Máximas XXVI de Juan de Portoplano

Jesús Millán Muñoz.– Juan el de Portoplano cansado y agobiando y angustiado y entristecido por la edad, o por tanto buscar, y todo haber sido silencios. Todo su trabajo, apenas se valoraba en la sociedad y en el mundo, se preguntaba, si había errado su camino. 

– Solo en el papel puedes expresar algunas ideas y pensamientos, porque en los diálogos con los demás, no lo puedes hacer. Es más, no todo lo que sientes o piensas o conceptualizas tampoco te atreves a plasmarlo en el papel… 

– Soy un creador cultural, que nunca seleccionan mi trabajo en los concursos, de un tipo o de otro… 

– Usted se ríe del otro, porque tiene siete dedos en cada mano, pero le gustarán a usted que se rían de su biznieto que va a tener tres orejas… 

– La tolerancia es tolerancia social o jurídica o moral, pero no quiere decir, que se esté de acuerdo con todos los conceptos o prácticas de una sociedad. La libertad de pensamiento es por un lado, aceptar la tolerancia en la práctica, pero por otro lado, analizar y criticar determinadas costumbres. Por ejemplo, tolero que las personas, parte beban demasiado los viernes por la noche, pero no estoy de acuerdo con ello, y por tanto, lo puedo criticar. 

– Todo el mundo busca poder, algunos el poder, pero no sé que es el poder… 

– Cuántos pensamientos se pierden dentro de si mismo, cuántos fuera de si mismos. 

– Tener piedad y misericordia de los demás, con verdad y bondad, te permite tener misericordia y piedad de ti mismo, pero con verdad y bondad… 

– No eres más tolerante porque pienses que toleras todo… La tolerancia termina en el límite de la verdad con el error, pero aquí empieza el problema qué es verdad en cada cuestión. 

– Sé que yo como sujeto estoy en el final de mi trayectoria, lo que no sé, es cuánto quedará todavía, en tiempo y en espacio, en circunstancias y en situación… 

– Es una incógnita que moriré con ella, percibir y ver, como las personas, algunas de menor buena voluntad, son más estimadas que las personas de mayor buena voluntad. 

– Quisiste ser un pensador-escritor, y lo has sido, aunque hayas fracasado, o nadie le interese, ni lo que has pensado, ni lo que has escrito. Tampoco tienen porqué interesarse por lo que tú o yo hemos escrito o hemos pensado… 

– Tengo solo mil y pico gramos de cerebro, no puedo pretender entender todo lo que existe en el universo. 

– Un día los problemas humanos se abordarán con ecuaciones matemáticas… 

– Si deseas dirigir a los humanos, aunque sea con las ideas, tendrás un lugar en el mundo de la cultura, pero si no deseas manipular a nadie, ni llevarlos hacia ningún lugar, entonces tus ideas y conceptos nadie los escuchará, porque has rechazado el poder cultural de la palabra, el poder de dirigir de la palabra, solo deseas entender la realidad… 

– Estoy cansado, estoy tan cansado… 

– He escrito un libro, con cincuenta mil páginas escritas, además de ochenta mil dibujos y pinturas que andan por el mundo. Pero apenas a nadie le interesa lo que he hecho… 

-. No sé más que usted en todos los campos, pero si en algunos, igual que usted sabe más que yo en algunas actividades o temas… Por eso, no soy superior a usted, ni inferior a usted, ni usted tampoco… 

– Saber quién sabe más que tú de algo, eso es sabiduría y prudencia. Pero, no por eso, creerás sin limitación lo que te indica alguien, sino que consultarás con otros, que también son especialistas en ello. 

– Siempre te espera alguna dolencia y alguna enfermedad, la mayoría se van superando, algunas ya van quedando de forma permanente, alguna será la puntilla final. 

– Usted dice no creer en Dios, pero usted todavía no me ha explicado el porqué de los setenta milagros oficiales aprobados en Lourdes… 

– Soy un rumiador de ideas y conceptos y datos, igual que las vacas, pero en vez de rumiar hierba, hago lo mismo con pensamientos… 

– El drama del mundo de hoy, es no distinguir entre la bondad moral y la no-bondad moral. 

– Encontrar un sistema que todos los seres humanos puedan vivir con dignidad y en dignidad humana suficiente. Este es el sueño de la historia humana. 

El de Portoplano miraba y remiraba el presente desde el futuro imaginario. Y pensaba, que sin una religión mínima, racional y moral, el ser humano iba a sufrir mucho, iba a hacer sufrir mucho. 

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