La Venta de Borondo: una carrera de fondo para lograr la conservación de un patrimonio cultural único en La Mancha

Carlos Sanz.- Las ventas o posadas constituyen en nuestra provincia un testimonio genuino tanto por haber sido albergues para los caminantes que desde siglos se desplazaban desde Castilla a Andalucía o al Levante, como por ser muestras de una arquitectura popular singular en territorio manchego.

Encalando la Venta de Borondo. Foto: Asociación Cultural Venta de Borondo 

En esta sección ya hemos destacado la importancia que tuvieron las ventas asociadas al Valle de Alcudia, el vínculo de las mismas con actividades como la trashumancia. Pero si hay que mencionar una venta de llanura, con solera e impronta cervantina, mencionada en las Relaciones Topográficas de Felipe II, que está declarada Bien de Interés Cultural pero figura en la Lista Roja de Patrimonio debido a su riesgo de destrucción, esa es la Venta de Borondo.

Ubicada en el término municipal de Daimiel, se levantó en el camino que unía Almagro con el Levante y representa un modelo de arquitectura surgida en el siglo XVI para atender las necesidades de los viajeros que transitaban por caminos históricos. Durante siglos, nuestra provincia fue tierra de paso y la construcción de ventas en enclaves vinculados a los caminos históricos está considerado un factor clave para explicar la ordenación del territorio. Sobre la Venta de Borondo se viene realizando en los últimos años una destacable labor divulgativa y de análisis histórico para poner de relieve la enorme relevancia que posee, así como la necesidad de acometer urgentes actuaciones de rehabilitación y conservación para que este elemento patrimonial no desaparezca. Por parte de historiadores y arqueólogos se han publicado varios estudios y trabajos tanto para resaltar la importancia histórica de esta venta como de su innegable atractivo como recurso turístico y cultural para Daimiel.

Patio interior de la venta. Foto: Asociación Cultural Venta de Borondo

Y al objeto de reforzar esta labor de divulgación y preservación, se fundó en 2016 la Asociación Cultural Venta de Borondo y Patrimonio manchego cuyos fines son la defensa, divulgación y puesta en valor del patrimonio histórico. David Cejudo preside actualmente un colectivo, integrado por 64 socios, que desde sus inicios ha emprendido campañas e iniciativas para que la Venta de Borondo no se deteriore más de lo que ya está. A modo de retrospectiva, en octubre de 2016 se animó al ayuntamiento de Daimiel a presentar la candidatura del inmueble al concurso de arquitectura Richard H. Driehaus, quedando entre los 50 emplazamientos seleccionados para su posible restauración en la primera fase; sin embargo, no se consiguió pasar a la segunda fase.

En 2017 la asociación decide elaborar un proyecto de restauración de urgencia y participar en el concurso “Semilla Soliss”, gracias al cual se obtuvieron los primeros 6.000 €. En julio 2017 se invirtió parte del dinero a tareas de limpieza y encalado, que sumado al vallado perimetral y la limpieza exterior realizada por el ayuntamiento de Daimiel, se consiguió devolver la belleza al monumento y demostrar su potencialidad como recurso turístico y cultural.

Otra panorámica de la venta de Borondo. Foto: Asociación Cultural Venta de Borondo

Gracias a este colectivo, la puesta en valor de este monumento ha sido decisiva para contar con una figura de protección (BIC) y sobre todo para elaborar un sesudo diagnóstico de las patologías y afecciones constructivas que amenazan a la venta. Un exhaustivo análisis sobre los rasgos constructivos y funcionales del inmueble para que toda actuación de restauración o conservación salvaguarde la configuración original. Pese a que la pandemia está siendo un hándicap para el desarrollo de actividades presenciales, Cejudo señala que las mismas no se han detenido y se ha potenciado el formato virtual. Así, se ha creado un canal de podcast en el que han elaborado ocho capítulos monográficos que han versado sobre el patrimonio cultural manchego y el asociacionismo en defensa del mismo, se está trabajando en un formato de visitas online para que el usuario pueda conocer los entresijos de la venta y también se cuenta con un modelo digitalizado en 3D del inmueble donde se puede conocer las diversas dependencias y espacios.

Aspecto de la cubierta. Foto: Asociación Cultural Venta de Borondo

Pero el gran objetivo que se marca la asociación es lograr el traspaso de la venta, que el ayuntamiento de Daimiel y los actuales propietarios firmen un convenio de cesión y así el monumento sea de titularidad municipal. Según Cejudo, cuando se culmine el traspaso se podrán continua las labores de restauración (la reforma de las cubiertas del edificio principal es lo que más urge) mediante un proyecto que el colectivo presentó en su día y que también contempla habilitar espacios complementarios para crear una especie de museo sobre las ventas manchegas, un observatorio astronómico, un posible uso hostelero, aulas polivalentes y que el patio sea un espacio que pueda acoger jornadas, conferencias e incluso representaciones escénicas.

