contra el mundo. Ya no lanza cuchillos contra los críticos literarios que vapuleban sus novelitas de juventud. Esos ya no son la diana de sus críticas, desde que sus obras son votadas como las mejores del año y de la década por Babelia. Ay, si papá Julián levantara la cabeza.

  4. Es cierto que los lectores de Galdós tienen una perspectiva más amplia de lo que estamos viviendo que los españoles que nunca lo han leído…..

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