Puertollano: La acrobacia vital de Agustín González desde el dolor a la excelencia

Santos G. Monroy.- Agustín González traza la pista con un don acuático que menosprecia la gravedad. Su palmarés en la gimnasia aeróbica le ha convertido en leyenda del deporte de Puertollano (Ciudad Real) y en referencia nacional en su disciplina, pero la sonrisa con que mira al público esconde el dolor del esfuerzo en cada músculo, y su gran lección no es la medalla de oro, sino esa determinación en la mirada ante una cadena casi matemática de crisis y de fracasos.

Agustín González ha conseguido cumplir sus sueños pese a las derrotas o quizá precisamente por ellas y por su infinita capacidad de absorción del fracaso y la frustración. Y su vida, como la de tantos otros, ha sido una montaña rusa de emociones no siempre positivas.

Ahora que la crisis sanitaria amenaza con la destrucción de tantos proyectos vitales cobran especial relevancia los valores y el esfuerzo de atletas como este puertollanero, que hace años, en las duras y grises jornadas de trabajo en una planta de energía renovable de Bélgica, soñaba con convertirse en deportista de élite y fundar un club deportivo que a la postre se convertiría en referente en Castilla-La Mancha.

Agustín recuerda sus comienzos tardíos en el deporte. Estudió en el colegio salesiano de Puertollano, donde se formó en electrónica y programación. A los 19 años comenzó a entrenar en un gimnasio privado lo que era conocido como “aerobic deportivo” sin que hasta entonces hubiera practicado algo parecido a una modalidad gimnástica o de baile.

«Mi carrera como gimnasta empezó directamente en categoría senior, y tuve que adaptar mi cuerpo y mentalidad para alcanzar ese objetivo que me apasionaba, con esfuerzo, concentración, entusiasmo, resistencia, persistencia… todos esos valores que se adquieren y perfeccionan mediante la disciplina gimnástica», relata.

Fueron los mismos valores que aplicó en sus estudios, que nunca abandonó ni durante su trayectoria laboral. Pese a no destacar especialmente durante su etapa en la Educación Secundaria Obligatoria, se aplicó con entusiasmo en las especializaciones de Formación Profesional y se forjó un horizonte laboral que le llevó a diversos empleos en la industria renovable.

La crisis de 2008 y el cierre en 2010 de las empresas ligadas al sector de las renovables en Puertollano marcó una espiral de despidos que también arrastró al joven por los caminos de la emigración. «Cuando cerró mi empresa tuve que emigrar a Bélgica; fueron momentos críticos de crecimiento personal, pero gracias a los valores inculcados por la gimnasia trabajé, aprendí el idioma, la cultura belga, bailes urbanos y danza contemporánea», recuerda.

En 2015 regresó a otra fábrica española pero otra crisis, en este caso personal y sentimental, fue la detonante de una decisión que cambiaría su vida. «Así es la vida, una vez que llega una crisis hay que crear una idea nueva, aprender y aceptar las situaciones para poder pensar con claridad y enfoque». Fue el momento de «salirse del sistema», de emprender y convertir su pasión en trabajo. Así, junto a la gimnasta Alba Bernal, otra gigante del deporte puertollanero, fundó el club Vertical Split, el único en su género en la región, una gran familia por la que han desfilado centenares de alumnas.

«Alba y yo decidimos reconstruir juntos aquel mundillo de la gimnasia desaparecido en Puertollano, ya que esta disciplina ha sido la que más nos había enseñado en la vida, para transmitir nuestras enseñanzas a más gente, que vivieran ese empoderamiento, esa manera de crecer personalmente y ser personas de éxito», reflexiona.

Agustín González se convirtió así en un fenómeno insólito en la gimnasia española. A los 33 años, una vez dedicado profesionalmente a la enseñanza deportiva, comenzó a prepararse para el Campeonato de España de gimnasia aeróbica. En aquella ocasión se proclamó subcampeón por parejas junto a su compañera Alba. A partir de ahí se sucedieron los éxitos como entrenador y gimnasta.

La culminación llegó con el título de campeón de España en 2019, año que también dedicó a prepararse para conseguir ganar el campeonato internacional que se celebró en Francia del 12 al 15 de marzo.

«Fue justo en ese mes, en el momento en que más orgulloso me podía sentir de mis gimnastas tras cuatro años de enseñanza, cuando sobrevino la crisis sanitaria», añade. La epidemia por COVID-19 no solo desbarató los planes para acudir al campeonato internacional, sino que ha proyectado una total incertidumbre sobre el futuro del propio club, el sueño forjado con tanto esfuerzo. «Todo se truncó», lamenta.

Pese a todo, acostumbrado a los vaivenes de la vida, el deportista puertollanense se ha vuelto a levantar, dispuesto a reinventarse si fuera preciso, a afrontar la vida como la más difícil pirueta aeróbica: «otra vez he asistido a la destrucción de lo que había conseguido con tanto esfuerzo, pero es hora de reinventarse; en este tiempo de confinamiento no he parado de aprender, de abrirme horizontes, de prepararme más aún, con la base de los valores que siempre he defendido», enfatiza.

«La vida me ha enseñado que tenemos que mirar primero hacia nosotros, hacia adentro, ver qué nos mueve, cuál es nuestra pasión, qué tipo de persona quieres ser». Agustín ha reseteado su aspiraciones y absorbido los golpes como una dinamo para salir adelante. Pretende rescatar la actividad del club deportivo, pero el horizonte COVID-19 obliga a diversificar los esfuerzos. Así, ha emprendido nueva formación en nutrición deportiva y en estrategias de crecimiento personal, como el Master Transformacional dirigido por Daniel Serrano, que considera «fundamental para los tiempos que vienen».

El propio Serrano asegura que si los pensamientos son positivos habrá más probabilidades de que los resultados lo sean. “El positivismo abre puertas, nos permite ver el vaso medio lleno, y en situaciones como la que estamos viviendo hay dos formas de afrontar la situación: una es llorar y otra vender pañuelos”, afirma.

Tras participar en las diferentes iniciativas transformacionales organizadas por Daniel Serrano y el equipo del Máster de Transformación Personal & Emprendimiento, el atleta aprovecha para invitar a participar en el primer Congreso de EmprendeHeroes que se emitirá gratuitamente por streaming los próximos días 15 y 16 de junio.

Se trata de adaptarse al medio como signo de los tiempos que nos toca vivir. Agustín González se propone volver a la actividad deportiva en septiembre, «mucho más ambiciosa, muy transformadora». Por supuesto, su objetivo de competir a escala internacional no solo sigue en pie, sino que está dispuesto a afrontarlo con más ganas y fuerza para conseguir la excelencia. Regresará a las pistas como el pez devuelto a las aguas, y entonces no importará el dolor sino el sentido de una lucha generosa, por él y por los demás.

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