Me voy al siglo XIX

Manuel Valero.– Me aturde tanta información: alertas en el móvil- yo no tengo pero siempre hay alguien al lado que tiene el teléfono conectado al alocado pulso del mundo- tanta televisión a todas horas, con una dieta insana de grasa estulta, la navegación por la maraña de la red, muchachos de apenas quince años con la cabeza sumisa mirando la pantallita de marras, la verborrea global de todos hablando de todo (me incluyo), la degradación de las ideas y las causas…

Tienes que escarbar mucho o ir desbrozando la selva para encontrar algo interesante. Por más que te recluyas en casa escribiendo o leyendo algo no te puedes hurtar a la tentación de darle al enter para ver qué pasa. Y en un segundo uno ya está agotado. Lo digo ya. No me gustan estos tiempos y por más que trato de convencerme de que ha habido momentos en la Historia que fueron convulsos y avejentaron lo anterior, que la ciencia hizo la vida más fácil a la gente (no más feliz) que el pensamiento humano logró zafarse de espantajos de toda laya, por más que lo intento, no cuela. No me convenzo, no asiento. 

Todo se repite: gratos avances científicos conviven con otros maléficos y los roles humanos perviven con la misma intensidad que anteayer. Con el agravante de estar hoy todos amontonados en un planeta que se ha quedado pequeño, que no hay distancias ni físicas, ni psicológicas, que todo es como un presente continuo desordenado, vocinglero, apabullante.

…Como a nuestro parecer

Cualquiera tiempo pasado fue mejor…

Pues no lo sé pero a mi últimamente me parece que don Jorge Manrique llevaba más razón que un santo por más que los psicólogos se empeñen en hacernos ver que del pasado solo hay que extraer la experiencia y luego mandarlo a la mierda. Claro, ellos hablan del pasado personal de cada uno, yo me refiero al pasado de la Historia, y al compararlo con el presente…me vengo abajo, qué quieren que les diga.

A mi me gustaría viajar al siglo XIX y vivir en ese lugar del tiempo una temporada. A escribir a la luz de unas velas, a lavarte en una palangana, a oler caca de caballo por todas partes, pero vivir sin prisas, sin agobios, esperando el tiempo emocionante de respuesta a una carta escrita; a pensar en otra ciudad como si la Tierra no tuviera confines, a respirar el aire puro, a escuchar un concierto de piano. Qué fácil resulta exponerlo así como si uno eligiera una clase desahogada. Pues qué quieren que les diga, sí. Pero no es eso lo que trato de explicarles, lo que quiero decirles es que en este presente absurdo de mundo enmascarado parece como si todo sucediera a la vez, deprisa, deprisa, sobreabundante, los conflictos se televisan al momento, las guerras, el fluir continuo de la barahúnda humana en las ciudades, los debates gallináceos de los asuntos de los que tan solo deberían hablar los expertos.

Las nuevas tecnologías nos han convertido en borregos. Es cierto que, como todo, tiene su carácter positivo. Así como la imprenta sirvió para globalizar un poco la cultura y el saber, también sirvió para publicar inmundicia. La inmundicia estaba sobre perseguida por la moralidad imperante, vale, pero hoy es jaleada como un mero entretenimiento. Falta espacio, calma, sensación de la ausencia de los otros, sobra vértigo y falta sosiego porque esta vez, la Humanidad está inmersa en un momento crucial. Tantos siglos de evolución para tener los silos nucleares preñados de pepinos o los laboratorios ahítos de bichos criminales. Nada que ver con las guerras napoleónicas, que se libraban en un campo de batalla del tamaño de un estadio fútbol, o dos, o tres.

No me consuela el hecho de que si yo escribo un libro y no puedo presentarlo socialmente por el hijoputavirus, lo puedo hacer por la redes, por internet, por correo electrónico, que está muy bien. Es que vamos apretados, muy apretados, ceñidos a una pantallita de móvil o un buen plasma casero desde donde se incrementa la sensación de agobio y de aceleración.

No obstante voy a tratar de argumentar de nuevo a favor de unos tiempos que dan tipos como Trump, el presidente de la primera o segunda nación más poderosa del mundo, que hace una campaña como si fuera un circo, bromea con la pandemia y la mascarilla y ahora está tomado por tan insignificante criatura. Me voy a decir que la sanidad y la educación (¿) han avanzado una barbaridad, que ya no se quema a la gente por hereje, que los libros en cualquier soporte se pueden descargar al instante desde cualquier parte… que la democracia está hoy más extendida que nunca…Y las cosas que se les ocurran. Pero, si pudiera unirme a un vuelo de palomas y remontando lomas dejar este siglo y este 2020  atrás (Serrat), me iría a la segunda mitad del siglo XIX con todas sus sombras y todas sus luces, pero tranquilo al comprobar que el día duraría 24 horas ( o más) y no un segundo y que las cartas tardaban una eternidad en llegar a destino, y que una guerra mundial o la destrucción global eran inconcebibles. ¡Qué buena música se componía en el XIX, qué libros se escribían, que cuadros se pintaban…! También en el XX, pero, ay, ya empezó a torcerse la cosa con la primera guerrita general.

