Una nueva perspectiva Leader en el periodo de programación 2021-2027: “La consecución de un reto»

Nicasio Peláez Peláez Máster Universitario Experto en Desarrollo Rural.– Es incuestionable la importancia y la repercusión para el medio rural que ha tenido la iniciativa Leader en Europa y España, en el caso español hablamos de 264 grupos de acción local (GAL) donde se encuentran representados 6200 municipios con un presupuesto para programas de desarrollo rural en el período 2014-2020 de 8297,3 M€.

En el caso de Europa en la actualidad hay 2800 grupos que representan al 61% de la población rural de la UE y donde el presupuesto en el programa operativo Feader dentro del período 2014-2020 es de alrededor de 100.000 M€, son casi 30 años de experiencia Leader desde 1991 como herramienta indiscutible en el desarrollo endógeno, local, participativo y sostenible donde los actores locales son los responsables del diseño y desarrollo de las estrategias en sus territorios sobre una metodología que sienta sus bases en siete principios básicos: la estrategia territorial, la colaboración público privada, el enfoque ascendente, las actuaciones integrales y multisectoriales, la innovación, la cooperación y construcción de redes, no debemos de olvidar que el objetivo fundamental de Leader es empoderar a las comunidades rurales.

La iniciativa comunitaria Leader surgió en el año 1991 como experiencia piloto para poner en valor la importancia del medio rural en el proceso de vertebración europea, en un contexto de incertidumbre y quizás de cierta desconfianza por parte de las regiones que interpretaban la metodología Leader como una herramienta clave en la dinamización territorial a través de los Grupos de Acción Local, quienes han desarrollado una ingente labor que las administraciones públicas nunca antes habían realizado en materia de desarrollo rural, siendo conscientes que los GAL no tienen la suficiente autonomía de la gestión de diferentes programas, no se les reconoce la capacidad normativa y jurídica a la hora de utilizar instrumentos públicos de inversión hacia políticas de desarrollo rural en una situación actual donde tienen que hacer frente a los nuevos instrumentos de innovación adaptados a la realidad, donde las juntas directivas en la actualidad hablan de retos demográficos y despoblación, de los compromisos en defensa de los intereses territoriales que se debe plasmar en una estrategia de desarrollo rehuyendo en todo momento de posibles presiones hacia la “politización arbitraria” de las decisiones de sus representantes, todos somos conocedores de la importancia que los grupos de desarrollo han tenido y deben seguir teniendo a medio y corto plazo porque son los verdaderos “agentes de desarrollo rural” que con su experiencia deben seguir contribuyendo a fomentar la creación de redes y fomentar las ayudas para el desarrollo de proyectos empresariales en los territorios.

Leader queda condicionado por una nueva realidad socioeconómica como consecuencia de la pandemia del Covid-19, todos los estados miembros deber realizar un diagnóstico de la situación actual para identificar los problemas que la pandemia ha causado en el medio rural y con ello poder plantear posibles soluciones y medidas que han de adoptarse para reducir los efectos negativos y donde la Unión Europea tiene que cerrar el marco financiero del próximo período 2021-2027 donde Bruselas inicialmente planteaba un recorte del 9% para la totalidad de la PAC y de un 6,7% para los fondos para el desarrollo rural (pilar II) que se correspondería con una dotación inicial de 90.013M€ frente a los 96.712M€ del programa actual sin contabilizar los 15.000M€ que la Comisión Europea ha propuesto para reforzar la reconstrucción económica de las zonas rurales con actuaciones estructurales necesarias en consonancia con el Pacto Verde Europeo.

Ante esta situación, surgen dudas respecto al futuro del enfoque Leader e incluso se realizan por parte de los diferentes estados miembros nuevos planteamientos para reinventar, revitalizar y definir posibles escenarios futuros, países como Francia abogan por un nuevo enfoque territorial dentro de la programación europea donde en su contrato de asociación para la futura política de cohesión territorial habla de “territorializar los fondos europeos”; otros países comentan la posibilidad de que los diferentes programas sean más flexibles para poder movilizar recursos desde la base del desarrollo local participativo con la puesta en marcha de herramientas que se puedan complementar entre sí y que permitan aplicar estrategias territoriales integradas (ITI) y asociar diferentes fuentes de financiación dentro de un proyecto territorial; es aquí donde los grupos de acción local tendrían la oportunidad de participar y con ello definir nuevos criterios de zonificación apoyando iniciativas en zonas rurales y con ello evitar la dispersión de las ayudas europeas, se abriría así una nueva posibilidad amparada por los reglamentos comunitarios y ya puesta en marcha en el período actual para que los GAL pudieran ser beneficiarios de fondos de otros programas operativos para su financiación tales como el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca, Fondo Social Europeo y Fondo Europeo de Desarrollo Regional que serían integrados en los contratos de ruralidad de cada uno de los países miembros.

