1º de Mayo día de la clase trabajadora

Coordinadora en defensa del Sistema Público de Pensiones.- Cada año, desde 1888, la clase trabajadora se moviliza para exigir sus derechos y su dignidad. Desde entonces, en el curso del tiempo, gracias a la lucha de generaciones ha sido posible en muchos países acabar con el trabajo infantil, ganar la jornada de 8 horas, mejorar las condiciones de trabajo, reducir las desigualdades por razones de género, acceder a la sanidad pública y conquistar sistemas de pensiones públicas. Todo ello ha sido ganado con mucho esfuerzo y sacrificio.

En los últimos años hemos aprendido que esas conquistas, si no se defienden, se pueden perder. El sistema económico imperante, buscando aumentar incesantemente sus beneficios, cuando ve que el pueblo trabajador se debilita, trata de revertir esos derechos.

Mediante los medios de comunicación, esencialmente en manos del poder financiero, han moldeado a la opinión publica tratando de convencerla de la ineficiencia de lo público, para poder apoderarse de actividades y servicios que estaban fuera del mercado y se regían hasta entonces por su eficacia de servicio.

Han apelado al egoísmo individualista para tratar de convencernos que es mejor negociar individualmente las condiciones de vida y trabajo. Han exacerbado la competencia entre personas e instituciones enfrentándonos a unas con otras: Si mañana desaparecieran todos los mayores de 65 años, nuestra sociedad no sería mejor, aunque algunos si tendrían más beneficios.

Han reducido los impuestos directos a las empresas y han aumentado los impuestos indirectos como el IVA. Una parte de estos impuestos directos, son las cotizaciones empresariales a la seguridad social.

Han degradado servicios esenciales, que ahora quedan fuera de la posibilidad de muchos ciudadanos, como educación, sanidad, energía, agua, transporte aéreo, residencias, servicios sociales, funerarias, etc. Negocios que ofrecen suculentos beneficios pagados con el dinero de todos, a costa de una degradación de su calidad y de unas condiciones de trabajo precarias e indignas para muchos de sus trabajadoras y trabajadores.

Con el estallido de la epidemia las consecuencias de este proceso son ahora trágicamente visibles. Las residencias de personas mayores y discapacitadas se han convertido en campos de exterminio para los residentes e, incluso, para el personal que los atiende. La sanidad recortada, insuficiente ya antes de la epidemia, ha colapsado y ha producido no solo un alto número de muertes, sino también un alto nivel de contagio entre sus trabajadores que sufren la tasa de contagio más alta del mundo.

Los podereseconómicos han empezado una ofensiva y tratan de establecer un discurso por el que todos debemos sacrificarnos. Se llama a la ciudadanía a renunciar a más derechos. Pero esta no es la solución aceptable. Sin duda debemos cambiar procedimientos económicos, hábitos culturales, patrones de consumo y nuestra relación con la naturaleza. Pero ello no puede ser a costa de más

desigualdad. La salida es la redistribución de la riqueza. Desde 2005 el PIB mundial se ha doblado, pero los salarios y los servicios que recibimos los trabajadores y trabajadoras se han congelado e incluso reducido. Ahora, aquellos que en 15 años han doblado sus beneficios, son quienes deben ajustar su ingreso, contribuyendo fiscalmente más.

Pero esa solución no se impondrá sin que la ciudadanía asuma el protagonismo y se movilice para exigir el blindaje de sus derechos sociales.

La Coordinadora Estatal en defensa del Sistema de Pensiones (COESPE), anima a toda la clase trabajadora este 1º de Mayo a recuperar identidad y voluntad de defensa de nuestros derechos. Hay que decirle al poder financiero que no vamos a legitimar, ni permitir, ningún acuerdo que suponga mermar los derechos de los pensionistas de nuestro país. Por ello es necesario que las y los pensionistas alcemos nuestra voz, para declarar que no aceptaremos ningún recorte más sobre el sistema público de pensiones.

Así mismo llamamos a la ciudadanía y los movimientos sociales a desplegar una persistente y extensa acción en todo el estado para recuperar el carácter público de la sanidad y de las residencias de personas mayores y discapacitadas.

Sabemos que nos queda un largo y difícil trayecto. Sabemos que el poder tratará de dividirnos y corromper. Sabemos que el confinamiento, necesario para protegernos, se intentará utilizar para desmovilizarnos y confundirnos. Pero también sabemos, por la historia, que la lucha es el único camino.

Más pronto que tarde, con el esfuerzo de todos y todas, construiremos una sociedad más justa siguiendo el camino de nuestros antepasados. Y hoy, desde nuestro confinamiento, es un buen momento para recordar la relevancia de los cuidados, ejercidos mayoritariamente por mujeres, sobre todo durante la crisis sanitaria actual. Nos urge situar a estas personas, que dedican gran parte de su tiempo a estas actividades, en el centro de nuestra vida social y económica de ahora en adelante.

¡Gobierne quien gobierne las pensiones y servicios públicos se defienden!

1 de mayo 2020

COMISIÓN ORGANIZACIÓN DE COESPE

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