Una de las visitas guiadas que se realizaron a la venta. Foto: Asociación Cultural Venta de Borondo

Además, la labor incansable del colectivo cristalizó con la aprobación de una propuesta en los presupuestos participativos de Daimiel. A lo largo de este año, se deberá ejecutar un proyecto que contempla la restauración del antiguo puente sobre el río Azuer y comenzar una labor de documentación y catalogación de los diversos bombos repartidos por el territorio daimieleño.

Un poco de historia

Se han encontrado en el entorno de la venta vestigios arqueológicos de época romana. Junto a su vínculo con las diversas rutas que vertebran la meseta norte con Andalucia y Levante, también tuvo cierta relación con los movimientos de ganados trashumantes. Se cree que la Cañada Soriana Oriental pudo propiciar la aparición de la venta a fin de dar hospedaje a los pastores trashumantes.

Trabajos de restauración en la venta. Foto: Asociación Cultural Venta de Borondo

Esta construcción está fechada en el siglo XVI, cuando existió un auge de ventas y posadas orientadas a cubrir las necesidades de personas que recorrían los caminos que unían Castilla con Andalucía. A ello se suma la importancia de Almagro como capital de la Orden de Calatrava y su comunicación con Toledo, con Andalucía (mediante el Valle de Alcudia) y con el este (Alicante o Murcia). Así, la venta queda ubicada en un camino de tránsito destacado del que se hicieron eco fuentes documentales como el Repertorio de caminos de Juan Villuga y las Relaciones topográficas de Felipe II. Concretamente, al hablar de Daimiel en su contestación 25 ya se nombra el término Borondo citándose: «En la casa el Borondo dos casas, la una de Alonso Sánchez Galán y la otra de la mujer de Alonso García Fanega».

Más adelante, con la apertura del paso de Despeñaperros para comunicar la meseta con Andalucía, se potencia el tránsito por el Camino Real a través de este paso natural. Si bien, la comunicación entre Almagro con el sur y el Levante continúa por lo que la venta de Borondo mantiene su actividad. Otro dato importante es la aparición del inmueble en varios mapas de La Mancha y el Campo de Calatrava realizados por el cartógrafo Tomás López en el siglo XVIII. En los mismos, sitúa y nombra la venta de Borondo.

Borondo es una venta de llanura. Foto: Asociación Cultural Venta de Borondo

Se especula con el hecho de que Miguel de Cervantes pudo conocer la venta y que quizás se inspiró en su tipología para situar varios pasajes literarios del Quijote. El edificio principal de la venta tiene planta rectangular, dos alturas, patio interior y torreón en la esquina. Se accede a él mediante pórtico de sillería decorado con basas, medias columnas adosadas al paramento, capitel, friso y escudo de armas en el centro del dintel. Desde el patio central, se accede a las estancias interiores (cocina, cuadra y cuartos) y a planta superior donde estaban los cuartos de hospedaje. Según los estudios realizados, el torreón pudo tener la función de mirador, incluso con carácter defensivo, durante un período de gran importancia de la venta para aumentar su visibilidad desde la lejanía. Hay que destacar la pila en piedra labrada en el patio interior, así como el brocal del pozo también en piedra labrada. Hay elementos considerados ajenos a la construcción original como ménsulas situadas en la portada principal. Según los estudios, se cree que fueron elementos platerescos trasladados de alguna ermita cercana. También, edificaciones anexas formadas por cuadras, corrales y cocinas distribuidas desde dos corrales de grandes dimensiones y con acceso a través de dos grandes portadas.

Atardecer en la venta. Foto: Asociación Cultural Venta de Borondo

Respecto a los materiales de construcción se emplean los propios de la tradición popular del entorno. Para los muros se usó el muro de tapial calicostrado con incorporación de ladrillo horizontal. En el caso de la torre-mirador hay varios tipos de material: ladrillo, mampostería o adobe. La cubierta se forma con cerchas de madera de par y tirante, la rejería y carpintería son muy sencillas, aunque destacan algunos herrajes o motivos florales en los remaches de las rejas. El típico encalado manchego cubre todos los muros y solo en capas ocultas aparecen pistas de un zócalo de color almagre.

Nota importante.- Debido al actual escenario de restricciones sanitarias en toda la provincia, que impide la movilidad más allá del término municipal, los itinerarios y rutas propuestas en esta sección no se pueden llevar a cabo hasta que mejore la situación sanitaria provincial. 


Carlos Sanz.– Durante más de 12 años me he dedicado al oficio de contar las cosas. En la universidad me convertí en historiador del arte, me metí en el proceloso mundo del turismo formándome como informador turístico y trabajando como técnico. De todo ese batiburrillo sale una devoción, la de comunicar, una pasión por el patrimonio, lo cultural y el arte. De eso va esto.

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