En este momento, se están definiendo las diferentes normativas que han de regular los fondos europeos para el próximo período 2021-2027 y donde la Comisión Europea y los Estados miembros están pendientes de definir el marco financiero de los Fondos Estructurales y de Inversión europeos; en este contexto el futuro para Leader es un tanto incierto, donde el próximo período sería su sexta programación en un contexto de incertidumbres políticas y económicas (Brexit, la presencia de partidos antieuropeos, la despoblación rural ha entrado en la agenda política de Parlamento y la Comisión) donde se habla de desvincular el Feader de la estrategia de desarrollo local participativo y asociarlo a otros programas operativos incluyendo Leader dentro de los planes estratégicos de la PAC y donde en la actualidad nos encontramos con un escenario caracterizado por el retraso de la puesta en marcha de los procesos de selección de grupos y estrategias donde la Comisión Europea estaría dispuesta a dar mayor continuidad al actual programa incrementando el período de transición y con ello sincronizar calendarios, unificar procesos y procedimientos; por eso, no es de extrañar que el actual programa de desarrollo local participativo incluido en la medida 19 de los Programas de Desarrollo Rural presente una ejecución nacional que no supera el 40% de su cuadro financiero en parte porque Leader no se adapta a los mecanismos de control de Feader donde la Comisión Europea es reacia a desvincular las ayudas Leader de los programas de desarrollo rural.

El futuro de la metodología Leader debe estar ligado a la propia autonomía y capacidad de decisión de todos los interlocutores locales que trabajan en un mismo territorio y donde estas entidades de derecho público no deben de servir de “ventanilla paralela” a la propia administración que en ocasiones burocratiza y paraliza la gestión, disminuyendo la capacidad de dinamización de los grupos en un contexto donde la inclusión de Leader en el marco de la PAC le hace someterse a toda la estructura de la política agraria común convirtiendo a los GAL en meros órganos intermedios, en definitiva, ahora es necesario establecer y pactar un marco nacional común de aplicación Leader en todos los territorios que sea capaz de garantizar la propia autonomía de los grupos (funcionamiento, simplificación administrativa, delegación de funciones por las comunidades autónomas,etc.) y consolidar un presupuesto más que aceptable del programa operativo FEADER acompañado de una financiación nacional adicional y suficiente para garantizar un verdadero desarrollo territorial en las zonas rurales e incluso con la aplicación de fondos estructurales para conseguir sus fines, cosa que hasta ahora no ha sucedido, queda claro que se debe destinar un fondo específico para el enfoque territorial Leader con una normativa nacional propia e incluso desvinculada de los programas de desarrollo rural volviendo al planteamiento inicial para que Leader sea tratado como iniciativa comunitaria para hacer frente a una política territorial de carácter transversal e integral con la participación de entidades públicas y privadas implicadas en los territorios de actuación. Ahora hay que contar con el apoyo transformador y la experiencia de estas asociaciones de partenariado público-privado que tienen la gran responsabilidad y compromiso de dinamizar sus territorios a través de la innovación social mediante el trabajo en red y la cooperación, sin olvidar, el compromiso en la defensa de la propia autonomía de los grupos de acción local como entidades privadas y no entidades públicas aunque los ayuntamientos estén presentes en los diferentes órganos de decisión y que la legitimidad democrática reside en el conjunto de organizaciones que representan a la sociedad civil y donde algunos grupos de interés, dígase jóvenes y mujeres deben estar representados porque son parte de la base de la supervivencia del medio rural.

Al final el futuro Leader va a requerir de un compromiso dentro de la estrategia común de la PAC en el marco nacional donde las grandes líneas de actuación han de adaptarse al marco autonómico respetando la singularidad de cada uno de los territorios en el diseño de sus estrategias de diversificación, evitando las asimetrías de las inversiones y dando respuesta a nuevos retos tales como la despoblación y el envejecimiento.

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