¿Quién se queda en casa? ¿Qué hacemos con las criaturas?

Carta abierta de Feministas de Pueblo.- En pleno proceso de la llamada desescalada echamos en falta una política que tenga en cuenta las labores de cuidados a las que nos enfrentamos cada día. La gran mayoría de mujeres en este país, España, estamos haciendo el trabajo duro…una vez más.

Compatibilizamos el apoyo emocional y la ayuda pedagógica a nuestras hijas e hijos con el teletrabajo, la ausencia del mismo, ERTEs, desempleo, precariedad o brecha digital (un problema añadido en las zonas rurales). Las mujeres estamos haciendo de maestras, de parque de atracciones humano, de psicólogas, cocineras, economistas, etc., vivido todo ello en muchos casos de forma angustiosa, tanto por la falta de recursos económicos como de medios materiales y políticos.

Aunque es indiscutible que en muchas casas algunos compañeros varones han hecho la parte del trabajo de cuidados que les correspondía, y aunque esta carta no pretende hacer generalizaciones sobre comportamientos individuales, no podemos tampoco dejar de poner de manifiesto que, a lo largo de estos meses de confinamiento y progresiva desescalada, la gran carga de trabajo está recayendo sobre las mujeres, con especial intensidad en sanitarias, trabajadoras de residencias, limpiadoras, cajeras, reponedoras, etc.

Todos estos trabajos han requerido dar el 150% de nuestra capacidad (en el hogar y en el centro de trabajo) y estamos extenuadas. Pues bien, se aproxima el fin del confinamiento y hablamos sin parar de la Liga, de los bares, del pequeño comercio, de las rebajas, etc., etc., etc. Pero la gran pregunta que nadie parece formular es ¿qué pasa con las criaturas?

Madres y padres volvemos a trabajar o a buscar un empleo (que en muchos casos va a ser precario y con los derechos laborales cercenados), pero no solo los centros educativos siguen cerrados, sino que, al parecer, tampoco podremos contar con los recursos de conciliación que se ponen en marcha durante el verano. Un, dos, tres, responda otra vez: ¿sobre quiénes van a recaer las tareas de cuidado en la era postconfinamiento ? ¿Acaso espera la sociedad española que las mujeres volvamos a nuestras casas por el bien de la sociedad, como ha venido sucediendo después de cada crisis? Si nada lo remedia, ese parece ser el curso de los acontecimientos.

Las familias con más recursos pagarán, con toda seguridad, a otras mujeres para realizar el trabajo de cuidados de niños y personas dependientes, y estas mujeres tendrán, a su vez que dejar a sus criaturas en otras manos (o solas), lamentablemente puestas en la necesidad de tener que elegir entre «la bolsa o la vida».

Ante este panorama, las personas abajo firmantes exigimos que cualquier salida de la crisis del COVID19, o de cualquier otra, se haga implementando los mecanismos sociales y económicos necesarios para que toda la sociedad sea corresponsable en las tareas de cuidado. Para ello demandamos la articulación de políticas públicas de igualdad, particularmente necesarias en nuestros pueblos. Hay cosas en la vida que podremos o no hacer, como irnos de vacaciones o comprar un televisor; son cosas que podemos elegir. Pero lo que es seguro es que, a lo largo de nuestra vida, vamos a cuidar y ser cuidadas. Una economía que no tenga en cuenta a las personas no es válida. En la Asociación Feministas de Pueblo creemos que ahora es el momento de demostrar nuestras prioridades como sociedad.

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