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15 COMENTARIOS

  1. SUPERIOR, YO TAMBIÉN ME IRÍA, CUALQUIER DÍA ME PONGO CON UNA LAVADORA VIEJA A CONSTRUIR UNA MÁQUINA DEL TIEMPO. Y SÍ, CORREN TIEMPOS DESQUICIADOS, DE PRISAS, DE INHUMANIDAD, DE FALTA DE COMPROMISO, DE NO ESCUCHAR, FALTO DE TERTULIAS, NO AGUANTAR AL PRÓJIMO….., UN ASCO OIGA, UN ASCO.

  2. Si usted me permite, le pondré un contrapunto: En el siglo XIX, seguramente ni usted ni yo habríamos alcanzado la edad que tenemos. Moriríamos de viruela, de sarampión, de cólera o en cualquiera de las revoluciones políticas del mismo siglo. La independencia colonial, la censura de prensa, la obligatoriedad de las religiones…
    Agua corriente, poca y de ricos. No digamos ya el estado de las residuales.
    Analfabetismo generalizado.

    Yo, Don Manuel, me quedo con este siglo. La estulticia siempre ha existido y existirá. Es una constante en el ser humano, pero paso atrás, ni para tomar impulso

  3. Me ha gustado el artículo. Esto es un disparate. Ha faltado que salen personajes como Trump, vale, pero falta el ruso, el venezolano, el cubano, el chino, el iraní además de otros muchos

  4. Y es que, como empieza a no gustarnos el presente y a asustarnos el futuro, echamos la vista atrás, que es bueno a veces, como decía Karina, «buscando en el baúl de los recuerdos»…..

  5. «Cualquiera tiempo pasado / fue mejor» es una cita que hace Manrique del Eclesiastés, uno de los libros filosóficos del Viejo Testamento.

    Sin embargo, hay quien piensa (y es harto verosímil) que las Coplas fueron escritas en realidad por su tío Gómez Manrique, que era mejor poeta, más moral y de carácter mucho más recto que su sobrino; un hombre de los que ya no hacen. En ningún lugar se lo llama padre, salvo en el título, que pudo poner cualquiera y erróneamente; incluso se podría entender de él que las hizo Gómez para dirigirlas a Jorge con motivo de la muerte de «su padre», con quien tanto trato tenía. Podrían llamarse con los mismos motivos «Coplas a la muerte de mi hermano».

  6. Supongo que varios lectores escucharon el sábado a Juanjo Millás y su definición de la redes sociales frente a las neuronas. Si no lo hicisteis, merece la pena.

    Las redes son, como uno de sus varios significados indican, una trampa que cada vez se cierra más. Mientras que las neuronas son abiertas y van buscando diferentes caminos para buscar soluciones (es decir, que los humanos podamos llegar a acuerdos en cosas en las que estamos absolutamente en desacuerdo si las hacemos funcionar…ejem…), las redes (sociales), manipuladas por radicales de todo tipo, van acotando el sentido de las cosas hasta convertirlas en trampas, donde caes a la primera que cambio.

    Es decir, las neuronas de un cerebro buscan un arreglo en cada conflicto. Sin embargo, si publicas algo en las redes sociales, son tales las orejeras de burro que se han encargado de poner entre unos y otros, que al instante te saldrán los trolls con el arma a volarte la cabeza.

    Os recomiendo el Post. Buscadlo.

    Yo no quiero volver al XIX, lo que quiero es que en el XXI en las redes sociales no manden los que no tienen neuronas en el cerebro. Si vivimos en democracia, todo debe ser discutible. TO-DO. Y, cuando se demuestre que la posición de alguien es absolutamente demencial, como es el caso de pinchar lejía en las venas para curar el virus, las propias redes sociales se encarguen de hundir en la miseria a quien dice eso, no a defenderle insultando y mancillando a todo aquel que diga que Trump es un anormal profundo. Lo mismo me vale para V.O.X.

  7. Bastese que creti recomiende algo para ver para no verlo ya que será un bazofia. Trump vale más que todos los mediocres del gobierno y eso que no me agrada

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