Écfrasis

La écfrasis o ecfrasis​ (en plural: écfrasein), literalmente significa ​ explicar todo hasta el final. También la écfrasis es la representación verbal (y su desmenuzamiento troceado) de una representación visual.

Es, por tanto un tipo de intermedialidad analítica que puede ser real o ficticia.

Y, a menudo, su descripción –la descripción de las imágenes y sus contenidos velados y ocultos– está insertada en una narración.

Como ocurre, a juicio de Nora Catelli, en algunos fragmentos de la prosa de Juan Benet.

Como ocurre fundamentalmente con El ángel del señor abandona a Tobías.

Y la capacidad del escritor madrileño para desmenuzar la pintura del ciclo de Rembrandt sobre ese particular tema.

La écfrasis clásica puede corresponder además, en el plano del estilo, a la hipotiposis, como descripción animada.

Por ello, algunos hablan de los ojos de las palabras.

Umberto Eco considera, por otra parte, que “cuando un texto verbal describe una obra de arte visual, la tradición clásica habla de ello como écfrasis”.

Describir una foto, como viene haciendo Juan José Millas en El País Semanal en su sección La imagen, es un ejercicio continuado de écfrasis.

Interrogar a la imagen en los ángulos cultos y en los pliegues de sombra, para sacar otro partido.

Descubrir aquello que la foto oculta y calla.

O que el sentido omite.

Y pasa desapercibido.

Como este retrato, si no de grupo, si de medio grupo.

Que corresponde a un paréntesis del mes de julio en la Universidad de verano de Podemos, celebrada en El Escorial.

Podemos y sus universidades de verano, que han pasado de la sede de Cádiz a la muy real sede de El Escorial.

En un gesto que oculta el liberalismo de la ciudad que vio nacer la Constitución de 1812, a la sede próxima a los palacios de los Austrias y el centralismo fundamentalista de esa monarquía.

Y que refleja la perdida de atributos sureños y gaditanos por parte de la formación que lidera Pablo Iglesias, una vez desconectados de Podemos, los Anticapitalista de Teresa Rodríguez y Kichi González.

Pero no es eso lo que importa, aun siendo importante, y que la foto no comenta ni proyecta.

La visibilidad del encuentro entre José Luís Rodríguez Zapatero, ex presidente de gobierno y el actual vicepresidente 2º de gobierno, Pablo Iglesias, es igualmente llamativa.

Si esa foto hubiera sido una captura de un encuentro de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, habría pasado desapercibida.

Al considerarla como un respiro y un paréntesis en una reunión del Consejo de Gobierno de todos los martes.

Algo absolutamente normal.

Pero con la impostación del pasado que proyecta la presencia de Rodríguez Zapatero, todo cambia y se altera.

Con ello, con esa dupla, se ha querido reforzar la línea previa de la actual coalición de gobierno que, según algunos, contó con el carácter precursor y premonitorio de algunos gestos y medidas de gobierno del mismo Rodríguez Zapatero.

Por más que Rodríguez Zapatero no hubiera tenido un gobierno parecido al capitaneado actualmente por Pedro Sánchez, sed le vincula con esa línea de afinades.

Ni tormenta sinuosa tuvo Rodríguez Zapatero en el propio partido, con dimisiones y regresos salvadores, como personifica Sánchez.

El carácter de Rodríguez Zapatero como intermediador en Venezuela, le fija una gran proximidad, por otra parte, con las simpatías de Podemos hacia el régimen bolivariano de Maduro.

De igual manera que, frente a los críticos y templados de la actual coalición de gobierno PSOE/Podemos, Rodríguez Zapatero ha hablado más a favor de ello.

Pero de todo esto, que es evidente y que sobra repetirlo, no trataría la écfrasis que pretendo.

Y es que la imagen fotográfica que nos remite el gabinete de comunicación de Podemos, del encuentro es sospechosa de cierta rareza.

Al menos de estilismo.

