Argamasilla de Calatrava: Tres locales para satisfacer el paladar en la calle Nomenclátor

Nomenclátor: dícese en la Wikipedia del “catálogo de nombres geográficos, el cual, en conjunto con un mapa, constituye una importante referencia sobre lugares y sus nombres”. En Argamasilla de Calatrava la calle que reza así su denominación emplaza de hecho, en apenas media manzana, una oferta comercial con sabrosos tintes literarios.

Burguer-Pub El Patio de Don Quijote

Poco se podría añadir del principal personaje de la literatura española, aquel idealista hidalgo de los de lanza en astillero, caballero cervantino que en uno de los más que posibles paisajes ambientados en tan universal novela, bien pudiera haber dado buena cuenta de viandas y bebida como las que ofrece el número 8 de esta vía rabanera.

Fue precisamente a colación del IV Centenario que el hoy Burguer-Pub El Patio de Don Quijote empezó a imprimir ahí sus primeras letras, una suerte de venta en el camino en la que el pequeño recibidor al aire libre da pie a un local muy acogedor y con una variada carta, que José Luis Aguilar dirige a modo de negocio familiar.

Los referentes quijotescos no faltan para dar la bienvenida a los amantes de una cocina variada y apta a todos los gustos y paladares, entre tapas, raciones, bocadillos, pizzas o hamburguesas, ambrosías que maridan con una amplia oferta de licores, cervezas o copas, además de diversas modalidades del irrenunciable café.

“¿La especialidad? El buen ambiente es lo mejor”, responde José Luis, añadiendo el aliciente que este quijotesco patio tiene en el visionado de partidos de fútbol por televisión, en gran formato, una de las mejores excusas para concitar a clientela de todas las edades, joven, madura, de edades más avanzadas…

Destaca en demasía el carácter familiar de este establecimiento al que dedican su tiempo y sus empeños el matrimonio, que actualmente atiende un aforo limitado interior de entre 40 y 50 plazas, conforme a los protocolos establecidos, aunque con la ventaja de la terracita patio en la antesala al local interior.

Se trata de un pequeño pero suficiente espacio apto para fumadores y que, cuando llega el buen tiempo, se amplía a su frente, en plena calle Nomenclátor, para ofrecer un mayor número de servicios y disfrutar de las veladas en las terrazas que el buen tiempo y las temperaturas moderadas traen consigo.

Por cierto, es recomendable no irse de este pub y burguer sin hacerle los honores a los personajes del que toma nombre. Su barra queda presidida por dos figuritas de Don Quijote de La Mancha y su fiel escudero Sancho Panza, además de la obra cumbre cervantina de la que emanan, dando así todo el sabor a un establecimiento que recoge ciertas reminiscencias de mesones de la época novelada por el ‘Manco de Lepanto’.

Doña Pipa

A caballo, a lomos de Rocinante, entre dos establecimientos que comparten cercanía se encuentra una tienda con un nombre que, solo citarlo, genera buen rollo, incluso desde que abriera por primera vez sus puertas en la acera de enfrente, localizándose posteriormente en el número 4 de la calle Nomenclátor y atendiendo en el 926 477 071.

Hace diez años y medio recalaba en la población rabanera el piedrabuenero Javier “por circunstancias que mi hicieron pasar por aquí y al final me gustó y me quedé”, en una Argamasilla de Calatrava donde abrió para ilusión de los más pequeños lo que en un inicio concibió como selecta tienda de chuches, dulce esencia que la sigue impregnando.

“Al principio fueron las chucherías nada más, pero el negocio fue evolucionando. Fue raro porque fue ante la demanda de la gente que te preguntaba ‘¿Y no tienes esto?’, ‘Y no tienes lo otro?”, explica Javier García, para quien este interés fue configurando Doña Pipa en una especia de pequeña tienda de barrio en la que no faltan ni bocadillos.

“Sí es verdad que para algo que falte un domingo, un kilo de azúcar, un paquete de salchichón, algo para salir del paso, aquí se puede encontrar”, además pan diario, frutos secos o productos de pastelería y, en cierta manera, productos que se equiparan a los que existen en las tiendas de barrio. “Un poquito de todo”, dice Javier.

Para este servicio tan cercano el gerente cuenta con dos empleadas, María y Blanca, además de un joven aprendiz para los fines de semana. Todo un elenco que satisfacer también pedidos tan habituales en aquellas fiestas de cumpleaños infantiles, como son las típicas bolsas de regalo para los asistentes.

Su horario de apertura habitual ha sido siempre de 10 de la mañana a 11 de la noche, algo que las circunstancias de la pandemia apenas han virado y, por tanto, tampoco se han dejado notar especialmente. “Eso no nos ha cambiado nada, porque nosotros siempre hemos cerrado a esa hora. Cambia un poquito el fin de semana de viernes y sábado que cerrábamos a la una y ahora a las 12 y a veces antes”.

Javier es consciente de que Doña Pipa levanta especialmente pasiones entre la clientela más menuda, a la que en estos tiempos debe aleccionar de la necesidad de que, en su inocencia e impaciencia por satisfacer sus caprichos de exquisiteces, se debe mantener la disciplina que marca la actual normalidad.

Pub Cervantes

Y sin bajarse de esa acera, aunque con entrada oficial en la encrucijada ya con la calle Cervantes, donde de hecho tiene su domicilio oficial, en el número 7, de la cual toma su nombre, se accede a otro de esos locales con la solera que impregna su gerente, José Manuel Viñas, de igual afable trato como el caracteriza a la hostelería rabanera.

El Pub Cervantes ofrece en plena arteria rabanera un rincón de agradable alto en el camino y espacio para dejarse reposar en la conversación, mientras se da cuenta de algún cóctel de frutas y demás bebidas, de tostas y tapillas porque hay cocina, café, copas, también las de helado, etcétera.

Es lo que, de alguna manera, diferencia a este local. “La seña de identidad que tenemos una gama de cartas impresionante bebida, comida, café, cócteles”, señala José Manuel, al otro lado de la barra de este lugar que resulta tranquilo y que, en la actual coyuntura, como el resto de locales, no descuida las condiciones sanitarias.

Hace 30 años abría esta particular venta cervantina de la hostelería rabanera, en un lugar que todos los del lugar recuerdan. “En todos estos años he visto casi de todo”, dice José, salvo el entuerto de una pandemia que, pese “al palo muy grande” que supone, “seguimos aquí, al servicio de nuestro pueblo y dando lo mejor nuestro que podemos”.

Su declaración de intenciones es inequívoca. “A los clientes se les recibe y trata no como a clientes, sino como familia, una pequeña familia; por eso creo que se distingue un poco el Pub Cervantes de otros sitios, aunque en los demás -matiza con empatía y humildad- también lo hacen lo mejor posible”.

Y como en otros sitios, varias generaciones de rabaneros han crecido al calor del Pub Cervantes. “Hay momentos donde miro a los clientes y digo, tengo una mesa con unas mujeres con 90 años y tengo otra mesa con 30 y tengo otra mesa con 18… Una mezcla de edades en las que todos están a su rollo, con educación y respeto”.

José Manuel, al que se puede pedir reserva en el 665 065 826, insiste en que “lo importante es que el 2021 sigamos viéndonos” y espera que el pueblo siga apoyando el consumo en la localidad, deseando también “feliz Navidad y próspero año 2021, primero para mi pueblo y después para España entera”.

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