En la media en que el mobiliario que acompaña el gesto de estos prohombres en su encuentro, no se corresponden con lo que dicen representar.

Dos butaquitas bajas, de esas llamadas en otro tiempo descalzadoras, tapizadas con un raro color malva, componen un gesto desajustado.

El mismo desajuste que verifica la consola, tan antigua y desfasada como las dos butacas donde se asienta los protagonistas.

Incluso el contenido de la consola –dos copas de agua con servilletas plegadas como posavasos, una planta desnutrida por más rojo que sea el tiesto y las gafas de sol del protagonista cercano, Rodríguez Zapatero– componen un encuentro tan confuso como atrabiliario.

Por no hablar de la pieza enmarcada sobre la pared de un dibujo de cuatro vistas urbanas, que dan cuenta de un recinto más apropiado para un recibidor de pequeña burguesía, que del ámbito espacial de dos referentes políticos del llamado Progresismo .

Por sus ambientes los conoceréis.

José Rivero
Divagario

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8 COMENTARIOS

    • Hay para todos los gustos Ch. y te olvidas muchas, no solo las dos imágenes citadas.No te des por aludido por el tándem fotográfico.
      El interés de la ecfrasis es desvelar desajustes entre contenido y continente, no desmontar ideologías y proyectos políticos que requieren otros empeños y esfuerzos diferentes.
      Es el mismo procedimiento desplegado para desvelar la pretenciosidad de la casa de Galapagar de PIT o la anomia de la casa que, el entonces lejano Principe Felipe, se adjudicó en el entorno de Zarzuela. Y que mereció sentidos reproches del critico de Arquitectura de El País. No hablo, aunque se podría de la famosa foto de la tortilla, por no herir sensibilidades de Ida y vuelta.

      • Bueno, nunca considero lo que se dice en redes sociales de manera personal, porque en el fondo esas personas tampoco se dirigen a mí, sino a la idea que tienen de mí. Una especie de écfrasis inversa…..

  1. Sr. Rivero con usted estamos aprendiendo vocabulario, ecfrasis, oxímoron etc etc. Su minuciosidad en el detalle se deberá a su profesión, bonita y complicada donde las haya. Por más que me he dejado llevar por sus observaciones sobre la fotografía, mi interpretación de lo que veo no lo puedo decir. La verdad que no encuentro la palabra que define algo que quieres decir pero no puedes. Será una palabra rara de estas. Buscaré

    • La otra opción, cuando no hay palabra que exprese una idea o un hecho, es innovar, inventando la nueva expresión. Parte de la innovación del lenguaje procede de ese campo de los neologismos. Exprese lo que intuye en el famoso retrato y trataremos de ayudar al nacimiento del verbo.

  2. Yo veo a dos individuos que además de compartir lo que ha citado, comparten semejantes temores: las de estar citados por la fiscalía de Bolivia por colaboración con el narcotráfico y la de ser objeto de caza mayor por parte de la D.E.A. estadounidense.

    Hay más complicidades como las de gozar de espléndidas residencias tras los servicios prestados por ambos en Venezuela. Pero hay más, Zapatero fue quien engendró a Podemos. Entre ellos hay una complicidad biológica.

    Ambos representan la desesperación de la izquierda española por reinventar el pijerío revolucionario que de forma tan decadente representa.

    De usted se aprende mucho cuando se expresa sin tibieza. Su crítica es sofisticada quizás demasiado, pero muy aguda.

  3. El plural de ἔκφρασιϛ, ya que es un femenino de la tercera declinación y tema e iota, es ἔκφρασεις (ekfraseis); ekphrasein es el infinitivo del verbo.

    En la lengua castellana clásica, los helenismos en -sis recortaban la ese final para poder formar el plural: Gracián escribía «crisi» en singular; Quevedo llamaba a su enamorada «Lisi», etcétera. Pero en el castellano de ahora los helenismos en -is permanecen invariables en singular o plural: la crisis, las crisis.

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